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BUSH en Argentina: El segundo debut de un gigante incomprendido #Crónica

Parece que fue ayer cuando veíamos, generalmente a través de MTV, a aquella banda inglesa que parecía haber llegado para salvar al grunge justo en el año en el que perdimos a Kurt. El talento era incuestionable, pero la originalidad no tanto. Mientras una gran parte los criticaba por su parecido con NIRVANA, otra gran parte los recibía con los brazos abiertos y su disco debut, Sixteen Stones (1994) se convertía en un éxito en ventas dentro de los Estados Unidos y Canadá, logrando meter cinco sencillos de aquel álbum en las carteleras musicales más importantes del mundo.

BUSH llegó tan alto en el mainstream estadounidense que tuvieron el honor de ser headliners del festival Woodstock 99 y cerrar el escenario principal de la primera fecha, poniéndose a la altura de METALLICA y RED HOT CHILI PEPPERS, quienes cerraron las otras dos. Por alguna razón, su éxito no fue igual en el resto del mundo y eso incluye, obviamente, al sur de América.

Gavin Rossdale

Veinte años después de aquel histórico show en Woodstock, BUSH volvió a Argentina (sí, ya habían venido) para interpretar aquellos mismos clásicos de los 90’s y hacernos viajar en el tiempo. Su visita junto a STONE TEMPLE PILOTS el pasado 19 de febrero se sintió como un debut a pesar de que ya habían estado en Buenos Aires en 1997 como parte del festival Rock & Pop, pero aquel primer y único paso por estas tierras fue tan poco relevante que ni el propio Gavin recuerda exactamente cuándo fue, o al menos eso nos hizo entender el martes pasado durante su show en el Teatro Opera.

“Buenos Aires, somos BUSH, por fin estamos aquí” dijo Gavin Rossdale (en su español con acento de España) en el primero de muchos contactos con el público. “Machinehead”, de introducción alargada para la ocasión, fue el tema elegido para el arranque y puso a todos los fans a saltar desde sus asientos, siendo seguida de otro gran clásico: “The Chemical Between Us“.

“Es un sueño estar aquí”, agregó Rossdale mientras saludaba a todos, desde la primera fila hasta los de la platea más alta. “Hay más gente arriba que abajo” dijo sorprendido, y claro, luego del cambio de recinto, la distribución de las ubicaciones hizo que las entradas más económicas (campo trasero y platea) y parte del campo delantero, quedaran en el segundo piso del teatro, dejando el primer piso para las entradas más costosas: preferenciales.

Robin Goodridge

“¿Podemos cantar aqui? Es decir, es un teatro, para cosas de Shakespeare y eso” bromeó antes de “Everything Zen“, tema en el que comenzó haciendo los acordes del coro para que todo el teatro cantara. La canción fue tomando poder y los músicos descargaron toda su energía, terminando con Gavin de cabeza contra el ampli, cayendo detrás con todo y guitarra.

La entrega de Gavin en el escenario es notable. Si bien todos en la banda lucen totalmente enérgicos, el vocalista es el indudable protagonista, arrodillándose en tarima, saltando, corriendo y cantando con su inconfundible voz rasposa, esa por la que lo comparaban con Cobain y que mantiene impecable tras el paso de los años. La misma actitud, las mismas poses, la misma energía, todo sigue igual sobre el escenario para Rossdale, que mantiene el mismo espíritu de hace 25 años.

Los clásicos “Swallowed” y “Glycerine” le dieron el toque suave a la noche. En la primera Gavin tuvo algunos inconvenientes para agarrar el tono, pero supo resolver rápidamente y volarnos la cabeza con el poder que dicho tema transmite. La segunda lo tuvo en solitario, cantando con su guitarra casi toda la canción hasta que al final se unieron Traynor (Guitarra), Britz (Bajo) y Goodridge (Batería), dándole un cierre rockero a esta balada compuesta “para los que ya no están”, según confesó el vocalista.

Corey Britz

“Me gustaría poder tocar más temas, muchos más, disculpa por no poder” dijo en medio del show, y es que realmente una hora y veinte minutos fue muy poco para una carrera tan extensa. “Greedy Fly”, por ejemplo, estaba en el set list pero no fue tocado por alguna razón que desconocemos. Lo que sí sabemos es que tuvimos un tema menos que el resto de los países donde se ha venido realizando la gira.

A pesar de lo breve del set list, hubo espacio para “Come Together” de THE BEATLES, y también para temas más “recientes”, como “Sound Of Winter”, que nos mostró al guitarrista Chris Traynor atreviéndose a bajar del escenario y acercarse a los fans, y sencillos como “Let Yourself Go” y “This Is War”, donde Gavin, despojado de su guitarra, se dedicó a cantar y bailar, además de correr y saltar, bajándose en varias ocasiones de la tarima para caminar entre los fans que llenaron el teatro.

Pero el punto cumbre de su extroversión vino cuando tocaron el clásico “Little Things”, donde Gavin no se conformó con caminar entre los fans del sector preferencial sino que subió las escaleras y apareció en el segundo piso (click para ver video), paseándose por un sector en el que se hacía difícil caminar debido a lo lleno que estaba. El vocalista quiso ir y cantarle frente a frente a todos sus seguidores, y lo logró.

Chris Traynor

Ese fue, sin duda, el momento que marcó la noche, un gesto tan inesperado como admirable, que habla de que el vocalista es mucho más que un discurso y cuando nos invitaba, antes de “Come Together”, a unirnos en la música sin importar clase ni raza, lo decía en serio. Un merecido “Olé, Olé, Olé, Gavin, Gavin” fue lo que recibió en respuesta el músico, que se ganó la admiración de todos, incluyendo quienes habían ido únicamente por STP y lo estaban conociendo esa noche.

El cierre vino con el esperado “Comedown”, en el que todos se terminaron de poner de pie y acompañaron a la banda con el coro, que resonó por todo el teatro. Luego del enérgico final, la banda dijo adiós y le agradeció con reverencias al público, dejando a la audiencia encendida mientras al fondo sonaba la versión electrónica de “Sound of Winter”.

Si la tarea de un acto de apertura es calentar al público, BUSH supo hacer el trabajo con creces, al punto de hacerme dudar si los legendarios STONE TEMPLE PILOTS iban a poder superar semejante actuación. La vara quedó alta, no solo por haber dado un gran show, enérgico y poderoso, sino por haberse mostrado empáticos, cercanos y con calidad humana.

Esta vez fue gracias a STP que pudimos tenerlos en el país, pero demostraron que merecen volver como protagonistas, donde puedan tocar todos los temas que, según Rossdale, querían tocar esa noche y no pudieron. ¿Habrá suficientes fans para hacer eso posible? El tiempo dirá.

Gavin Rossdale
Frank Hernández
Director en Rocktambulos
Escucho más de lo que veo y escribo más de lo que leo.
Periodista musical. Radio Host. Colaborador en Billboard y Rockaxis. Fundador de Rocktambulos
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Todas las fotos fueron tomadas por Victor Guagnini / Todos los derechos pertenecen a su autor

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