1991 fue un gran año para el death metal. Tan solo con hacer un pequeño racconto de algunos álbumes editados en ese año se puede pensar en “Human” de DEATH, “Mental Funeral” de AUTOPSY, o “Necroticism – Descanting the Insalubrious” de CARCASS. En los años que corren vemos que una buena excusa para revivir aquellas obras magnas en vivo suelen ser los aniversarios y hay un clásico de culto producido por PESTILENCE en aquel año. El “Testimony of the Ancients” marca el fin de una era para el conjunto neerlandés, siendo este un clásico instantáneo con los elementos requeridos para tener el estatus que hoy en día tiene entre los seguidores del género. El pasado 1ro de mayo, PESTILENCE se presentó en el mítico The Roxy, en la Ciudad de Buenos Aires.

VIDA y AVERNAL: Avivando la llama

Frente a una demora notoria debido a problemas técnicos que existieron en la consola de sonido del Roxy, las puertas se abrieron 40 minutos más tarde de lo programado. VIDA (Víctimas inocentes de Argentina) fueron los encargados de abrir el telón. Presentando su nuevo material, la imparable banda de Zárate gozó de una recepción más que satisfactoria, con un séquito que, poco a poco, va acrecentándose. Arriesgo a esta suposición ya que los vitores eran cuantiosos.

AVERNAL, por su parte, en 25 minutos sintetizó su propuesta. Su solvencia fue, a grandes rasgos, efectiva. Repasando gran parte de su última placa “Tzompantli” de 2020 y alguna joya perdida de su primer disco, la banda sigue conmemorando sus 30 años sobre los escenarios del under argentino. Ambas bandas fueron milimétricas aunque, para mi gusto, el sonido estaba demasiado elevado en comparación de lo que suelen sonar otras bandas en este recinto. Es aconsejable tener a mano siempre un par de tapones listos en estos casos. Más allá de eso, y con algún que otro acople aislado, sin mayor problema los momentos escénicos corrieron presurosos.

Se agradeció al equipo técnico encargado de poner a punto el lugar y demás cuestiones por estar realizando sus labores en el día del trabajador y pronto las luces se apagaron y comenzó una nueva cuenta regresiva.

PESTILENCE en Argentina: El proceso de la sofocación

Sin intro que previera el arribo del grupo principal al escenario “The Secrecies of Horror” fue lo primero que sonó, azotando a los presentes que colmaron la capacidad del lugar Palermitano. Sí, un cartel que dice “entradas agotadas” habla bastante sobre los intereses de un público que, aún frente a los embates económicos, trata de no perder el rastro de aquellos que han construído el camino de este género. Son escuela de multitudes alrededor del mundo y es por este tipo de influencias que luego miles de chicos y chicas mantienen vigente esta movida, preservando o remodelando el Metal. Quizás, Patrick Mameli, voz cantante y guitarra rítmica -y factótum del grupo- no sea tan así. Ya que entre agradecimientos y loas hacia su público querido soltó un “Fuck Deathcore…”. No es para poner en tela de juicio ni mucho menos pero me pareció, cuanto menos, llamativo.

Sigamos. En lo sensitivo Joost Van Der Graaf en el bajo fue una pared de sonido por su técnica del no-uso de púa y con la utilización de una “heladera” ampeg clasica. Rutger Van Noordenburg en las 6 cuerdas fue alevoso en su desempeño, haciéndose cargo de la mayoria de los solos de guitarra y Michael Van Plicht creó una oda a los sonidos más modernos y precisos con sus kicks de bombo y redoblante triggereados. Quizás por esto me haya parecido llamativo el comentario de Patrick.

Finalizando la primera mitad del set la banda dio lugar para la presentación de dos temas de “Exitivm”, su flamante último disco y luego seguir por algunos lanzamientos anteriores de esta última etapa post-reunión. El broche para los fanáticos de la primer época del conjunto llego con algunos clásicos de Consuming Impulse. “Dehydrated” “The Process of Suffocation” y “Out of the body” coronaron la noche de este fin de semana largo que agonizaba.

Destaco a modo personal que, en el día anterior a la fecha en Capital, la banda se había presentado en la ciudad de Comodoro Rivadavia y me surge pensar el trajín de un tour. Lo que conlleva física y emocionalmente todo ese viaje. Más allá de la necesidad laboral del músico, ¿cuál es su motor principal para querer seguir componiendo y editando nueva música hoy?

Seguramente no pasarán muchos años hasta que veamos a la banda europea de nuevo por estas tierras. Su base de fans es leal y pareciera acrecentarse poco a poco aquí en América Latina. Ellos lo saben y nosotros también.

Tomás Molina

Cronista en Rocktambulos

Estudiante de filosofía, Bajista, fetichista del disco.

Galería de PESTILENCE en Argentina

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