Festival Heavy Noise 2023: Gran cultura de nicho #Reseña

Innumerables bandas ya han transitado los escenarios del festival Heavy Noise. En sus ya varias encarnaciones este evento ha albergado a los muchos exponentes del metal más extremo. Desde dentro se ha logrado nuclear una escena que se funde en si misma a partir de la autogestión, el mutuo aguante y el culto al género metálico en sus explanadas más modernas. Y una de las resultantes que generan a partir de todo esto, bien puede ser, la evidente simbiosis entre el público y el artista.

Maestros de ceremonias: MATTOGROSO, MISA NEGRA Y HERMANOS DE SANGRE.

MATTOGROSO, oriundos del barrio de San Martin, corrieron el telón de esta nueva jornada de ruido pesado. Siguiendo con su propuesta del “metal bailable” pareció refrescante sentir ese Groove Metal que propicia el slam entre los presentes a través de latiguillos que se suelen encontrar en el mundo de la música bailantera. Un contundente set aunque lastimosamente Gonzalo Arce, su cantante, comento en algunos momentos que ese era el último show de aquella formación. Veremos que acontece próximamente.

MISA NEGRA, con su poderío proveniente del death metal moderno, oficiaron de segundo número frente a un recinto que poco a poco colmaba su capacidad. Con una interesante performance vocal a través de guturales cuidados que se desentrañaban entre riffs de guitarra graves y golpes precisos. Algunos pormenores parecieron provenir desde el micrófono del bombo y eso detuvo unos minutos su performance, sin embargo, solo eso fue. Los problemas sonoros no asomaron su rostro en lo que siguió de la noche. Tampoco doblego el espíritu de este grupo que con su estampa ha logrado sorprender a más de uno entre los allí presentes.

Promediando ya la primera mitad del festival arribó HERMANOS DE SANGRE. Dentro de esta propuesta los sonidos se conjugan entre la lirica del Power Pop junto al Hard Rock y armonías clásicas del Thrash Metal. Lo que ocurre capta lo sensitivo, desde un primer momento. Hablamos antes de fronteras y límites difusos para definir un género pero, ese es el síntoma que origina y hermana, cada banda de este evento sobre el escenario. Confluyen en un mismo estilo, pero las influencias, aunque generacionales, llegan a ser siempre disimiles.

NVLO – Deathcore vencedor

Antecediendo al plato fuerte de la noche, y matizando las cortas esperas entre encuentros, alguna bebida espirituosa y los sonidos del Trap y el Hip Hop, continuó NVLO. Siendo una figura recurrente cerca de los lugares centrales del Djent, la propuesta del Deathcore y la renovada escena metálica las guitarras de 7 cuerdas, los prominentes graves y las feroces liricas introspectivas, se sumaron con creces al goce instantáneo por parte de su fiel público. Cabe destacar que esta agrupación será exponente del metal argentino en la edición 2023 del WACKEN OPEN AIR, el festival de música pesada más grande del mundo. No es poco el peso y la responsabilidad que esto conlleva y no pasó desapercibido el rigor con el que, tema tras tema, la banda desgranaba su repertorio.

ARDE LA SANGRE – El nuevo camino

Lejos de introducciones climáticas o materiales pertenecientes al “showbiz”, Marcelo “Corvata” Corvalan difundió, ya en el centro de la escena, un claro y sentido mensaje acerca de lo que, para sí, representaba la fecha que transcurría junto al resarcimiento histórico no reconocido para con los veteranos y caídos en la guerra de Malvinas. “El Reino Maldito” marco el principio del fin. “Acertijos”, “Lanzallamas”, fueron dándose una tras otra marcando la presentación del EP “Rompiendo Silencios” lanzado en el pasado 2022. El ensamble que han logrado Luciano Farelli y Tery Langer en Guitarras junto a Nacho Benavides en batería se sustenta en por sí solo y en un mismo caudal musical y de proyección. La omisión de cualquier oda al pasado, salvo dos obligatos muy festejados de CARAJO, marca una pauta. Es hora ya de sacudirse el polvo del camino transitado y poder continuar.

75 minutos fueron suficientes para arrimar el final de una noche prístina. “Fuego en el cielo”, un track que, arriesgo a pensar, encara a ser un futuro clásico del cancionero de la banda puso su broche a una extensa tarde de música pesada. Sin muchas demagogias más que agradecimientos, regalos de la banda al público y un grato saludo final.

Me pongo a pensar en la cantidad de propuestas artísticas de toda índole a nivel musical que están surgiendo dentro de la escena. El futuro no está escrito y, dentro de los infiernos y malestares que puedan aquejar a cada quien, la música, uno de los artes más nobles, sigue siendo la banda de sonido de todo aquello que se encuentra a nuestro alrededor y toma aún más protagonismo, cuando el producto se vuelve genuino.

En las afueras de Groove, las frías gotas de las tormentas otoñales son el perfecto escenario para un nuevo retorno a los hogares de los cientos de fanáticos que, satisfechos, brindaron su tiempo y presencia a esta base de grupos emergentes.

Tomás Molina