Durante los 2000, SHAILA logró ser una de las bandas más importantes del llamado hardcore melódico, llegando a infiltrarse en el mainstream argentino a través de manifiestos políticos. Algo que hoy parece muy lejano. Pero como toda banda hardcore, esa filtración a la masividad les hacía cierto ruido, por lo que nunca se zambulleron del todo, manteniendo una ética de trabajo que no corresponde con lo que la masividad pide. Es por eso que cuando no sentían algo, simplemente no lo hacían. Es así como en su carrera encontramos varios periodos de descanso, siendo el último en 2017, y desde entonces, silencio absoluto.

Pero cumplir treinta años como banda es algo que amerita volver al ruedo. En principio se había anunciado una fecha para Groove, que al agotarse en poco tiempo, tuvo que pasarse el Complejo Art Media, que dobla en capacidad y que también se agota. Sin planearlo, SHAILA volvía al escenario con el show más importante de su carrera.

Antes de ellos estuvieron los rosarinos de Asphix, banda casi hermanada a Shaila, que también cuenta con una carrera de casi treinta años, recorriendo el camino del hardcore melódico casi en conjunto.

El show comienza con “Amigos”, directamente desde el primer disco de la banda. El pogo es inmediato y la cara de felicidad de los músicos es indisimulable. Shaila siempre ha sido honesta consigo misma y no harían nada que no sintieran realmente. Al entrar en la seguidilla de “Somos”, “La Historia Somnolienta de América Latina” y “Mil Ilusiones”, se nota que el grupo tenía una genuina necesidad de volver a cantar esas canciones y sentir la devolución de energía de la gente. Si recordamos que ese parate duró unos ocho años, esa devolución se multiplica.

El libreto que la banda tenía ensayado para esta noche particular no puede mantenerse durante mucho tiempo. Antes del show, Joaquín Guillén había advertido a sus compañeros que no hablaría mucho en el escenario. Pero este show cuenta con varios condimentos; primero el reencuentro de una banda de amigos que mantiene una relación personal y musical desde la niñez, que desemboca en el treinta aniversario de su banda con una formación, casi, inalterable desde el comienzo. Y después, el poder celebrar semejante historia en lo que es el show más grande de su carrera, ante más de tres mil personas. No solo Joaquín es desbordado, sino que todos los integrantes tienen su momento al micrófono, a veces entre dos o tres simultáneamente. No importa. Hoy no es la noche para dar un show solemne y musicalmente impoluto. Hoy es noche para que las emociones se desborden.

Si bien el concierto recorre todas las épocas, el periodo 2004-2006 ocupa casi la mitad de la lista de temas. Y está bien, porque los discos “Mañanas” y “Camino a Idilia” son los trabajos que más himnos han dejado. Canciones emocionales y pop como “Cuando No Quieras Sentir” se mezclan con arrebatos hardcore politizados como “El Fracaso Regional”. Es que en Shaila esas dos temáticas conviven en total armonía, a veces en la misma canción, como en “L’amour et L’déception”. Y ese es el discurso también que baja desde el escenario, como cuando los hijos de los músicos se suman para cantar “Emilia”, con sus padres visiblemente emocionados. También el enojo en “A La Derecha De La Cruz”, y sobre qué significa la palabra libertad en tiempos como estos. Porque si hay algo que Shaila ha mantenido durante estas tres décadas es ese espíritu de búsqueda y cuestionamiento. Es una banda que nunca ha subestimado a su público, instigándolo a crecer. ¿Cuántas bandas pueden usar palabras en sus canciones como paralogismo, supranacional o idilia? Y que a la vez sean hits gancheros y directos.

El final llega dos horas después con “Mañanas” y parece un título óptimo para describir al grupo hoy. El show del Art Media rompió los protocolos; era sacarse el peso de encima y dejarse emocionar, sin que importe si la interpretación de las canciones fue perfecta o no. Pero a partir de hoy empieza un nuevo capítulo para Shaila. Uno que traerá nuevas canciones, nuevos shows, nuevas giras. Cantando a favor del amor y en contra del sistema. Como siempre, siempre nuevo.

Facundo Llano

Colaborador en Rocktambulos

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