POSSESSED es una banda mítica que marcó escuela siendo lo que muchos consideran el primer conjunto de death metal. En esa línea, su álbum debut Seven Churches es un clásico a nivel de símbolo y como hito musical dentro del metal extremo, por lo que esta gira del 40° aniversario, cuya presentación se dio el pasado 24 de junio en Teatro Cariola, repasando de principio a fin el disco que dio vida al grupo comandado por Jeff Becerra, tiene un sentido muy especial para sus seguidores y fanáticos del género.

La encargada de comenzar la jornada de celebración fue la banda local de death metal KOLOSSAL REMAINS, cuyo setlist de 7 temas fue muy bien recibido por el público presente. Llegando a recibir una considerable ronda de aplausos en la finalización de cada tema, y un entusiasmo generalizado por parte de los oyentes a una agrupación que no tiene tanto tiempo de trayectoria. Ya que su primer EP fue lanzado a finales del año pasado.

Por otro lado, cabe destacar los trabajados guturales por parte de los dos guitarristas, así como la variedad de recursos utilizados por parte del baterista, diversificando los sonidos y sin caer en el uso indiscriminado del “blast beat”. Y que en general la ecualización del sonido fue de menos a más, logrando un buen equilibrio ya en la interpretación del segundo tema.

La segunda banda encargada del teloneo fue EXECRATOR. Esta agrupación nacional cuenta con una amplia trayectoria que se remonta a 1992, por lo que son conocidos dentro de la escena nacional. El setlist incluyó 10 temas, entre los que destacaron clásicos como «Tears… Blood», «De Sangre y Fuego» y «Silent Murder». Su interpretación fue impecable, derrochando mucha energía durante toda su presentación, sumado al juego de luces del escenario que intensificaba el dramatismo oscuro de sus riffs y desplante escénico.

EXECRATOR se retiró, y pasados los minutos, todo estaba tranquilo, pero de improvisto comenzó a entrar al teatro una gran masa de gente producto de una avalancha originada en el exterior, que por suerte no generó otro tipo de altercados. Si bien nada de esto empañó el posterior desarrollo de la jornada, de todas formas es algo lamentable que suceda y una actitud muy irresponsable por parte de unos pocos inadaptados. En fin, treinta minutos después del último telonero, comenzaría el espectáculo tan esperado, el de POSSESSED, cuyo clásico logotipo ya se encontraba en una bandera gigante en la parte trasera del escenario.

La euforia comenzó cuando sobre el escenario apareció Jeff Becerra y el resto del grupo. Y así tan rápido como llegaron comenzaría a sonar «Eyes of Horror», para dar paso a «Tribulation», y finalmente «Demon», antes de que iniciase la interpretación del álbum Seven Churches.

POSSESSED es de la casa, en Chile se le venera como una música de culto que no solamente queda en el ámbito “de lo que se dice”, sino que al igual que ocurrió el año pasado (pero incluso con mayor fuerza ahora), se nota el cariño que la gente posee por sus canciones. Algo que se transmitió a Jeff Becerra, quien se notaba animado, contagiado por el entusiasmo generalizado de un público que, saltaba, alzaba sus brazos, saludaba al vocalista desde todos los lugares del teatro, y que incluso coreaba algunos riffs de guitarra por parte de Claudeous Creamer y Daniel González. Mientras que Chris Aguirre era sencillamente una máquina, un reloj de precisión en la batería que parece no cansarse nunca.

Así fue como entonces sonó el clásico teclado de la película “El Exorcista”, que también es la intro del tema que abre el álbum Seven Churches, llamado “The Exorcist”. Tal como en estudio, el público pudo oír aquel mantra frenético e incesante de la batería repiqueteando demencialmente, y la voz rasposamente visceral de Becerra que hizo de las suyas cantando. Canción que, contra todo pronóstico externo, más bien posee una lírica sobre la resiliencia, de luchar contra el mal interno y de salir adelante para encontrar la paz.

Luego continuaría tal cual el orden original del disco, en una sucesión de icónicos temas donde los puntos altos podemos encontrarlos en “Pentagram”, “Seven Churches”, “Fallen Angel” y “Death Metal”. El mosh fue constante, la interpretación de cada músico precisa, avasalladora, y jamás necesitó de descansos pese al gran esfuerzo físico que implica tocar a esa velocidad sin prácticamente detenerse.

Tras finalizar el álbum, llegarían los temas finales: “Graven”, “Seance” y “Swing of the Axe”, en una jornada espectacular y memorable que tuvo de todo, incluso hasta una bengala portátil en medio del frenético mosh que es característico en las presentaciones de POSSESSED. Al terminar, escuché varios comentarios sobre lo “bueno que había estado” el espectáculo. Porque ciertamente no sobra decir que la voz de Jeff Becerra se mantiene en un altísimo nivel, pese a que han pasado 40 años desde su debut discográfico.

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