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CARCASS + RATA BLANCA + MASACRE en el Suena Caracas 2014. ¿A caballo regalado…? Así fue la fecha metalera

Suena Caracas Metal Publico
El público metalero dijo “presente” en el Festival SUENA CARACAS

Mucho tiempo ha pasado desde la última vez que una banda de metal extremo visitó nuestro país, la situación económica ha venido afectando el movimiento musical metalero desde el punto de vista empresarial, y cada vez es más difícil vivir del rock, por lo que las empresas que alguna vez se dedicaron a traer bandas de metal al país cerraron sus puertas, hicieron una pausa o se dedicaron a producir otro tipo de eventos. Con este panorama, el único ente con posibilidad de traer artistas internacionales que no son “comerciales” es el gobierno nacional, quién sin embargo siempre había dejado el metal bajo la responsabilidad de Paul Gillman y sus festivales gratuitos, pero en Noviembre de este 2014 eso cambió.

Críticas, emoción, sorpresa y polémica vinieron junto con el anuncio de que CARCASS visitaría Venezuela en el marco del Festival Latinoamericano de Música SUENA CARACAS, una noticia inesperada dada la situación económica del país y tomando como referencia que los últimos gillmanfest han tenido invitados de menor nivel al que alguna vez tuvieron (por motivos económicos). Más sorpresivo aún era saber que en éste evento no estaba involucrado Paul Gillman como organizador ni como artista (más adelante les contamos por qué).

Lo cierto es que por tan sólo 50 Bs (poco menos de un dólar estadounidense a tasa Sicad II), los metaleros venezolanos podrían ver en el escenario más emblematico del país (El Poliedro), a estos íconos del death metal inglés junto a RATA BLANCA de Argentina y MASACRE de Colombia, además de tres excelentes agrupaciones venezolanas como lo son KRUEGER, GUERRA SANTA y TW.

Para una comunidad metalera acostumbrada a ver como sus bandas favoritas se presentan en todos los países que los rodean y no en el suyo, ver a una banda tan insigne como CARCASS – qué de paso había estado separada por largo tiempo y se juntaron recientemente para grabar su primer disco en 17 años – éste era un día especial, un sueño hecho posible gracias a la producción de Conciertos Metal, a los metaleros involucrados dentro del gobierno de Caracas y sobretodo a Fundarte, el brazo cultural de la alcaldía.

Para cuando llegó el día tan esperado, ya se habían llevado a cabo numerosos eventos del festival en otras plazas, con artistas de otros géneros, en los cuales la asistencia había sido masiva y el comportamiento en general bastante bueno, sin embargo una de las constantes en el festival había sido la impuntualidad y el Poliedro no se salvó de ello. Las puertas se abrieron a las 6:00 pm y la primera banda estaba pautada para tocar a las 5:00 pm, por ahí ya tenemos una idea del retraso en el evento, y apenas inició la entrada comenzaron los ya predecibles inconvenientes de rigor.

Un ingreso lento y tormentoso

La guardia nacional era la encargada de revisar a las personas en la entrada del recinto (una única puerta y un único puesto de control para aproximadamente 10.000 personas qué debían entrar en una hora porque la primera banda se montaba a las 7:00 pm) y aunque muchos no lo saben, el Poliedro posee restricciones muy fuertes desde su remodelación, entre las que destaca una lista interminable de objetos con los cuales no se permite el acceso y deben ser dejados en puerta para luego ser retirados al salir. Esto generó un embudo que retrasó aún más el ingreso de las personas al lugar, quienes al notar que el show ya había comenzado y ellos seguían en el mismo lugar de la cola en el que estaban (desde horas del mediodía), comenzaron a impacientarse y a exigir explicaciones por el retraso. Como es costumbre en éstos eventos, mucha gente suele consumir alcohol para pasar el rato de la cola y la eterna espera, y mucho más si sabe que adentro no está permitido el consumo (una de las restricciones del poliedro), por lo que muchos de los asistentes ya pasados de tragos e impacientes comenzaron a presionar por su ingreso al concierto, lo cual generó enfrentamientos físicos y verbales con la policía quienes no dudaron en disparar perdigones al aire, rociar gas paralay y repartir peinillazos entre los que alteraban el orden y exigían se les permitiera el acceso.

Por supuesto, no faltó el que se la quisiera dar de vivo y trató de saltar la cerca del Poliedro para ingresar, generando la reacción de las autoridades. Tampoco faltaron los que se coleaban, provocando que la policía se inventara un embudo incomprensible supuestamente para evitarlo, el cual sólo logró retrasar aún más el avance de la cola. El trabajo de la policía era mantener el orden durante el ingreso y no solamente no lo lograron, sino que llegaron a entorpecer dicho proceso. Incluso llegaron a impedir, tal vez por falta de información, el paso de algunos medios de comunicación hasta el área de acreditación. Pero no toda la culpa puede caer sobre las autoridades, sino que la producción, aún sabiendo que se habían agotado las entradas esa tarde, no tomó las previsiones necesarias para el ingreso de tal cantidad de gente en tan poco tiempo y no fue sino durante el show de RATA BLANCA, uno de los artistas que la mayoría había ido a ver, que decidieron habilitar dos ingresos más, porque no tenía sentido que la legendaria banda argentina tocara en un Poliedro vacío mientras miles de personas esperaban afuera.

Se abrió el telón

La primera agrupación en montarse en tarima fueron los venezolanos TECHNICAL WORK (TW), a quienes lamentablemente no pude ver ya que mientras ellos ofrecían su show, un intransigente policía me prohibía el acceso al poliedro a pesar de que autoridades del mismo poliedro le habían dicho que debía dejarme pasar. El sujeto insistía en que yo debía hacer mi cola y luego de esperar por casi una hora en la puerta fue que éste señor me dejó ingresar hasta el área de acreditaciones para poder obtener mi carnet.

GUERRA SANTA fue la segunda banda en montarse, aún con un poliedro prácticamente vacío y miles de asistentes afuera esperando para entrar. Marino Vázquez y el resto de los guerreros ofrecieron un show impecable que se vio ligeramente opacado por el mal sonido, de hecho a mitad de su presentación dejaron de sonar varias de las cornetas frontales, quitándole potencia al espectáculo, pero eso no afectó en la entrega de la banda ni en la respuesta del público que armó varios pogos y coreo algunos de los temas.

Pasadas las nueve de la noche era el turno de la primera banda internacional, RATA BLANCA, quienes ya son habituales en eventos organizados por el gobierno y poseen gran cantidad de seguidores en Venezuela. Durante su presentación se habilitaron nuevos accesos para agilizar la entrada del público y se terminó de llenar el lugar, alcanzando su tope de asistencia. Ante un Poliedro casi lleno y con un sonido impecable, los argentinos interpretaron algunos de sus temas más clásicos, entre los que destacan “El Beso De La Bruja”, “Guerrero Del Arcoiris” y “Mujer Amante”, los cuales fueron coreados a todo pulmón por la mayoría de los asistentes, para finalizar su show con “La Historia Del Hada y El Mago”. La presentación de la emblemática agrupación de heavy metal latinoamericano estuvo marcada por la participación de un reconocido personaje de la movida política y musical venezolana: Paul Gillman, quién apareció en tarima de manera sorpresiva para interpretar el clásico “Smoke On The Water” de Deep Purple, junto a sus amigos argentinos, a quienes ha invitado en más de una ocasión a presentarse en el festival gubernamental que lleva su nombre, el Gillmanfest. Todos conocemos al personaje y sabemos que su aparición esa noche junto a RATA BLANCA tiene más que ver con un asunto de ego que otra cosa, y es que a pesar de que sí formó parte del festival latinoamericano de música Suena Caracas, la banda de Gillman no formó parte del cartel metalero que se presentó esa noche en el poliedro y la razón es netamente personal. Pudimos saber que Gillman es “persona non grata” dentro del Poliedro de Caracas y su participación como invitado de RATA BLANCA ni siquiera fue anunciada a la producción del evento, nadie sabe como ingresó, nadie lo vio hasta que ya estaba en tarima, por lo que su aparición fue realmente una sorpresa para todos y una manera de Paul de decir “¿pensaban que se iban a librar de mi? Aquí estoy”.

Con la finalización del show de Giardino y compañía, mucha gente comenzó a retirarse, sobretodo los que habían ido por RATA BLANCA y no sienten mucha atracción por el death metal. Ya eran más de las 10 pm y apenas comenzaba la segunda parte del festival, la cual iniciaría con la banda venezolana KRUEGER.

Los caraqueños tuvieron que recortar su show debido al retraso en el evento, viéndose obligados a tocar por sólo 30 minutos. A las 10:30 pm aproximadamente apareció en tarima la emblematica banda venezolana, quienes días antes habían sido centro de una polémica política gracias a algunos radicales pro-gobierno que los acusaron de no ser dignos de presentarse en dicho evento por tener integrantes opositores e incluso amenazaron con sabotear su show ese día, cosa que no ocurrió.

Clásicos como “Fetid Love” y “Granuloma Inguinal” sonaron junto a temas más recientes como “Mamera, Zona de Muerte” y “El Poder Detrás del Suicidio”, con los cuales activaron a la gente. Las conocidas ollas o pogos que se formaron durante el show de KRUEGER fueron aún mayores que las que provocaron los artistas internacionales, de hecho, Carlos Sánchez y compañía fueron, junto a RATA BLANCA, la banda que contó con mayor cantidad de público durante su presentación. Una chica con un látigo que entraba y salía de escena acompañó a la banda durante su estancia en tarima, y finalmente cerraron con “Birongo” lo que fue un show intenso que tuvo muy buena respuesta del público. El sonido no ayudó del todo en algunos momentos pero en general se podría decir que sonaron bien, siendo así la mejor representación nacional de la noche. A continuación pueden ver en video cómo fue la interpretación del tema “Mamera, Zona De Muerte”, en el Poliedro el pasado 03 de Diciembre.

Poco más de las 11:30 pm y se aparecía en el escenario la banda colombiana de death metal MASACRE. Para los fanáticos de está legendaria agrupación el show estuvo a la altura del compromiso, sin embargo para los que sólo esperaban por CARCASS, la presentación de los colombianos se hizo interminable. Temas como “Imperio del Horror”, “Ola de Violencia”, “Brutales Masacres”, “Donde Habita el Mal” y “Death Metal Forever ” se escucharon en el Poliedro mientras Alex Okendo, vocalista de la banda, intentaba despertar al público con sus constantes interacciones, sin embargo ya era media noche y la gran mayoría venía de un largo día de trabajo o peor, de un largo viaje desde el interior del país.

El plato fuerte

Casi la 1:00 am y finalmente llegaba el turno de la banda principal de la noche: CARCASS. Lamentablemente para este momento ya el Poliedro se encontraba a la mitad de su capacidad, y muchos de los que quedaban en el recinto prefirieron ver el show desde las sillas ya que el cansancio comenzaba a pesar.

Luego de una pequeña prueba de sonido, se escuchó el intro “1985” y seguidamente “Buried Dreams”, eso bastó para despertar a las miles de almas metaleras que permanecían dentro de la cúpula del Poliedro. De esa manera hacían acto de presencia Jeff Walker, Bill Steer, Daniel Wilding y Ben Ash en el escenario y a partir de allí todo lo que observamos de parte de la banda fue técnica, metal y destrucción (musicalmente hablando). A pesar de que la gente se animó con el primer tema, las energías se fueron agotando conforme avanzaba el show y el propio Jeff Walker lo notó, es por ello que durante todo el set interactuaba con la gente para animarlos. En repetidas ocasiones preguntó si estábamos dormidos y hasta intentó decir cosas en español, así como también cosas graciosas para probar si le entendíamos ya que según comentó, sus propios padres no entendían su inglés. Cabe resaltar que horas antes el humor de Walker estaba lejos del mostrado en tarima, y es que cuando se le informó que debido al retraso CARCASS ya no se presentaría a las 10 pm como estaba pautado, sino más tarde, el vocalista amenazó con no tocar sí no lo hacia a dicha hora (ya sabemos lo importante que es para los ingleses todo aquello de la puntualidad), por lo que la organización tuvo que valerse del contrato (en el cual se establecía que la banda británica estaba contratada para cerrar el show) para “obligarlos” a tocar, sea cual fuera la hora. Esto mantuvo a Mr Jeff de mal genio toda la noche y prácticamente no salió nunca de camerino hasta que ya era momento de tocar. Afortunadamente la actitud de Walker en tarima fue bastante profesional y se mostró amigable con todos los que se quedaron hasta altas horas de la noche esperando para verlos. Sin embargo no dudó en aclarar la situación y sus primeras palabras hacia el público fueron “discúlpenos por la hora, no fue nuestra culpa”. El sonido estuvo bastante bueno a excepción de algunos inconvenientes que tuvo Bill Steer con uno de sus amplificadores, el cual estaba saturando totalmente el sonido de su guitarra al punto que prefirió apagar el cabezal.

Poco más de una hora duró la presentación de los británicos en la que se pudieron escuchar temas nuevos como “Cadaver Pouch Conveyor System”, “Unit for Human Consumption”, “The Granulating Dark Satanic Mills” y “Captive Bolt Pistol”, clásicos como “Incarnated Solvent Abuse” o “Corporal Jigsore Quandary” y otros en modo “medley” como “Noncompliance For ASTM F 899-12 Standard / This Mortal Coil / Reek of Putrefaction”, “Genital Grinder / Pyosisified / Exhume for Consume” entre otros y por supuesto el final con “Rupture in Purulence / Heartwork”. A las 2:00 am ya había finalizado todo y sonaba de nuevo 1985.

Una presentación enérgica que no contó con la mejor de las audiencias, y no por falta de ganas sino por exceso de cansancio. Los británicos, por el contrario, demostraron de qué están hechos y dejaron claro que no importa la edad que tengan, todavía pueden montarse en una tarima pasadas las 12 de la madrugada y partirla con la misma energía de quién se acaba de levantar.

Lo que pudo ser y no fue

Para las 11:00 pm, hora en la KRUEGER estaba por finalizar y debía haber estado montado CARCASS (asumiendo un ligero retraso), todavía estaba lleno el lugar y la gente estaba despierta, por lo que otra hubiera sido la respuesta del público si no hubiese ocurrido tal retraso. Se debe reconocer el esfuerzo de los asistentes al evento (algunos viniendo de lejos), un público que tuvo un buen comportamiento y apoyó con energía todo lo que pudo, respondiendo al llamado que se hizo a los metaleros, sin embargo la organización no cumplió con su parte y es que traer a las bandas no lo es todo. Lamentablemente cuando se enlistan las quejas surge la eterna premisa conformista: “a caballo regalado no se le mira el colmillo”, y es ahí donde tenemos que detenernos y pensar que sí podemos esperar más, pedir más, porque al estado le está costando dinero ese evento, nadie está trabajando gratis ahí (no obtener pago por el trabajo sería el único justificativo lógico para quién hace las cosas de mala forma o incompletas y aún así no es defendible).

Si bien es comprensible que a caballo regalado no se le mire el colmillo, hubo gente que tuvo que irse del evento antes de que tocara CARCASS, y para esas personas no hubo caballo después de haber soportado todo el caos que significó el ingreso. Para los que se quedaron pero tuvieron que ver a CARCASS desde las sillas porque las piernas ya no le daban, sí hubo premio, pero les quedó la sensación de no haberlo vivido como se debe o como lo soñaron porque el cansancio pudo más (cansancio que se pudo haber evitado), y los que hicieron el esfuerzo de quedarse y además meterse al pogo a pesar de tener que trabajar a tempranas horas del día siguiente, tuvieron el consuelo de haber vivido un excelente show y poder decir con propiedad que “sarna con gusto no pica”, como dice otro refrán. Algunos defienden todos estos problemas de organización diciendo que “así es el metal”, como si pasar trabajo viniera implícito en el género, o con expresiones tipo “si sabes que estás viejo ¿por qué no guardas tus energías para el final?”, y aunque todos puedan ser argumentos válidos, nada libra de su responsabilidad a los organizadores, ya que incluso si el retraso no hubiese sido su culpa, son ellos los que deben asumir el problema y buscarle solución. Decir que la culpa de la apatía del público no es del retraso sino de público en sí, es como decir que la culpa de que seas víctima de la delincuencia es tuya por usar un teléfono caro.

Queda la pregunta: ¿es qué acaso los productores de eventos piensan que los conciertos son para adolescentes y no les preocupa alargar un evento hasta la madrugada? Lo qué ocurrió el miércoles en el Poliedro también había ocurrido en la plaza Diego Ibarra y continuó ocurriendo durante casi todo el festival. El Suena Caracas fue una gran iniciativa cultural, que esperamos se pueda seguir realizando, sin embargo quedó con una asignatura pendiente, la puntualidad, un asunto que viene directamente relacionado con la organización y que con experiencia y trabajo podrá ser solventado en el futuro.

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Todas las fotos fueron tomadas por Richard Borges para Rocktambulos. Todos los derechos reservados.

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