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ARCTIC MONKEYS en Primavera Sound Buenos Aires: Rock, lluvia y descontrol #AsíFue

“¡Qué mala suerte que justo vino a llover el día que tocan los ARCTIC MONKEYS!” era una de las expresiones más escuchadas el pasado domingo en el predio de Costanera Sur, donde se llevó a cabo el primer Primavera Sound argentino, pero… ¿existe la mala suerte? Algunos psicólogos aseguran que la buena o mala suerte es tan solo una cuestión de actitud ante las situaciones que se nos presentan en la vida, por lo tanto cuando el mal clima amenazó con arruinarnos la fiesta, tocó armarse de la mejor actitud y hacer lo que estuviera al alcance para que todo saliera lo mejor posible. Eso parece ser lo que intentó hacer la organización al adelantar los horarios de las bandas principales y garantizar la satisfacción de la mayoría, en un desesperado intento por salvar el festival, y aunque lo lograron, lamentablemente no fue suficiente y otros shows se terminaron cancelando.

A las 19:10 hs, cuatro horas antes de lo planeado inicialmente, comenzó el acto principal de la jornada. Fue una buena jugada porque para ese momento la lluvia comenzaba a hacerse un poco más intensa, y aunque afortunadamente nunca hubo rayos ni vientos huracanados que pusieran en peligro el evento, era mejor prevenir. Todo parecía ir bien cuando arrancó “Sculptures of Anything Goes”, de su recién publicado disco The Car, pero como dijo un sabio: “cuando es pa’ uno, ni que te quites”. El recital de ARCTIC MONKEYS parecía estar destinado a la suspensión, y es que aún cuando se adelantó el horario y la lluvia no fue tan fuerte como se esperaba, la banda no pudo escapar a los incidentes y terminó suspendiendo momentáneamente su show. ¿El motivo? Pues, algunos irresponsables comenzaron a empujar apenas arrancó el primer tema movido de la noche, “Brianstorm”. Lejos de hacer pogo, parecía que intentaban llegar hacia adelante pasando por encima de los demás y esa “travesura”, además de que nos costó perdernos varios temas, originó algunos desmayos.

La entrega del público fue total

Yo, que estuve al costado derecho (área supuestamente segura, según el manual básico del pogo), sufrí los empujones de algunos vivos que aprovechaban los temas rápidos para avanzar y llegar al centro o hasta la valla, sin pensar en los que ya están adelante ni mucho menos advertir que podrían generar una avalancha. Ellos no eran los únicos, esta práctica es algo común lamentablemente y las pequeñas avalanchas se multiplicaron en todo el sector delantero, originando un hacinamiento y la desesperación de muchos asistentes. Algunos tuvieron que ser socorridos.

Apenas había pasado un tema y medio, pero la banda, al percatarse de lo que sucedía, decidió detener el show. “Toménselo con calma, si alguien se cae lo levantan, cuidémonos unos a otros” dijo varias veces Alex Turner durante la pausa, intentando calmar las aguas, y a continuación decidieron tocar un tema suave que ni siquiera estaba en la lista: “Cornerstone”. Cuando parecía que se calmaba el asunto, comenzó “Snap Out Of It” y nuevamente empezaron los empujones con sus consecuencias. Al ver la cantidad de personas descompensadas (muchas de ellas sacadas por el personal de seguridad), los Monkeys volvieron a parar el show y esta vez por varios largos minutos. “Den un paso para atrás, por favor” insistía Turner, antes de que la banda finalmente se fuera del escenario. “Ahora volvemos” dijo, para que nos tranquilizaramos, mientras muchos todavía no entendían qué pasaba.

Alex Turner, el héroe de la jornada. Créditos: Agustín Dusserre. Cortesía DF

El tiempo pasó y el grupo volvió al escenario, pero en lugar de tocar las canciones que tenían planeadas (“Crying Lightning” y “Don’t Sit Down ‘Cause I’ve Moved Your Chair”), prefirieron tocar temas suaves como “Why’d You Only Call Me When You’re High?” (más lenta de lo normal), “Four Out of Five”, “Arabella” y “There’d Better Be a Mirrorball”, siendo “Potion Approaching” la más movida que tocaron tras el regreso. En todos los casos, la impecable voz de Turner -cada vez más enfocado en ese formato crooner con el que se ha destacado en sus últimos discos- era la principal protagonista. El sonido y la puesta en escena, a pesar de la lluvia, se mantuvo siempre a la altura de las circunstancias y pudimos disfrutar de la calidad de la banda en todo su esplendor.

Cuando parecía que el show tomaba su cauce llegó el esperado momento de “Do I Wanna Know?” (ver vídeo), que además de ser un tema bastante celebrado, invitaba a la calma con su sensual ritmo. El público lo cantó y bailó bajo la lluvia como si no hubiera mañana (hasta una propuesta de casamiento parece que hubo durante el tema) y cuando parecía que se encendía el fuego, la banda procedió a tocar otra balada perfecta para apagar esa llama: “Tranquility Base Hotel + Casino”. Lamentablemente se saltaron también “Teddy Picker” y “R U Mine?”, que estaban en el setlist impreso (probablemente por falta de tiempo, ya que se perdieron muchos minutos por las pausas), pero se arriesgaron de nuevo y apostaron al buen comportamiento de la gente al interpretar “Pretty Visitors” y sobre todo “I Bet You Look Good on the Dancefloor”, eso sí, Turner preguntó si estabamos bien antes de que iniciara el tema, como para saber si lo tocaban o no.

Turner en su nueva faceta crooner. Créditos: Gonzalo Lopez. Cortesía DF

Lamentablemente cada tema movido era disparador de un incomprensible caos en el sector delantero que lejos estaba de ser un pogo (ese que todos conocemos) y lo peor es que a estas alturas todavía mucha gente en los sectores más alejados seguían sin entender qué pasaba, pero lo cierto es que al terminar la canción volvieron a parar y a pedir calma. Algunos llegaron a su casa sin saber nunca qué ocurrió, y fue solo cuando vieron las redes sociales y la cantidad de personas contando su experiencia en la valla, que se enteraron (porque además, los grandes medios tampoco dieron detalles al respecto).

El equipo de cámaras nunca enfocó lo que estaba ocurriendo en las vallas, donde algunas personas estaban siendo auxiliadas por el personal de prevención, por lo que la gran mayoría se preguntaba “¿Por qué pararon?”. Algunas de las cosas que se podían escuchar (y leer posteriormente en redes sociales) eran “¿Será que no quieren tocar?”, “¿Les molestó que adelantaran el horario?”, “¿La lluvia está ocasionando problemas técnicos?” entre otras. Lo último que la gente imaginaba era que adelante habían personas clamando por sus vidas ya que se les hacía imposible salir entre la gente. La banda, y sobre todo Alex Turner, que tenía una vista privilegiada de todo lo que pasaba, se preocupó -incluso más que muchos de los asistentes- y por eso nunca dudó en detener el concierto las veces que fuera necesario para que estas personas pudieran ser socorridas.

Arctic Monkeys. Créditos: Trigo Gerardi. Cortesía DF

“Body Paint” y “505”, ambos de tempo lento, fueron los últimos dos temas de un impecable pero accidentado show que nos dejó un sabor agridulce, no solo por las constantes pausas sino porque la banda se comió varios temas por culpa de esta lamentable situación. Por supuesto, que si lo comparamos con una posible suspensión total -algo que a muchos nos preocupaba desde que se anunció tormenta- entonces salimos ganando y hay que celebrar que aunque no escuchamos los 21 temas que tocaron en Chile, al menos pudimos disfrutar esos 15. Peor es nada ¿no?.

No hay nada que reprocharle a los ARCTIC MONKEYS (unos verdaderos gentlemen preocupados por sus fans) y sí mucho que analizar de nosotros como público, sobre todo si queremos lucir la copa del “mejor del mundo” porque ¿de qué serviría ese título si nos matamos entre nosotros?. El show, pese a los inconvenientes, fue musicalmente maravilloso y la mayoría de los asistentes se comportaron como debe ser, demostrando esa entrega y energía que tanto esperan ver los artistas cada vez que pisan Argentina, pero es una pena que el motivo de las interrupciones haya sido el comportamiento del público, en lugar de razones técnicas o climáticas, como se creía que pasaría. No nos excusemos en la pasión ni el fervor, como muchos han querido hacer creer, porque el pogo, los saltos y los empujones siempre se pueden hacer sin dañar al otro. Hay que pensar cómo podemos evitar que las cosas se salgan de control.

La actitud pasiva de quienes piensan que “son cosas que pasan” y se limitan a creer que la solución es “no meterse adelante” tampoco ayuda porque da a entender que adelante todo está permitido y la realidad es que en todos los conciertos de rock hay pogo y no pasa lo que pasó el domingo. Nunca falta quien culpe injustamente a las víctimas por “haber estado donde no debían”, pero es importante entender que el problema real no es la inexperiencia ni la capacidad de “bancarsela” que tenga la gente, el verdadero problema son los que dan ese primer empujón. Generar avalanchas no es pogo y también es responsabilidad nuestra decirles “¡basta!” a quienes lo hacen, porque aunque no parezca, esas pequeñas acciones son un efecto mariposa que podría ocasionar tragedias. Mantenernos al margen y en silencio no es opción, porque al final ese caos nos afecta a todos.

El pogo no es violencia, es un baile consensuado donde aunque nos empujemos, lo hacemos con cuidado de no pisar al otro y el que se cae se levanta. Yo no quiero ni imaginar cómo se sintieron quienes temieron por su vida o se desmayaron por la falta de aire, convirtiendo un día soñado en una pesadilla traumática. Afortunadamente no ocurrió ninguna tragedia, pero hay que reflexionar. Es nuestro deber evitar que estas situaciones se repitan y la solución, aunque no parezca, está en nuestras manos.

Frank Hernández
Director en Rocktambulos
Escucho más de lo que veo y escribo más de lo que leo.
Periodista musical. Radio Host. Colaborador en Billboard y Rockaxis. Fundador de Rocktambulos
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El setlist que planeaba tocar AM en Buenos Aires

La foto utilizada como portada fue tomada por Agustín Dusserre y es cortesía de DF Entertainment.

Créditos: Trigo Gerardi. Cortesía DF

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