Sin Demonios Internos: HORCAS presentó «El Diablo» en Buenos AiresArgentinaReseñasShows (Así Fue) por Facundo Guadagno - 13/10/202513/10/2025 Trece discos después, HORCAS volvió a El Teatro Flores para presentar El Diablo (2024) y dejar en claro que el metal argentino sigue teniendo músculo, historia y, sobre todo, hambre. No hubo celebración retrospectiva ni gesto de complacencia: fue una descarga frontal, de esas que no necesitan demostraciones, porque cada momento minúsculo performático habla más que cualquier rendición de cuentas con el pasado.JUSTICA CIEGA abrió la noche con un set compacto y eficiente: técnica, groove y la solvencia típica de una banda que viene de girar por México, demostrando hasta ese punto hacia dónde se han elevado. Su pasaje dejó la vara alta y un público a tono para el plato principal.JUSTICIA CIEGALos primeros minutos no fueron sencillos. Los cinco temas iniciales de HORCAS padecieron un sonido irregular: guitarras opacas, voces relegadas y una mezcla que no terminaba de asentarse. Pero el problema se resolvió con rapidez. A partir de la sexta canción, el sonido alcanzó un nivel impecable y lo que siguió fue una demostración de oficio y contundencia. No hay crítica posible a una banda que, una vez calibrado el escenario, sonó como un engranaje aceitado a su perfección. Entre tema y tema, Lucas Bravo (guitarra) aportó el momento de humor más recordado de la noche al contar que, en La Matanza, donde vive —aunque no diferenció la localidad—, “le robaron el tacho de basura”. El público respondió entre risas y aplausos, y el comentario —tan doméstico como desopilante— condensó la esencia terrenal del grupo: músicos de barrio que, pese a los años y los escenarios, siguen hablando el mismo idioma que su público.Walter Meza (voz) fue el centro absoluto de las miradas. Su caudal vocal, intacto y poderoso —en sus palabras: «para una banda sexagenaria»— continúa siendo una de las marcas más reconocibles del metal argentino. Consciente del peso simbólico de su lugar en la historia, Meza presentó al bajista Norberto “Topo” Yañez (bajo), quien exclamó: “¡Trece discos en el metal argentino!”. Y tenía razón. En un país donde las trayectorias largas suelen ser milagros, la constancia de Horcas es casi un acto de resistencia cultural.El repertorio mezcló los temas de El Diablo (2024) con los clásicos de siempre. “El Diablo”, la canción que da título al álbum, sonó como un manifiesto: rápida, corrosiva y con un estribillo que funciona como exorcismo colectivo. Clásico instantáneo. Luego llegaron “Espiral” y “Padre Nuestro”, donde Meza destacó con orgullo: “Esto es thrash old school”. Y lo fue: riffs a contratiempo, batería seca, cortes precisos y un sonido que remite al espíritu de los ochenta, pero con una producción más densa y contemporánea. Increíble que una banda se mantenga tan vigente.En el bloque central, el repertorio viró hacia lo clásico. “Argentina, tus hijos” levantó los puños – políticos – del público, “Vencer” fue coreada de principio a fin, y “Esperanza” consolidó el tramo más explosivo de la noche. En medio del caos controlado, “Topo” Yañez se plantó con la serenidad de quien ya vivió todas las etapas del metal nacional. Casi cuarenta años en la escena lo vuelven una institución: su sonido —firme, exacto, con ese ataque característico que sostiene el peso del grupo— es una lección de continuidad en un género que pocas veces perdona el paso del tiempo. HORCASSebastián Coria (guitarra) protagonizó uno de los momentos más inesperados del show: tomó el micrófono y cantó “Seek and Destroy” de METALLICA. El Teatro estalló. No fue una versión improvisada: fue una declaración de linaje, una forma de saludar a los pioneros desde una identidad propia. De hecho, el mismo Coria nos destacó en una reciente entrevista cómo Hetfield lo influenció.Cristian Romero (batería) fue otra revelación. Su desempeño fue brillante: técnica impecable, velocidad precisa y una pegada que sostuvo al conjunto incluso en los momentos de mayor caos sonoro. En temas como “Esperanza” o “Fuego”, su ejecución le dio nueva vida a composiciones que ya son parte del repertorio histórico del metal argentino.“¿Se acuerdan cuando nos conocíamos por correo?”, lanzó Meza con una sonrisa antes de presentar “Brigadas Metálicas” de V8, dejando en claro que su crítica no era solo nostálgica, sino también política: “No, no, sin las boludeces de redes sociales”. La frase resonó como una declaración de principios en un mundo digitalizado hasta la alienación. En ese instante, HORCAS no solo homenajeó su pasado, sino que reivindicó una forma de comunidad previrtual: la del contacto directo, el fanzine, la carta, el recital como punto de encuentro tangible.HORCAS sonó compacto, vital y en comunión con su público. El Diablo confirma que la banda todavía tiene algo que decir: no desde la nostalgia, sino desde la vigencia. Trece discos después, el fuego sigue ahí. Y arde como el primer día. Facundo GuadagnoRedactor en RocktambulosAntropólogo. Politólogo. Escritor.©Todas las fotos fueron tomadas por Facundo Guadagno para Rocktambulos / Todos los derechos reservados