SHAILA se formó en 1994, pero fue durante la década del 2000 que se transformaron en uno de los principales referentes del llamado hardcore melódico. Con letras cargadas de contenido político, como “El Fracaso Regional”, se metieron en los rankings de MTV y Muchmusic junto a los artistas pop del momento, mientras canciones como “Cuando No Quieras Sentir” mostraban su lado más personal.
Lograron llenar lugares como Groove y el Teatro Vorterix y girar por varias provincias y países de Latinoamérica, siempre manteniendo un espíritu independiente y crítico de la política global. Durante la década del 2010 siguieron tocando y editando discos, pero con cierta intermitencia, hasta que en 2017 dieron su último show, y desde entonces, silencio absoluto. Así fue durante siete años, hasta que hace poco anunciaron su regreso festejando sus treinta años de carrera. Tal fue la demanda que luego de agotar un Groove en unas horas, pasaron el show al mucho más grande Complejo Art Media.
Las dudas eran si este festejo sería un show único o la banda volvía para quedarse. Por suerte cuando nos juntamos para hablar, su bajista, Pablo Coniglio nos despeja la duda inmediatamente: “Pusimos algunas condiciones para volver; que el show regreso sea buenísimo, que haya un nuevo disco y volver a tocar esporádicamente, no todos los fines de semana.“
Ya sabiendo eso, pudimos hablar con Pablo sobre este regreso, la historia del grupo y lo que vendrá. A continuación, lo que nos dijo:
La obvio seria preguntar el porqué del regreso, y el porqué de la separación en su momento, pero desde “Nuestras Guerras” que SHAILA tiene esos momentos de intermitencia. Entonces ¿Esta vuelta responde a eso o hubo una separación definitiva la última vez?
Hubo unas ganas de parar. Hicimos una doble fecha en Groove para los 17 años y ahí paramos. Pero sí, desde “Nuestras Guerras”, en 2009, que empezó a surgir un agotamiento, pero a veces es difícil parar. Hubo un agotamiento entre nosotros, que somos amigos desde antes que exista la banda, y en ese momento no funcionábamos. Y nunca hubiésemos aceptado que se vaya un integrante para que entre otro. Ahora este párate duró siete años, y deberían haber sido menos. Y un poco fue porque era esto de “O volvemos todos, o no se vuelve”. De todas formas la amistad nunca se perdió, si hasta nos íbamos de vacaciones juntos. Pero es como ponerte un quiosco con un amigo; puede pasar cosas a nivel negocio que no terminan la amistad, pero la va desgastando. Preferimos parar y mantener la amistad en su momento. Yo sabía que si algo pasaba en mi vida, ellos siempre iban a estar. Si bien la banda nos formó como personas, la raíz de todo eso es la amistad entre todos.
¿Y cómo se encuentran en este momento?
Es más difícil manejar la agenda que hace siete años. Justo avisaba uno por celular que llegaba tarde al ensayo por un acto en el colegio de la hija. Ese tipo de cosas, pero que las vivimos con naturalidad y contentos.
Anunciaron el show en Groove y se agotó enseguida. Tanto que tuvieron que pasarlo a un lugar mucho más grande ¿Esperaban ese tipo de respuesta?
Algo esperábamos. No sé si a la velocidad que fue en realidad, que se agotó enseguida. Cuando se planteó la posibilidad de la vuelta se había hablado de dos shows; un Groove y un Teatro Flores, pero en la banda luego se charló y llegamos a la conclusión que tenía que ser un solo show. Y eso implicaba la posibilidad de hacer un lugar más grande. Empezamos a buscar lugares y llegamos al Art Media, que son 3500 personas. Es el show propio más grande de nuestra carrera.
Aprovechando que la excusa son los treinta años, quería llevarte un poco por la historia del grupo. Creo que la mayoría de la gente considera a Shaila una banda de los 2000 y no de los 90. Creo que el periodo 94-99 son los años de formación. Ahora cuando se juntan a ensayar, ¿Reconoces a esa banda que estaba empezando?
Si, nuestro primer show fue en 1994 y el primer material lo grabamos en el 96, con Gaby Ruiz Díaz. Pero la banda empezó a cobrar una mínima trascendencia en el 98 recién. Y muchas de las cosas, cuando nos juntamos a ensayar, siguen siendo igual que en ese momento, desde los caprichos hasta el chiste. Lo que se fue sumando, quizás, son los bardos en la cabeza de cada uno, que antes no estaban. Ahora nos juntamos a ensayar y antes de tocar estamos hablando sobre los problemas cotidianos de cada uno como una hora. Como sesión de terapia. De hecho nos tuvimos que poner las pilas porque había ensayos que nos la pasábamos hablando y tocábamos media hora. Pasa que claro, nos reconozco porque somos como una burbuja. Somos los mismos desde siempre y también son los mismos los que laburan con nosotros. Y es muy lindo poder volver ahí. Y volvimos porque sentíamos que faltaba ese condimento, que es la banda.
Cuando escucho los primeros discos, veo que Shaila logra encontrar su identidad casi inmediatamente. Pero sea desde lo musical a las letras, creo que era un estilo que no tenía tanta cabida acá. ¿Fue complicado hacerse un lugar en la escena?
En la época de las primeras grabaciones, entre el 96 y 98 era muy difícil encajar en algún lugar. No encajábamos en el circuito punk rock, no nos entendían. Después sacamos “Progresar” en el 2000 y “El Engaño” en 2002 y hubo un crecimiento importante. Empezamos a conocer bandas como Charlie 3, Asphyx, Eterna Inocencia, Restos Fósiles. Encontramos ahí un lugar de pertenencia. Vos decís que encontramos nuestra identidad, pero no sabría decirte cual es, porque teníamos temas re al palo, después otro como “Somos” que es medio popera, después algo como “Bajo El Agua” que no se bien que es. Y había temas como “Mil Ilusiones” que quizás es el sonido con el que la gente identifica a Shaila. Después viene “Mañanas” y es medio un cambalache de estilos, es muy variado, casi rock alternativo. Entonces ¿Qué es Shaila?
Bueno, creo que Shaila tiene una discografía bastante pareja, pero “Mañanas” es el disco que marca un quiebre. ¿Fue buscado eso?
En “Mañanas” pasa algo que es que Joaquín me dice que empiece a componer toda la música yo. Porque lo que había pasado es que para “El Engaño”, yo termino componiendo lo que son los hits; “Somos”, “Mil Ilusiones”, “A La Derecha De la Cruz”. Y para “Mañanas” compuse como treinta canciones. Y creo que el disco marca un quiebre porque hay un quiebre en la composición también; Yo traía la música, Joaquín hacía la letra y después en la sala entre todos la íbamos construyendo. También fue la época donde yo empezaba a producir otras bandas, entonces tenía una idea más concreta de para donde podía ir la canción. Y ese formato lo mantuvimos varios discos. Recién se cambia en “Contraindicado” eso, donde yo decido no hacer más canciones enteras, sino partes y que el resto aporte lo suyo. Fue un disco hecho en la sala pero buscado que sea así, tratando de volver a tener esa dinámica. Y ahora que estamos trabajando en un disco nuevo, la idea es esa también. Pero sí, “Mañanas” es quizás el disco favorito de la gente.
Yendo a “Camino a Ilidia”, me parece un disco más aguerrido, que redobla la apuesta y hace un mayor crossover con el mainstream Y pensaba en este idea como en esa época, una banda como Shaila podía ser número uno en MTV con una canción híper política como “El Fracaso Regional”. Y como este país siempre tuvo tradición de hits que hablen de cuestiones políticas, cosa que hoy ya no ocurre…
Con “Camino a Idilia” había muchas expectativas. Teníamos que hacer un disco buenísimo sí o sí. Salimos con “El Fracaso Regional”, que creo que fue la última canción que compusimos para ese disco, y explotó. En esa época se pagaba para obtener la rotación. Nosotros no hicimos nada; mandamos el video, alguien lo selecciono y pegó. Hablábamos con la gente del canal y nos decían que la gente lo votaba, era algo genuino. Me acuerdo que en esa época, una agencia de prensa en Chile quería poner a rotar “Noviembre”, que es un tema más pop. Y nosotros nos plantamos diciendo; “Es El Fracaso o nada”. Y ahí nos quedamos sin la rotación en Chile. Que por ahí a la distancia es una boludez total, si “Noviembre” está buenísimo, pero nosotros queríamos morir en la nuestra. De hecho el segundo corte es “Incendio Global”, un tema también re cargado.
Pensaba también esto de como Shaila vuelve ahora, en tiempos muy revueltos políticamente…
Pasa que acá siempre va a haber cierta coyuntura política. La única diferencia es que quizás en los 90 o 2000, ese tipo de canciones funcionaban, les funcionaban a las compañías. Desde Molotov a Rage Against The Machine, todos vendían. Hoy creo que a la gente ya no le importa eso, más allá de que esos canales de difusión medio que ya no existen como tal. Hoy cambió el público, cambió la forma en la que se escucha música. Si sos un artista nuevo, hoy no tenés que sacar un disco. Pero si Shaila saca material, tiene que sacar un disco, no podemos sacar un single. A pesar de que sacar un disco sea, quizás, totalmente al pedo. Pero lo hacemos porque es lo que nos gusta también, que esté la obra, que tenga cierta idiosincrasia. Volviendo a la coyuntura política, no volvemos a tocar porque eso nos haya influido, volvemos porque tenemos ganas de hacerlo.
Justamente hablando del disco como obra, después sacan “Nuestras Guerras” que es como el ejemplo máximo en la discografía de Shaila. Es un trabajo ambicioso, medio anti hit y sé que fue un disco que costó y generó ciertas cosas en la banda. ¿Cómo recordás ese periodo?
Fue un periodo difícil. Es un disco ambicioso, tiene dieciocho canciones. Para mí fue muy desgastante en lo personal. Estaba naciendo mi hijo al mismo tiempo que estaba mezclando el disco. Fui a la sesión de mastering cuando a mi hijo lo estaban llevando a casa mi mujer con mi mamá. No estuve en ese momento. Esas son las cosas que uno deja por la banda y la gente no sabe. La gente te reclama algo del disco sin saber por todo eso que pasaste. Todo eso sumado a un momento malo en la banda. Por eso es un disco que casi ni se toca. Nos lleva a lugares que no están buenos. De hecho para el show del Art Media solo vamos a tocar dos temas. Y me parece que es un buen disco, creo que hay al menos cinco canciones que deberían tocarse siempre, pero inevitablemente nos lleva a ese momento. Quedamos en dos canciones porque tampoco podemos evitar el disco. Pero es una etapa superada igual.
¿Y como fue el proceso para llegar a “Contraindicado”?
Y fue del 2009 al 2015, seis años, con un EP de covers en el medio. En ese periodo también paramos como un año y cuando queríamos volver algunos solo querían tocar y otros querían que componer un disco. Yo decía que si no volvíamos a tocar, no podíamos componer. Al final creo que hicimos las dos cosas al mismo tiempo. Pero decidimos que “Contraindicado” sea un proceso feliz, para todos, y lo fue. Ayudo a sanar ciertas cosas que habían pasado durante “Nuestras Guerras”, pero las heridas seguían ahí. Por eso la necesidad de parar en su momento.
¿Y el próximo disco para dónde va?
Queremos que el proceso para el próximo disco sea igual que “Contraindicado”. Estoy armando un estudio en casa, para grabarlo ahí mientras hacemos asados, con todos aportando. Es un trabajo largo. Hay ocho maquetas y yo considero que debe haber al menos veinte para elegir doce. Pero de lo que va apareciendo hay cosas que me parecen muy buenas. Seguimos proyectando un futuro con Shaila; me gustaría ir a México, ir a Europa. Poder dar el mejor disco de Shaila a todo nivel; sonoro, compositivo. Volver a las provincias. Con tocar una vez por mes estoy contento. De todas formas, con lo que va a pasar ahora, si no hubiese un después, yo estaría contento.
SHAILA se presenta el sábado 31 de agosto en el Complejo Art Media, Av. Corrientes 6271. Las entradas se encuentran agotadas.