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Rompiendo Moldes Con Elegancia: APOCALYPTICA celebró 20 años tocando METALLICA, en Buenos Aires

Que experiencia tan placentera es entrar al show de una banda como un asistente más, y en el transcurso convertirse -como si de una cuestión religiosa se tratara- en fan (con la humildad que debe conllevar una declaración como esta). APOCALYPTICA fue una experiencia así. El jueves 7 de Diciembre la banda se presentó en Buenos Aires por 3ra vez y en esta instancia el Teatro Coliseo fue el recinto elegido. Ante un público en butacas, la agrupación se dispuso a rememorar los 20 años de Plays Metallica by Four Cellos. Posterior a una actuación soporte a cargo de DANIEL TELIS, la banda que conjuga metal con música clásica dio un impresionante show ante una sala repleta de seguidores de todas las edades.

En entrevistas previas al evento, el conjunto ya había anticipado que su show se dividiría en 2 partes: la primera donde únicamente los 4 cellistas tocarían -completo y en orden- su álbum debut. Sí, leíste bien. Cuatro cellos ya que la presente gira tiene a Antero Manninen, miembro original, reuniéndose con Eicca Toppinen y Paavo Lötjönen (ambos también fundadores), además de Perttu Kivilaakso, quien lo reemplazó en 1999 luego de su partida. Por obvias razones -digamos que ya había “cartón lleno”-, se entendió la ausencia de Max Lilja, quien a pesar de también haber plasmado su ADN en el 1er álbum, no fue de la partida. Decir algo como “sin mucha sorpresa, una tras otras las canciones se sucedieron”, considerando que uno ya sabía esa parte del setlist, le quitaría mérito a la banda. Cada una fue ejecutada con suma maestría, con “Master of Puppets”, “Sad But True” y la potente “Creeping Death” como puntos altos.

“You guys are going be the singers of tonight (ustedes van a ser los cantantes esta noche)” anunció Eicca, sin embargo, fueron varias las ocasiones donde la banda tuvo que pedirle a su público que se soltara. El sonido fue perfecto y atronador -más no ensordecedor-, y tal vez debido a ello los clásicos cánticos que nos caracterizan como argentinos en el mundo no se escucharon (al menos desde el fondo). En el escenario, Toppinen, Lötjönen y Kivilaakso se dividieron las melodías líderes mientras Manninen se mantuvo principalmente en un papel rítmico, además de un simpático perfil bajo. “Welcome Home (Sanitarium)” fue la forma que la banda tuvo para darle nuevamente la bienvenida a Antero.

La segunda parte se compuso de más canciones de METALLICA, algunas presentes en Inquisition Symphony (1998) y Cult (2000), y otras inéditas, todas junto al baterista Mikko Sirén. Esta división -con un intervalo de 10 minutos entre cada una- se pudo entender como un duelo entre la era clásica vs. la moderna del grupo, más allá de ambas estar conformadas por covers del mismo artista. “For Whom The Bell Tolls” fue el momento donde la exaltación fue incontenible y la gente se levantó de sus asientos para no volverse a sentar. Brutales versiones de “Fight Fire With Fire” y “Battery” le hicieron frente a sus versiones originales, también dejando claro que los solos de guitarra a toda velocidad no son obstáculo para el talento de estos músicos.

Casi como si se tratará del clásico final de show de METALLICA, la banda tocó “Seek and Destroy”, mechándola en su final con “Thunderstrack” (AC/DC) y el principio de “Ride The Lightning”. “Nothing Else Matters” fue una elección rara para empezar los bises (uno esperaría una opción más enérgica), pero su belleza esquivó cualquier incertidumbre, incluso la presencia inusual de una batería electrónica en ella. “One” fue el explosivo -¡que ironía!- final, con la banda dejando todo en el escenario.

Leyendo algunos comentarios en YouTube, noté que muchos seguidores parecen considerar que la esencia de la banda es sin batería (y sin voz tampoco). Ok, ignoremos la poca seriedad periodística de la plataforma, pero si vamos a los hechos, la audiencia argentina definitivamente respondió con mayor euforia a la segunda parte del show, con Sirén en la bata. Podríamos conjeturar que la primera tuvo una vibra muy similar a presenciar un show de música clásica, y en el imaginario colectivo dicha situación no está relacionada con las efusivas muestras de vitoreo nuestras, sino de respeto y aplausos modestos.

La imagen más bella fueron los puños en el aire, los cantos, el headbangin’ en pleno teatro -definitivamente el lugar más bizarro en el cual agitar la melena- tanto de la banda como de los espectadores-, y los aplausos…esos aplausos que conllevaron respeto, admiración, gratitud y la sensación de estar presentes ante algo único, algo trascendental. Nada mal para una “tribu” de gente a la que la sociedad tiene como cerrados e intolerantes a otros géneros fuera del metal.

Lo peculiar de Toppinen y Cía. es que destruyen todo estereotipo de lo que la música pesada debería ser para los más puristas. Tantos preceptos rotos y aún así la banda sonó a Heavy Metal: poderoso, épico y lleno de esa energía que tanto amamos. Con cerrar los ojos y dejarse llevar se podían escuchar guitarras de alguna forma, raras, pero guitarras (lo experimenté personalmente en «Escape»). La expresión “toma una nueva dimensión” encaja perfecto para describir la música de APOCALYPTICA, y su show en vivo simplemente redobla esa declaración.

Todas las fotos fueron tomadas por Cristian Estaurino para elculto.com.ar / Todos los derechos reservados.

Roger Alan Provan
Colaborador en Rocktambulos
La música, sin importar el género, popularidad, año o país de origen, tiene una chance en mis oídos. En ella encuentro mi camino.
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