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De Tierra Adentro: El Debut de IORIO Solista en Capital Federal #Crónica

En un esfuerzo por sintetizar la marea de situaciones, ideas y significados en el primer show de IORIO en Capital surge esta nota, el resumen de lo que ocurrió el sábado 07 de Diciembre en El Teatro de Flores, la convergencia de la ansiedad entre un artista y su público, y las idas y venidas entre éstos y sus preferencias económicas, políticas, sociales y culturales. Hoy, para bien o para mal, hay pocas personas como IORIO que pueden presentar una obra que se preste a tan rico análisis, lo que nos llevaría a hablar de la importancia de IORIO en la música argentina; pero esquivando deliberadamente ese tópico, es más factible hablar de un fenómeno social y cultural del cual el sábado sólo se vio una pequeña muestra.

No hay bandas soportes y, conforme a la tradición, la “previa” se hace en las calles de El Teatro así que el ritual clásico de parlantes, fernet y ronda de amigos – o conocidos de ruta – ya estaba en pie. La cuestión es que esto parece ser una tradición sin límite de tiempo, hasta “lo que dé”, y si el show comienza a las 21:00 hs y la gente está afuera hay, sin lugar a dudas, un escenario bizarro donde la expectativa por el ídolo parece que no es tal. Por supuesto, esta es una conjetura falsa, ya que a las 21:15 hs El Teatro ya estaba lleno, a fuerza de prueba de sonido y de un Ricardo Iorio que ya se mostraba encendido cuando detrás del telón tiraba un “se viene la maroma, chúpela pero no la coma” y otros tantos chistes para amenizar la espera.

Se abre el telón y allí está la banda junto a una puesta en escena de primera línea; Walter Martínez (batería), Alejo León (guitarra), Rubén Martínez (guitarra rítmica y coros), Facundo López León (bajo) y Joana Gieco (teclados), acompañados por un juego de cámaras reflejado en una pantalla en el fondo del escenario, una apuesta ambiciosa que augura un horizonte prometedor. Introducción musical con un lúgubre colchón de teclados mientras el logo de IORIO se acompañaba de imágenes con velas encendidas, una señal de que el ritual pagano y contracultural estaría a punto de comenzar – estos dos puntos se analizarán con más detalle posteriormente -, y “Horizonte Perdido” es la canción elegida para abrir la velada; seguida por “Buitres” y el “comienzo formal” del show, ya con Ricardo Iorio en escena para presenciar el delirio colectivo. Cuando culmina esta canción se ve un denominador común de toda la noche que será el factótum de la polémica: Iorio hablando con el público; diciendo sus pensares, por hablar en su jerga, aclarando que muchos de los presentes tenían cinco años en 1999, aunque esto será una versión light de las situaciones que le seguirán a estos diálogos.

Pasa “1999”, “Memoria de Siglos” y “Sentir Indiano” y algo no anda
bien, Iorio se molesta porque su voz no se escucha, el volumen de la banda es muy alto y el teclado es casi imperceptible y, para colmo de males, el atril del cual Ricardo lee las letras sufría los embates de los ventiladores y sus hojas se desparramaban, generando el caos lírico. “Sea usté nomás” antecediendo a “Sé Vos” con un Iorio harto del cliché de que le griten “puto” – una estupidez que perdura con los años – así que Ricardo reaccionó con un “sí, puto pero no de tu bragueta (…) Si hay alguien que no le tiene miedo a chuparle una pija a un puto soy yo”, hasta que la humorada fue subiendo el tono y llegó a “con los Kirchner ya se puede así que casate nomás, te vamos a dar amor”. Curioso y gracioso por igual, así parecen explotar los factores culturales.

Pero IORIO y la política son indisociables, por más que él mismo se esfuerce en aislar esos temas, termina siendo un artista comprometido, para bien o para mal, con la realidad social; críticas a la gestión de Mauricio Macri – “un gobierno sin calle” – y a Milagro Sala. Por otro lado, en canciones como “Tú Eres Su Seguridad” y “Justo Que Te Vas” se proyectaron videos del “Peronismo clásico” con la Fundación Evita y el funeral de Eva Perón respectivamente; cuando fue el turno de “Los Delirios del Defacto” Ricardo afirmó “defacto fue el hijo de puta que se murió el otro día” en alusión a Fidel Castro y, precisamente, en el desarrollo de la canción se proyectaron imágenes del fallecido líder cubano, Lenin, Stalin y varias postales de la URSS. Perfectamente en sintonía con lo que suele afirmar IORIO cuando le preguntan sobre su nacionalismo: “es ser anticomunista”; siempre polémico pero firme en sus convicciones… cada vez más firme podría decirse.

Presa Fácil” y “Cuando Duerme la Ciudad” encuentran el carrera de IORIO un tópico recurrente que es al desdén de ciertas visiones puritanas o autoritarias contra un grupo particular: el metalero, generalmente proletario, acusado de robo por la policía y el drogadicto lumpen, satanizado por su barrio; pero las continuidades se siguen dando en “Toro y Pampa” y “Amistades de Tierra Adentro”, dos cantos al interior del país, cerca del idilio campestre con una prosa que llama a desintoxicarse de una ciudad supuestamente corrupta, donde anida el hombre superficial y los grupos bancarios. No es casual que IORIO elija proyectar una imagen de Rosas junto a la de Perón, cuestión que lo situaría más cerca del revisionismo histórico aunque, por supuesto, es una conjetura que solo IORIO podría confirmar o desmentir; a juzgar por los hechos, la cercanía del artista a la corriente de revisionismo histórico es casi innegable.

Una cuestión atípica, inédita se podría decir, es que cuando el grupo se retiró a descansar se proyectaron videos con publicidades de Vía Bariloche y Paladini, un motivo para el repudio de los presentes que a fuerza de chiflidos mostraba su desacuerdo. “Esto es cualquiera” me decía una chica que observaba el show, “yo lo sigo desde V8, soy fanática y me encanta su música, pero hay cosas que dice en las que no concuerdo para nada”; efectivamente, un IORIO encendido en el escenario puede generar reacciones dispares aunque el grueso del público se fervorice cada vez que Ricardo dice algo, mientras que las publicidades parecieron contemplar el desapruebo general. Un contrapunto con otros seguidores que piensan diferente respecto a lo que es IORIO para ellos, una prueba de que las categorías “gente” o “público” suelen englobar demasiado y no dejar ver la heterogeneidad que hay dentro de ellas.

El regreso del grupo al escenario contó con el virtuosismo de Carina Alfie en guitarra líder, señal de que estaban próximas las canciones de Atesorando en los Cielos (2015) y así ocurrió: “Guitarrera”, “Justo Que Te Vas”, “The Krochik”“Robó un Auto” y como bonus “Cuando Duerme la Ciudad”, el clásico de Hermética, lastimosamente a un volumen excesivo y, sumando a que IORIO sonaba bajo, el canto del público lo tapaba. “¿No entienden nada de lo que digo?”, preguntaba Ricardo al público, y ante el “no” que recibió como respuesta puso una cara de pocos amigos. Suele pasar. Una sorpresa de la noche es que el Tano Marciello haya subido al escenario para interpretar “Mi Credo”, pero la espontaneidad, característica de estos personajes, llevó a reunir a Walter Martínez, Marciello y Ricardo para charlar y entre miradas cómplices se separaron, IORIO tomó el micrófono y dijo “a ver cómo sale esto…”: era el momento de “Allá en Tilcara”, canción que no suele ser ejecutada en vivo y además no estaba en la lista de temas; el resultado fue muy positivo, teniendo en cuenta la improvisación en escena de este trío.

“Del Más Allá” – con diapositivas de fallecidos de fondo – y “El Amasijo de un Gran Sueño” coronaron el final del show, de lista de temas impecable aunque con un sonido que muchas veces se desacomodó, algo un poco agridulce, pero contextualizando la historia de un grupo que aún no ha llegado a sus diez shows en vivo pero que, aún así, realiza una lista de canciones comprehensiva de lo que es la totalidad de la carrera de IORIO – aunque algunos discos siempre queden en el tintero -, cuestión que no es menor para el grueso de los seguidores.

La nueva faceta de IORIO lo encuentra aumentando su impronta: más referencias al campo, Perón, “lo nacional”, un escenario más ambicioso y una banda más numerosa; el artista no se toma descansos, sino que planea cada uno de sus movimientos. El debut en Capital Federal ya sería un éxito desde el preciso momento en el que se anunció, pero más allá de eso la coyuntura política actual, junto a aspectos sociales y culturales que nos acompañan desde hace siglos – la dicotomía campo-ciudad, por ejemplo, una barrera hoy ya casi inexistente gracias a los avances de la globalización – se ven agigantados por un IORIO que no vacila en decir lo que piensa, sin importar las consecuencias. El fenómeno IORIO está más vivo que nunca.

Facundo Guadagno
Redactor en Rocktambulos
Antropólogo social y cultural, escritor, escéptico y crítico
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Todas las Fotos fueron tomadas por Carlos Martinez para Rocktambulos.com

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