43% quemados, 57% sincronizados: THE DILLINGER ESCAPE PLAN visitó Argentina y realizó un escape perfectoDestacadaOXDReseñasShows (Así Fue) por Frank Hernández - 19/04/201624/06/2024 La siguiente crónica fue escrita por Frank Hernández y Facundo Guadagno.Como movimiento que trasciende a la música, en su sentido literal, el Heavy Metal se ha tornado confuso, contradictorio y repetitivo. Por supuesto que siempre hay propuestas recientes que son una brisa de aire fresco, pero en líneas generales parece que todos los años el balance tiene que ser positivo siempre y cuando algunas de las leyendas vivientes saquen un álbum. Le pasó a Black Sabbath, a Judas Priest y a Iron Maiden, bandas que ya pasaron sus treinta años de vida. Lo demás es rescatable, pero parece esfumarse y no consolidar su presencia en la música. Como resultado abundan los sectarismos, la apertura, la apuesta por las bandas nuevas y la nostalgia por un pasado idílico; por supuesto, posturas contradictorias entre sí pero estables en un movimiento que parece agrupar todo. Aún así, un reducido grupo de personas se preocupa por romper todos los tabúes y sacar al Metal del sectarismo, haciéndolo dialogar con lo que se le antoje. Por supuesto, las miradas no se centran en ellos, pero renovaron la escena y hasta ahora no han tenido artistas, dentro del mismo mundillo, que puedan hacerle sombra. THE DILLINGER ESCAPE PLAN, el punto cúlmine de un género que encontró sus límites y gracias a varios desprejuiciados pudo superarlos. Aunque el resultado no sea el reconocimiento a mediana escala, siquiera, la frescura puede mantenerse vigente.Por eso que DILLINGER ESCAPE PLAN llegara a Argentina era el acontecimiento del año, más allá de cualquier otra banda que pueda venir: tener a un grupo que hable un idioma musical diferente, metafóricamente claro está, era una victoria absoluta para quienes abogan por la innovación musical en la tierra de la inflación y el nacionalismo hecho arte. Tal evento tenía que ser sopesado con grupos locales a la altura de las circunstancias. Y el público también debía estarlo; pero dejando de lado el nefasto nacionalismo del aguante, lo que se pide es asistencia. Es viernes, sí, pero el apoyo a los soportes fue casi nulo. Así CASHATE tocó para un puñado de personas, pero igualmente fueron un correcto acto de apertura y pudieron solventar la inhibición que genera tocar ante la nada. Momento de CLAY y ahora sí: la nada y los incondicionales. Un grupo de seguidores del conjunto mostrando orgullosamente una bandera con el nombre de la banda; después, algún que otro curioso pero no había mucha respuesta ante una banda que cumplía con abrir, prácticamente, el evento del año. Sonido correcto y mini-moshpits para cubrir al core furioso que provenía del escenario. Más que nada, se puede decir furioso por la confrontación verbal de Juan Pablo Salinas (voz) con un par de espectadores sentados en el fondo. CORALIES parecía correr una suerte diferente, ya que progresivamente el público llegaba a Palermo Club… pero con fuerza había cien personas, cuestión que simpáticamente hizo notar el vocalista Julio Di Benedetto – “ya tocamos varias veces así. A veces había menos gente “-. Dejando cualquier resto de energía que podía quedarles, CORALIES fue un excelente acto de apertura que dominó el escenario como quiso… aunque como lo reiteraron en varias oportunidades, la atracción principal ponía ansioso al público. Por esa razón la brutal y, por momentos, desquiciada puesta en escena de la banda no se explotó al máximo. Suele pasar… parece que el contexto lo justifica. Sin más preámbulos, llegaba el momento de contemplar a la convergencia de años de Heavy Metal frente a nosotros: la pesadez, el quiebre de tabúes – jamás logrado por la gran mayoría, el desacato punk, el talento y, por sobre todas las cosas, la fusión musical.TDEP: Hora de quemar gigantes durmientesEsa noche del 15 de Abril de 2016 fue el momento en el que una espera de muchos años terminó -para felicidad de un selecto grupo de personas- y de entrada puedo decir que lo bueno se hizo esperar. Si bien no se trataba de una banda “popular” (de hecho, fueron realmente pocas las personas a las que les hablé acerca de la venida de Ben Weinman y compañía y supieron de quienes les estaba hablando), no dejaba de ser un acontecimiento histórico ya que sería la primera vez que los íconos del mathcore visitaban Sudamérica, y su primer show en tierra sureña fue en Argentina. Nunca he esperado que una banda como TDEP tenga cientos de miles de fans pero si pensé que al menos los habrían escuchado nombrar y no fue así, en fin, así pasaba mi previa del show, con una micro encuesta particular entre colegas e incluso con personas que pasaron por la puerta de Palermo Club esa noche con la curiosidad de saber quién tocaba adentro. En sus expresiones de desconocimiento quedaba claro, Dillinger no es para todos los gustos, yo diría incluso que es para el gusto de pocos. Lo que si es real, es que son una banda de culto para quienes los conocen y aprecian, y sus fans se entregan en cuerpo y alma, como verdaderos hinchas.El local no estaba ni cerca de llenarse y ya casi eran las 21 hrs, hora a la que estaba pautada la agrupación principal, pero aunque parecían pocos era obvio que quienes esperaban no habían ido “a ver qué tal esta banda”, sino que estaban a punto de cumplir el sueño de ver finalmente a quienes por años han estado siguiendo en la distancia. A las 21:20 se apagaron las luces, la pantalla al fondo mostraba el logo del disco más reciente (One Of Us Is The Killer) y sin más, comenzó a sonar “Prancer” para que se desatara la locura. A partir de allí todo se descontroló, si, es la frase de moda gracias a los “chicos de la casita” y no hay mejor manera de describir lo que pasó durante los 80 minutos que THE DILLINGER ESCAPE PLAN estuvo tocando sobre el escenario de Palermo Club.El clásico “Milk Lizard” siguió en la lista y para este momento comenzó el público a hacerse presente con su voz. La energía de la banda en tarima era abrumadora, Greg, su controversial vocalista, no paraba de caminar, correr y montarse en las cornetas o en el vallado para hacer contacto físico con sus fans. Ben, el guitarrista líder y fundador de la banda no se quedó atrás y además de treparse en cuanto encontró, se lanzó -con todo y guitarra- de espaldas al público en una ocasión. Por su parte el virtuoso bajista Liam Wilson no paró de hacer headbanging y saludar, Billy Rymer detrás de los tambores fue una máquina perfecta y derrochadora de energía con cada beat mientras que el integrante más reciente, el guitarrista Kevin Antreassian, aunque pareció el más tranquilo, no dejó de moverse y hacer headbangin mientras interactuaba con el resto de sus compañeros. La sincronización, articulación o como sea que lo llamemos es importante, sonar acoplados uno con el otro es una de las cosas más difíciles que debe lograr un músico, y ni hablar cuando se trata de bandas que incursionan en géneros tan complicados como el progresivo/matemático. Si a eso le sumamos la velocidad del hardcore y la improvisación del jazz, hay que estar muy loco y a la vez ser muy genio para hacerlo y reproducirlo. Bueno, estos cinco individuos que con su nombre le rinden tributo al conocido mafioso John Dillinger y sus muchos escapes de la cárcel, lo logran y de una manera que muchos no podíamos imaginar hasta que los vimos en persona, ¿la razón? porque están quemados, locos, fundidos en un 43% como su famoso tema y el resto es sin duda puro profesionalismo y creatividad. En vivo son máquinas, el único que se pude dar el lujo de improvisar y desligarse del control que implica llevar tiempos y compases tan complejos es el vocalista, pero el resto suenan como solo puede sonar una banda que se conoce muy bien, que tiene mucho tiempo tocando y que ensaya demasiado, porque esa es la clave de la sincronización, la práctica.Fueron muchas las ocasiones en las que me detuve a observar a cada músico, mientras tocaban sus instrumentos a la vez que saltaban, corrían o movían la cabeza de un lado a otro, ni siquiera se miraban entre sí para coordinar los cortes o llevar los tiempos, todo estaba bajo control dentro de la cabeza de cada uno y el resultado global era un sonido impecablemente coordinado. Quien ha visto a muchas bandas en vivo sabe que suele ser algo común que cuando los músicos se esfuerzan físicamente sobre el escenario, agregando valor a la escena de sus shows, descuidan la calidad musical de su interpretación y surgen equivocaciones o desfases “comprensibles”, detalles que incluso se pierden entre la euforia y la mayoría del público no nota porque se encuentran concentrados en el pogo y otras actividades enérgicas, pero ese no es el caso de THE DILLINGER ESCAPE PLAN, para ellos y su virtuosismo musical no hay espacio para errores. Si bien esto no quiere decir que suenen exactamente como un disco (siempre se pueden modificar temas, improvisar, etc), nada de lo que se hace arriesgará el acoplado sonido de la banda. Es impresionante, de verdad.Pero volvamos al setlist. Al igual que “Milk Lizard”, los temas “Panasonic Youth”, “We Are The Storm”, “Setting Fire To Sleeping Giants” y “Farewell, Mona Lisa” fueron algunos de los clásicos más coreados, así como también los conocidos “Black Bubblegum” y “One Of Us Is the Killer”, mientras que los aplastantes “Hero Of The Soviet Union”, “Happiness is a Smile”, “When I Lost My Bet”, “Sunshine the Werewolf” y “43% Burnt” encendieron el más violento pogo. Hay dos cosas que caracterizan a THE DILLINGER ESCAPE PLAN, una es su virtuosismo en la experimentación y posterior ejecución musical y la otra es su agresiva e irreverente puesta en escena. De Greg se puede esperar todo, y cuando digo todo, es todo, basta con recordar que en una ocasión defecó en una bolsa en pleno escenario, durante su show en el reconocido festival alemán Reading y lanzó la bolsa al público como una protesta al hecho de que el resto de los artistas que habían en el festival eran eso, mierda. Ben ha sufrido lesiones varias veces por estarse lanzando desde alturas considerables sin seguridad alguna durante sus presentaciones, las acrobacias de los estadounidenses no son novedad pero a pesar de que les ha traído problemas no dejan de hacerlo, saben que esa es su marca y su manera de conectarse con los fans. Ni el divismo, ni la censura, ni la mesura caben en la filosofía de una banda como TDEP.La conexión con los asistentes de esa noche fue total, desde el primer tema, no fue una ni dos, fueron varias las veces que el hiperactivo e impredecible Greg Puciato se acercó al público y formó parte de él, como cuando desde el vallado se entregó a la multitud durante “Sunshine the Werewolf” dándole el micrófono a los fans para que gritaran con el, o cuando comenzó a trepar por las cornetas y saltó hasta colgarse del techo de Palermo Club, a través del cual fue avanzando al mejor estilo de Tarzán para luego quedar colgado de cabeza sobre su público. Acto seguido, se dejó caer sobre la multitud con la confianza que le da saber que tiene los fans más fieles del mundo. Fueron muchos los temas que sonaron durante la casi hora y media que los estadounidenses estuvieron en tarima, 17 para ser exactos, sin embargo el show fue tan violento e intenso que se pasó todo muy rápido, y aunque ya no quedaban demasiadas energías para hacer más pogo, saltar o gritar, todos querían seguir escuchando a Greg, Ben, Liam y todos los demás monstruos que conforman esta particular agrupación que fusiona el hardcore con el jazz, el metal progresivo y el avant-garde, siempre con compases matemáticos en sus canciones. No es ningún secreto que la edad nos juega en contra y no es fácil para un músico aguantar tanto tiempo un show que demanda tanta energía como los shows de TDEP sin embargo la respuesta de Billy Rymer, el talentoso baterista de la banda, ante mi pregunta de si estaba cansado luego del show fue “Yo puedo seguir tocando, soy un chico joven, los demás son los que ya están muy viejos”. Billy resultó ser un tipo bastante agradable y sencillo, se acercó al público apenas se bajó del escenario y se tomó fotos y conversó con muchos. Durante esa breve conversación pudo hacer bromas acerca de todo lo que haría esa noche luego del show (relajarse en una bañera con pétalos de rosa y aromas escuchando ENYA) y aprovechó para contarme que desde hace mucho tiempo habían querido venir pero lamentablemente siempre pasaba algo, de hecho el último intento se había cancelado hace un par de años. Finalmente pudieron venir al sur y esperan volver pronto para visitar más países además de Argentina, Chile y Brasil, saben que tienen fans en otros países pero es difícil conseguir promotores que los lleven hasta allá. ¿Están leyendo promotores?No es fácil entender lo que hace THE DILLINGER ESCAPE PLAN, ni musical ni conceptualmente, los que se dieron cita el pasado viernes en ese lugar deben tener en común algo: un gusto musical lo suficientemente curado para comprender la fuerza de su música, la agresividad de su mensaje, la irreverencia de sus acciones y lo rebuscado de sus composiciones, así como la mente suficientemente abierta para apreciar (y entender) la diversidad musical que conlleva toda esta experimentación de la que son pioneros los estadounidenses liderados por Ben Weinman. Aunque han alcanzado algunos picos de popularidad en su carrera, no dejan de ser una agrupación que toca en bares o actúa como soporte de artistas masivos, sin embargo siguen siendo una banda de culto, reconocida por grandes músicos, influencia para muchos otros y respetada por la industria del metal.Luego del impecable y demoledor show que ofrecieron esa noche del 15 de Abril en Buenos Aires, solo podemos decir que el que no era fan, se hizo fan y el que ya era, puede morir en paz luego de lo que se vivió. Cuidado que podríamos estar hablando del show del año (al menos dentro del género del metal extremo). Quedan muchas bandas por ver de aquí a Diciembre pero la vara se ha puesto alta y va a estar difícil de superar. 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Todas las fotos mostradas arriba fueron tomadas por Rafael Avila para rocktambulos.com / Todos los derechos reservados 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 Todas las fotos mostradas arriba fueron tomadas por Carlos Martínez para rocktambulos.com / Todos los derechos reservados
Muy buena nota!En cuanto al show, el mejor show de mi vida, sigo con la misma emocion que cuando sali de ahi adentro.