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Haciendo historia: La H NO MURIÓ retornó al mítico Estadio Obras

A veces en la música ocurren cosas que escapan de lo común. Puede ser que, dentro de la inmediatez, el hecho de que LA H NO MURIÓ se haya presentado en el Estadio Obras sea un “acontecimiento más”. Actitud errada y propia de los tiempos fugaces que vivimos. Todos los miembros de HERMÉTICA, menos Ricardo Iorio, harían Ácido Argentino (1991) en vivo. Algo que parecía un sueño hace unos años, hoy es una realidad.

No sólo “el sueño del pibe” se cumplía, sino que además era en el Estadio Obras, mítico lugar para el Rock en Argentina, y recinto donde HERMÉTICA se presentó por última vez hace 24 años.

A continuación, leerán la crónica de un show “perfecto”. Desglosando este vocablo, vemos que quiere decir lo siguiente: una banda que suena como un grupo internacional, y un recinto en condiciones para que haya música en vivo. Esto, que parece ser una cosa de todos los días, es una excepción en Argentina, así que el sonido, el ideal, resultó una extrañeza. ¿No deberían sonar así todos los shows? ¿Los recintos no deberían estar acondicionados de la misma manera que Obras? ¿Por qué en otros países sí y acá no? Casi casi, con esta serie de preguntas estoy haciendo interrogantes que se aplican a cada órbita de la vida argentina.

“Para los que estuvieron, para los que no, para que vivan lo que fue en los 90’s. LA H NO MURIÓ“, presentaba la voz del estadio a la banda, y así salían: “Tano” Romano (guitarra), Claudio O’Connor (voz), “Pato” Strunz (batería) y Karlos Cuadrado (bajo).

¡Qué puesta en escena! Sí, sí, sabíamos que se empezaría con “Robó un Auto”, “La Revancha de América” y “Memoria de Siglos” pero… ¡qué nivel de luces, parafernalia propia del escenario, juegos de imágenes y una banda prendida fuego! El público era una olla a presión, constituía el típico movimiento de masas que, aunque uno esté a favor o en contra, objetivamente reconoce lo movilizante que resulta. Era un grito unívoco que festejaba, pero reclamaba ante la inevitable tragedia: HERMÉTICA se terminó, y solo nos queda disfrutar, como si fuera el último día, a este magnífico tributo.

El sonido fue perfecto: todos los instrumentos fueron nítidos y afilados, ya que, el trío Romano-Kuadrado-Strunz es como el FEAR FACTORY argentino, a fuerza de machaque, triggers, y un sonido afilado. Bueno, Cuadrado tuvo una marcada presencia en la mezcla, más allá de su perfil bajo, algo que siempre es positivo reconocer. Si bien me encontraba en el fondo del recinto junto a un amigo, y éste protestaba argumentando que el show “sonaba muy bajo”, tuvo que callarse rápidamente cuando, alrededor del quinto tema, se le subieron las frecuencias bajas a la batería del Pato, y se levantó a la guitarra y el bajo en la mezcla. Ahora sí, todo en su lugar.

Se dejó de lado “Horizonte Perdido” y “De Pismanta a Bauchaceta” – lo mismo pasaría con “En Las Calles de Liniers” – y se fue a “Vientos de Poder”, “Del Camionero” y “Gil Trabajador”. Sentimiento de victoria, un triunfo después de años de pura fantasía. Obviamente que faltó Ricardo Iorio, es una verdad de Perogrullo, pero es ser irrealista si uno quiere que Ricardo sea parte de esto. No lo será, y solo nos queda disfrutar esto, que está a la altura de cualquier banda internacional de primer orden.

Tampoco constituye algo para negar, para los más acérrimos seguidores, pensar en cuando Ricardo Iorio cantaba “Gil Trabajador” en viajes en colectivo, y ese sábado 22 de diciembre fue un himno en Obras, un canto que rememoraba a una época dorada para el Metal en Argentina.

Finalizó Ácido Argentino y llegó el turno para auténticas rarezas: “Desterrando a los Oscurantistas”, “Deja de Robar” y ¡“Desde el Oeste”!. Inédito, canciones que uno jamás pensaría que escucharía en vivo por esta agrupación, y mucho menos en este contexto. El buen humor de la banda, en especial de Romano y O’Connor, síntoma de una buena amistad, sumaba para la alegría general.

En una auténtica lección de como hacer bises en un show, la banda volvió con “Sepulcro Civil”, “Tú Eres Su Seguridad” y “Soy de la Esquina”. ¿Qué pasó? ¿qué fue esa marea de gente coreando, extasiada, al unísono? Un momento único que, el “Tano” Romano, señaló con una sonrisa cuando en “Soy de la Esquina” sonó la estrofa “esos momentos que viví no he de olvidar”. Fin del espectáculo, brindis (¡!) navideño y de fin de año, y felicidad absoluta.

Si el show es excelente, la performance tiene altura y el sonido llega a estándares internacionales ¿por qué parar? LA H NO MURIÓ en Obras fue uno de los mejores conciertos del año. No hay punto para que este tributo deje de existir.

Facundo Guadagno
Redactor en Rocktambulos
Antropólogo social y cultural, escritor, escéptico y crítico
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Todas las fotos fueron tomadas por Carlos Martínez para rocktambulos.com / Todos los derechos reservados

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