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Herederos de la Corona: SUICIDE SILENCE demostró en Buenos Aires que siguen siendo imparables

Por: Facundo Guadagno.

Uno es consciente que el público se renueva y, si ocurre en el nivel del individuo, también ocurre a nivel de escena o industria musical. Ambas están relacionadas. A juzgar por los artistas en boga hoy en día, el Hardcore es la tendencia sonora y estética y, así como puede tener una vertiente heterogénea que mezcla ideas profundas – caso de algunos fanzines -, otra puede ir por el lado contrario. De la misma manera que una fuerte corriente de pensamiento encontró en el llamado Metal Argento una supuesta llamada de atención sobre problemáticas sociales, cuando esto es una cara de la moneda y la otra muestra absolutamente su opuesta, lo mismo ocurre con el Hardcore. No hay nada para idealizar, pero en la sociedad del espectáculo esto es tan productivo como hablar con una pared.

SUICIDE SILENCE, banda que comulga, en su gran cantidad, al nuevo público de Metal debido a un umbral de edades, era la atracción de la noche y la razón por la cual asistí a Uniclub. La juventud de los expansores, gorras skaters y cuerpo tatuado copaba la calle y el local. Los más chicos miraban con curiosidad, dudaban de ir al moshpit o incluso de sus propios movimientos ya que terminaban de hacer alguna “pose” y miraban a los costados para ver si habían pasado la prueba. Cosas del oficio.

El Hardcore Como Espectáculo

Suicide - 013

El frío porteño junto al caos causado por las vacaciones de invierno, sumado al tránsito infernal de la noche en Buenos Aires, era lo contrario a Uniclub, que por su parte era caluroso y calmo. Aunque la calma era temporal. Lo que estaba por ocurrir era la conjunción de una escena musical, o parte de ella, con la banda insignia que sirvió como brújula en los últimos años. Mientras la música de las bandas soporte estaba sonando se daba el ritual del circle pit llevado a un lugar divertido y, como poco, bizarro. Ese lugar parecía ser el territorio delimitado para que gran parte de los presentes se maten a golpes. Hasta acá nada nuevo.

Odio
Odio

Lo curioso es que por más circense que resultaba la acción de emular un trompo humano, con brazos y piernas yendo para cualquier dirección, parecía ser más racional que pasional, si sólo se tiene en cuenta que jamás ni una sola persona del círculo se golpeó. Ni una, a lo sumo se tocaron muy levemente. Luego había piruetas que eran celebradas por varios miembros del círculo felicitando al individuo por tal proeza. Un enfoque hermenéutico, o interpretativista buscaría encontrar, o más bien adivinar significados. Antes de aventurarse en la adivinación romántica, como mínimo habría que tener en cuenta que el circle pit ocupaba la mitad de Uniclub, incomodando al resto de la gente que pagó la entrada. Segundo: cuando la acción se agranda, otros resultan afectados, como ocurrió ya en el show principal donde todos recibían regalías del circle pit. La imagen, la acción y el simbolismo de girar como un trompo, muchas veces solo mientras el resto mira, resulta en que el público, “el agite” o “el aguante” sean más importantes que la música. Nuevas eras, viejas mañas.

M28
M28

Mientras tanto, desde Asunción llegaba ODIO, gozando de un sonido a la altura de las circunstancias y una performance activa para su debut en latitudes porteñas. Lejos de tirarse atrás, pudieron entretener a los presentes y, como moraleja, sugirieron mandar a cagar a sus abuelas (!) usando sus remeras. Obviamente las podían adquirir en el puesto de merchandising. Rápidamente, vale aclarar que debido a las inclemencias del caótico tráfico de la city porteña nos perdimos a la primer banda, CROATAN. Volviendo a lo ocurrido en la velada, el caso de la segunda banda M28 es diferente; ya conocidos y con grandes shows en sus espaldas disfrutaban cada segundo del show, divirtiéndose al ver el caos que ocurría bajo sus pies. Esto en especial por el guitarrista Rod Zamora que parecía no aguantar la risa ante las posturas Hardcore. A tomárselo con humor, que es música y es una fiesta, no una competencia de tae kwon-do. Finalizado el set de M28, solo quedaba esperar a que SUICIDE SILENCE viniera a canalizar el fervor que había en Uniclub. Comprensible si se tiene en cuenta que el emblema musical y simbólico de muchos estaba a punto de subir al escenario.

Suicide Silence: La Carnicería

Por: Leonardo Luque.

Suicide - 009Eran las 21:45 cuando el telón se abrió por última vez y el plato fuerte del Kickfest, SUICIDE SILENCE, salió a escena. Poco fue el tiempo que tuvo que pasar para que la única preocupación que podría tener esa noche se desvaneciera, ya que luego de dos canciones el público ya coreaba el nombre de Eddie Hermida, y esto es un síntoma de que el show no era uno más. Como no podía ser de otra manera, “Inherit The Crown” fue una de las primeras canciones en sonar, la tercera para ser exactos. El tema cuyo nombre tiene relación directa con el del último disco grabado por Mitch Lucker, The Black Crown (2011), no podía quedar fuera del setlist ya que es la carta de presentación del venezolano para con el público y fue tan celebrada como los títulos clásicos que sonaron luego, entre ellos “Fuck Everything”, “Wake Up” y “Slaves To Substance”, esta útima dedicada a A.N.I.M.A.L. de parte del “nuevo” vocalista de la banda.

“¿Los puedo llamar boludos?” preguntó el frontman nacido en Venezuela varias veces hasta escuchar un sonoro “si”. Lo que ha logrado Hermida no es poca cosa: hacerse cargo del micrófono luego del fallecimiento de un tipo tan icónico como Lucker no era tarea sencilla, y más si tenemos en cuenta que SUICIDE SILENCE es la banda sonora de la adolescencia de mucha gente,  justamente en esa etapa de la vida cuando uno tiende a idolatrar a los músicos y ver como imposible la continuidad del grupo sin el gran protagonista.

Suicide - 010Uniclub fue un infierno (o un sauna, como lo describió Eddie). En temas como “Cease To Exist”, “You Can’t Stop Me”, “Destruction Of a Statue” y “Sacred Words” la sangre joven del público hizo temblar hasta los cimientos de la iglesia que se encuentra junto al recinto de la calle Guardia Vieja. El que pensaba que en ese lugar no habría espacio suficiente para desatar un circle Pit o un wall of death estaba equivocado.

El estilo de mosh que se suele ver en los recitales de Deathcore es descendiente directo de, valga la redundancia, el Hardcore, por lo que las patadas y el agite de brazos estuvieron -tal como ya se dijo antes- a la orden del día, al igual que lo estuvieron seguramente la orgullosa exhibición de moretones -cual si fueran medallas- a la mañana siguiente. Eddie dialogó, arengó y bromeó en español con el público durante toda la noche, contando lo contento que estaba de por fin tener la oportunidad de tocar en su Sudamérica natal y verificar la veracidad de las historias que le contaron sus compañeros sobre la locura de la gente en esta parte del mundo. El resto de los músicos se dedicaron, headbanging sincronizado de por medio, a disfrutar parados en su lugar, siendo el bajista Daniel Kenny quien más se acercó a sus seguidores.

Suicide - 016Aunque por momentos el volumen fue demasiado estridente, la banda gozó de un buen sonido en líneas generales, siendo las grandes protagonistas de la noche las cuerdas vocales del frontman de la banda: Hermida pasa de los guturales más cavernosos a unos pig squeals mantenidos durante tiempos que uno no imaginaría posibles teniendo en cuenta el derroche de energía que hace en vivo, aún saltando y yendo de una punta del escenario a la otra no dejó un verso sin cantar, o bueno, si lo hizo pero para dejarle unos segundos el mic a los incontables fans que se subieron al escenario para abrazarlo, cantar y posteriormente lanzarse al crowdsurfing. Luego del regreso para los bises (y de que el guitarrista Chris Garza se lanzara a la gente), SUICIDE SILENCE cerró con “Bludgeoned To Death” y “You Only Live Once”, éste último un clásico imperecedero del cual la gente jamás se cansará.

No son pocos los nostálgicos que en la actualidad continúan viendo en Eddie Hermida  “al reemplazante de…”, pero el resto sabe que hoy el venezolano es tan dueño de la banda como sus integrantes originales; él es quien maneja a las fieras que están debajo, literalmente a sus pies, es el titiritero de las presentaciones en vivo y esa noche en Buenos Aires demostró ser un frontman ejemplar.

Suicide - 018

Todas las fotos fueron tomadas por Carlos Martínez para rocktambulos.com / Todos los derechos reservados.

Fuck Everything” y “You Can’t Stop Me“.

Disfruta nuestra galería completa a continuación:

M28 y ODIO

SUICIDE SILENCE

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