Ayúdanos a hacer periodismo independiente

Por favor, desactiva Ad-block

Trabajamos duro para brindarte contenido gratuito y de calidad. Mostrarte publicidad es la única forma de monetizarlo y seguir creando.

Estás aquí
Página principal > Destacada >

Con La Intención De Causar Estragos: HAVOK regresó a Buenos Aires #Crónica

Había bastante expectativa por la llegada de HAVOK a Argentina. Los oriundos de Denver, Colorado (EE.UU.) son uno de los más grandes exponentes del Thrash Metal en la actualidad, y en el marco de la gira que los tiene presentando el muy recomendable Conformicide (2017), bajaron por segunda vez a Buenos Aires. Estuvimos ahí para levantar los cuernos al aire y headbanguear como desquiciados (además de perder un ínfimo fragmento de diente). Esto fue lo que pasó.

De izq. a der.: David Sanchez, Nick Schendzielos y Reece Scruggs.

La noche del miércoles 13 de Junio Uniclub supo llenar desde temprano cada una de sus dimensiones. El frío gélido de la intemperie obligaba a la mayor parte de los fans a ingresar al interior del recinto ni bien llegaban a la locación. Esto permitió que la gran mayoría pudiera disfrutar -con o sin querer- de las actuaciones de HAMVIDES, CASTIGO, PIRAS y DEZAZTRE NATURAL, bandas encargadas de calentar la velada y preparar la mesa para el plato principal.

En la previa a la salida de los norteamericanos el ambiente ya estaba algo “picado”. Por un lado, los cánticos cada vez más intensos para que la banda “saliera a tocar de una vez”, y por el otro, algunos personajes un tanto atrevidos que lograban levantar la cortina para ver detrás de ella cómo se armaba el set de la banda. Realmente fueron todas conductas inofensivas en una serie de situaciones cuya gravedad iría escalando con el transcurso del show.

Cuando la banda salió a escena, acometió directo a la yugular con “Fatal Intervention” del todopoderoso Time Is Up (2011). Cualquier queja por la espera fue hecha pedazos en ese instante. Y decir que se desató un brutal pogo es poco porque el mosh fue la danza permanente con la que la audiencia le demostró su pasión a estos embajadores de la música extrema. Esperaba que el puntapié inicial fueran los oscuros acordes de “F.P.C.”, pero entendí que por fuera de la experiencia inmersiva de escuchar completo su nuevo disco, tal vez no sea la mejor elección para abrir un show.

David Sanchez.

David Sanchez (frontman, voz y guitarra) tomó posesión del centro delantero mientras el monstruo de la precisión y brutalidad que es Pete Webber en la batería, estaba detrás de él. Reece Scruggs (guitarra líder) se situó a la izquierda, y a la derecha el miembro más reciente, Nick Schendzielos (bajo). De este último hay mucho para decir (y alabar).

“Hang ‘Em High” fue entonces la primera exponente del último lanzamiento, y a partir de su intro de bajo es que Schendzielos empezó a posicionarse como la figura más activa de la noche, constantemente arengando y haciendo contacto visual con el público. Y no me refiero a una mirada general, sino a puntuales interacciones con los que estábamos debajo, a apenas a un metro de sus dedos danzando en su diapasón.

“Prepare For Attack” dejó en claro 2 cosas: pese a la energía emanante desde el escenario, al sonido todavía le faltaba acomodarse; y David Sanchez parecía tener algún tipo de conflicto con su voz, y por consecuencia, una actitud menos suelta. Luego de eso sí fue el turno de “F.P.C.”, donde la dinámica de la actuación ameritaba un rebaje -leve- después de 3 mazazos sin descanso. A medida que avanzaba la lista de temas, tanto el sonido como la voz fueron encontrando su lugar y/o equilibrio.

Nick Schendzielos.

Los discos Time Is Up y Conformicide pelearían por el trono en la lista de canciones durante toda la jornada, apenas dejando lugar al EP Point Of No Return (2012) (tema título y “From The Cradle To The Grave”), y esquivando olímpicamente cualquier representante del debut Burn (2009) o de Unnatural Selection (2013). Es verdad que su segundo LP fue el disco de quiebre que los puso en el mapa mundial del Heavy Metal como dignos candidatos a tomar la antorcha de los más grandes (como los prontamente a retirarse, SLAYER), pero siempre fui de aquellos que piensan que el foco de las giras debería estar en lo más reciente (si es que lo hubiere).

La vigilancia, o mejor dicho, la ausencia de ella, fue un factor decisivo para que la situación -sobre y abajo de las tablas- se fuera yendo de las manos. Primero estaban los personajes que lograban subir al escenario para luego hacer stage-diving (nada nuevo en Uniclub), sin embargo lo que en principio pareció ser algo que a los músicos no les molestaba -recordando a los shows de antaño-, terminó incomodándolos, quedando claro cuando Sanchez le cambió la letra a “Out Of My Way” por “¡Get Off the stage!”. Si su postura no quedó firme, Scruggs la complementaría devolviendo con poca amabilidad a un chico al moshpit, una situación con la que al músico no le correspondía tener que lidiar. El muchacho pudo haber salido lastimado, o peor, que sucediera algo trágico, como en aquel show de LAMB OF GOD en República Checa donde Randy Blythe (voz) estuvo a punto de quedar preso al tener un accionar similar.

Reece Scruggs.

Luego de la feroz performance de “Point of No Return”, tuvimos la chance de dar vuelta el humor de David cuando llegó la hora de festejar su natalicio. Más allá de si le importó el gesto o no, fue un lindo momento. Pero como si fuera una broma del destino, un imbécil no tardaría en arruinar la buena letra hecha cuando éste se subió en pleno final de la increíble “Ingsoc” para acosar a los músicos y arrancarle de las manos, por la fuerza, una púa a Sanchez. Mientras el individuo celebraba su osadía ante la mirada incrédula del músico fue expulsado del escenario a la fuerza por la seguridad. A esa altura pensé “¿Dónde m***** está la prevención frente a las vallas?”. A partir de ese entonces hubo un “quinto integrante” de HAVOK en el escenario vigilando. El colmo es que no mucho antes, durante “Covering Fire”, otro sujeto había logrado colarse sin entrada por las puertas de ingreso, para posteriormente ser desalojado por el staff de prevención a través de un fraternal abrazo al cuello desde atrás. #AcáSiQueNoSePoguea.

Las vértebras del cuello ya estaban acalambradas promediando la hora de show cuando por los parlantes se reprodujo la tétrica intro hablada de “Intention To Deceive”. Parodiando a un noticiero, una voz en off nos da cuenta de la manipulación de los medios, indirectamente incitándonos a pensar por nosotros mismos. En una noche en la que se debatió la despenalización del aborto en Argentina, hacerle frente a la desinformación en pos de no repetir inconscientemente discursos de terceros, no debería sernos algo ajeno a los metaleros. Después de todo, esto no es Pop superficial y barato, es Thrash Metal, y el mensaje detrás de los riffs también suma. Faltó nada más que tocarán “Dogmaniacal”, dado el contexto local, y se me escapaban lágrimas herejes.

Pete Webber. Poderoso el chiquitín.

Con 10 canciones interpretadas, la banda se retiró para a la brevedad volver con “D.O.A.” y “Time Is Up” como los bises, haciendo que el caos llegara a todos los presentes. Habría sido genial que incluyeran canciones como “Wake Up” o “Circling The Drain”, no sólo para inclinar la balanza hacia el más reciente lanzamiento, sino para -principalmente- alargar un poco más el set. Con una lista total de 12 temas la presentación se sintió algo corta. De todas formas, la jornada venía de horas de doble bombo y distorsión de la mano de las bandas soporte, por lo que quienes estuvieron presentes desde el inicio seguramente habrán saciado su sed de Thrash Metal. Los que fueron sólo por los de Denver -día laboral encima- tal vez hayan dejado el recinto con ansías de más.

Me permito agregar que en esta formación de HAVOK todos son protagonistas ¿Qué quiero decir con esto? Que todos estuvieron bien presentes en la mezcla (aunque ésta nunca haya logrado su mejor versión), que cada uno tuvo su momento para lucirse, pero por la forma en que la música del grupo está compuesta, que todos son un eslabón fuerte. Estamos hablando de músicos de primera categoría explotando sus capacidades al máximo, donde hasta el bajo puede tomar la delantera en un género donde las guitarras reinan sin resistencia desde hace décadas. Jesse De Los Santos primero (2009-2013), y ahora Schendzielos en las 4 cuerdas, fueron piezas claves en este plan maestro que separa al grupo del resto de sus pares.

El segundo concierto de HAVOK en Buenos Aires pudo haber sido accidentado por momentos, pero el saldo fue positivo de todas formas. Realmente espero que Sanchez y Cía. no hayan sentido que ésta fue una noche para el olvido en su tour. Nick fue el único que se prestó para firmar y saludar a los fans desde el escenario una vez finalizado el show, por lo que al menos él parece haber quedado sumamente contento. No queda más que anhelar una pronta revancha para despejar toda duda.

 

Roger Alan Provan
Colaborador en Rocktambulos
La música, sin importar el género, popularidad, año o país de origen, tiene una chance en mis oídos. En ella encuentro mi camino.
Roger Alan Provan on FacebookRoger Alan Provan on Instagram

 

Nick Schendzielos haciendo el Kamehameha (o Hadouken). Entendió todo.

¿Qué opinas? ¡Queremos saber tu opinión!