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Afirmaciones, contradicciones y nuevas ideas: SHAILA finalmente llegó al Estadio Obras. #Reseña

Quizás las nuevas generaciones no lo tengan tan en cuenta, pero para los mayores de treinta, el Estadio Obras significaba la consagración absoluta. Llegar a tocar ahí como cabeza de cartel era el sueño de toda banda de rock. Hoy, que artistas con pocos años de trayectoria o con un solo disco (Y a veces menos), llenan el Movistar Arena, el camino que las bandas tenían que hacer para llegar a Obras parece muy lejano. Pero en un universo paralelo, lejos de las luces y los grandes medios, eso todavía sigue ocurriendo. A SHAILA le tomó treinta años y varias separaciones llegar a este lugar. Por eso el mismo público también lo siente como un triunfo. De finalmente ver la banda que lo acompañó toda su vida en lo más alto.

Lo de SHAILA en Obras también es un posicionamiento. En épocas donde los artistas locales llegan a hacer varios estadios y no invitan a ningún grupo a abrir esos shows, el quinteto de hardcore melódico invita a dos de sus más fieles compañeros de ruta; JORDAN y RODIA, en una forma de reafirmar lazos. Algunos dirán generosidad, otros dirán códigos.

Quizas sea casualidad, pero cada detalle en este show parece ser planificado. Incluso en su no planificación. La banda arranca el concierto con “Cuando No Quieras Sentir” y “Sudamerica II – El Fracaso Regional”, acaso sus dos mayores hits, en un gesto que parece decir “Tenemos treinta años de canciones lo suficientemente sólidas para bancar un show de dos horas”. Y si así fuese no se equivocarían. Ahí aparecen composiciones de sus últimos discos, como “Leviatán” o “Contraindicado”. También del periodo más exitoso, como “Bajo El Agua” o “Noviembre”. Y por supuesto temas más antiguos para el deleite de los fans de la primera hora, como “Somos” o “Mil Ilusiones”. La constante es que cada canción es cantada a viva voz por el público.

Pero como bien diría su cantante, Joaquín Guillen, una banda no es una banda si no crea. Ahí es donde aparece “Canción Perdida”, reciente single que anticipa lo que será un próximo disco. Y esa también es una declaración de principios. Y otra podría ser la forma en la que el grupo encara este show tan importante; con la informalidad de siempre. Históricamente SHAILA se ha caracterizado por ser una banda descontracturada sobre el escenario, producto de ser un grupo de amigos que se conoce desde el jardín de infantes. Las canciones pueden hablar de los horrores del capitalismo, de Palestina, de revoluciones, pero la banda hace contrarrestar eso con una actitud de disfrute sobre las tablas. Es el mismo cantante quien certifica; “Afirmaciones, contradicciones y nuevas ideas. Ese es el motor que impulsa esta banda.” Y creo que el público disfruta eso. Si la banda hubiese mostrado un show ensayado hasta el mínimo detalle, sin tanta comunicación, creo que se hubiese ido algo decepcionado.

El final tiene que ver con un gesto no planificado también. U otra declaración de principios. Luego del cierre oficial con la canción “Mañanas”, los músicos siguen en el escenario y, como nadie los corre, deciden despacharse con una versión de “Do What You Want” de BAD RELIGION. Y así, sin quererlo, la banda termina como empieza; un grupo de amigos tocando una canción de su banda favorita. Simplemente porque sí. Solo que esta noche están en el templo del rock, treinta años más tarde, y hay miles de personas cantando.

Facundo Llano
Colaborador en Rocktambulos
Música, comida y libros, el resto está de más.
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©Todas las fotos son propiedad de SHAILA / Todos los derechos pertenecen a su autor

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