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Jorge Spiteri: Más que un genio incomprendido, el ídolo de nuestros ídolos

Triste e inesperada noticia recibimos el pasado 24 de mayo. La muerte de Jorge Spiteri enlutó a toda una comunidad musical, no solo porque Venezuela perdió un músico y compositor excepcional, sino porque el mundo perdió, sobre todo, a un gran ser humano.

Un repentino cáncer de páncreas se lo llevó y dejó en el aire los planes que tenía para el futuro, y es que Jorge siempre estaba creando y planificando cosas nuevas. En marzo publicó el single “The Power Of Disco“, con el que regresó a la música disco. Incluso se encontraba trabajando en un proyecto relacionado al dance londinense de los 70’s, un movimiento del que él formó parte.

Jorge, el tipo amable de las historias.

Quienes lo conocieron, pueden dar fe de su calidez y buena vibra. No hacía falta ser su amigo para que te hiciera sentir como tal, y eso es algo que pude comprobar en carne propia tras coincidir con él en gran cantidad de ocasiones. Jorge era una de esas personas que la gente recordaba más por su amigable personalidad que por otra cosa, incluso más que por sus logros profesionales, que fueron muchísimos.

Siempre expresó su amor por THE BEATLES y por toda la movida del rock británico, a la cual se aventuró en el año ’69, y junto con su hermano Charles pudo hacerse un nombre en aquella escena, grabando discos, haciendo giras y apareciendo en revistas o programas televisivos de la época. Todo esto, luego de mucho esfuerzo (que incluyó lavar platos cuando fue necesario y dormir en condiciones muy precarias).

Jorge Spiteri

Nos llenará por siempre de orgullo saber que aquel rockero venezolano impactó la industria británica en plena era dorada del rock. Su banda llamó la atención del representante de Rod Stewart luego de una presentación en el legendario The Marquee Club de Londres, estrechó la mano de Paul McCartney, Steve Winwood (TRAFFIC), Alan Price (THE ANIMALS) y compartió escenario con Bob Marley, además de hacer jamming con legendarios músicos de la época. Pisó los mismos escenarios que todas las leyendas locales, y aunque no tuvo la misma suerte que sus pares ingleses en lo económico (culpa, quizás, de las leyes que protegían a los artistas nacionales), dejó su marca en la escena londinense siendo reconocido en los Latin UK Awards del 2015 como pionero de la música latina en Gran Bretaña.

A Jorge le encantaba hablar al respecto, contar sus anécdotas y describir cómo era la vida musical y extra-musical en los años 60’s y 70’s para que quienes no tuvimos la suerte de vivirla, pudieramos hacerlo a través de él. La “primera vez” que lo conocí fue en un evento realizado en la universidad donde estudié (USB), en el cual Jorge fue panelista.

Fue en el año 2009 y se trataba de una clase abierta acerca de la influencia de THE BEATLES en la sociedad, organizada por una cátedra de la que fui alumno y que posteriormente se repetiría cada año. En aquella primera edición no podía faltar Spiteri, nuestro Beatle.

Yo (Frank), disfrazado

Fue una clase muy especial porque además, los miembros del curso teníamos que ir vestidos con atuendos de la época, convirtiendo aquello en una verdadera fiesta de disfraces, y como varios de los cursantes eramos músicos, decidimos formar una banda para tocar ese día. Jorge, además de ilustrarnos con sus interesantes historias, no dudó ni un segundo en subirse al escenario del auditorio para cantar con nosotros canciones de THE BEATLES.

Cuando te vi entrar, pensé que habías salido de una máquina del tiempo,” me dijo acerca del disfraz de Beatle que me inventé. Su aprobación valió mucho más para mi que el premio que me dieron por haber llevado el mejor traje y ni hablar del honor de haber podido tocar con él. Para él pudo haber sido “otro día en la vida” pero para mi es un recuerdo inolvidable.

Su música, su legado.

Spiteri fue una pieza fundamental en la historia de la música popular venezolana, y nunca se limitó al momento de crear. Sus canciones tienen influencias que van desde rock psicodélico y disco funk, hasta tambores afrocaribeños y ritmos latinos, pasando, obviamente, por el Pop y el Rock N’ Roll. Entre tantos proyectos musicales, fundó agrupaciones como SPITERI y MAÑANA, dejó su huella en THE NASTY PILLOWS y FANTASTIC GUASACACA, dio rienda suelta a su fanatismo por los Fab Four a través del grupo tributo LOS BUITRES, escribió y produjo para otros y supo llevar su talento fuera de los escenarios, creando música para televisión durante mucho tiempo.

Jorge, en Holland Park, Londres, UK

Durante esa etapa como productor, trabajó creando jingles, cortinas y mensajes navideños para RCTV, y hasta asesoró un famoso reality show de cantantes. En los años más recientes lo vimos apadrinar a nuevas generaciones del rock venezolano y colaboró con una gran cantidad de bandas que le invitaron a participar en sus canciones, videos o shows en vivo, algo que Jorge siempre disfrutó, dada su pasión por la música.

El mayor homenaje en vida que probablemente se le hizo a Jorge vino de parte de LOS AMIGOS INVISIBLES, quienes se apropiaron (en el buen sentido) de su canción “Amor (Is To Love You)” y la convirtieron en un éxito comercial veinte años después de su debut. La canción, originalmente grabada en 1981 por el grupo MAÑANA, integrado por Jorge, su hermano Charles Spiteri y Steve Alpert, ya había sido un éxito en Venezuela en los 80’s, pero este resurgimiento le permitió a Jorge darse a conocer entre las nuevas generaciones, que poco sabían de su trabajo musical.

SPITERI, retratados por el fotógrafo de THE BEATLES

Y es que todavía muy pocos saben que aquel disco llamado Amor (1981), en el que los hermanos Spiteri fusionan el rock, el soul y la música disco con elementos latinos, fue grabado en los Ascot Sound Studios del Tittenhurst Park. Si, el famoso estudio ubicado en la mansión en la que vivieron John Lennon y Yoko Ono entre el 69 y el 71. Los Ascot Sound fueron construidos por Lennon dentro de su casa para poder grabar con tranquilidad, sin tener que esperar que se habilitara un cupo en Abbey Road. En ese estudio se grabó el disco Imagine, por ejemplo.

Todo eso ocurrió mientras el grupo estaba apoyado por EMI, disquera que tenía en sus filas a Paul McCartney, y se dieron el lujo de grabar también en los estudios Abbey Road en la misma época en la que Paul grababa con WINGS. Eran los únicos venezolanos firmados por la disquera en aquella época, según palabras del propio Jorge.

Spiteri, el maestro.

En la música disco, Jorge encontró su mayor pasión, pero no siempre fue esta la que lo movió, sino el rock, el de los años dorados, aquel que tenía más que ver con actitud que con virtuosismo y del cual tuvo el honor de ser parte. Esa escuela le permitió desarrollar un ojo clínico para reconocer el talento y diferenciar a los buenos artistas de los que no lo son tanto.

Uno sabe cuando el artista es bueno, por su pasión sobre el escenario” nos decía Jorge cuando “lo conocí por segunda vez”. En esa ocasión él era jurado de un concurso internacional de bandas promovido por Hard Rock Cafe en el que yo también ejercía ese rol. Era 2013, había pasado mucho tiempo desde aquel primer encuentro universitario y aunque nos habíamos cruzado varias veces en otros eventos, esta fue, para mí, la verdadera presentación, la que me daba la oportunidad de ser recordado por él sin disfraz de beatle.

Portada del disco “Spiteri”

Spiteri sabía mucho de música porque vio de cerca a los más grandes, porque aprendió de ellos y supo cómo destacar en una escena difícil. Era la voz de la experiencia y no dudaba en dar consejos al respecto. De aquella época de rock psicodélico en la que se atrevió a fusionar tambores y folklore venezolano con rock duro, nos dejó una joya invaluable: Spiteri (1973), “el de la culebra”, un disco que publicó en Londres con su banda SPITERI y muchos coleccionistas consideran entre los mejores 10 álbumes de rock venezolano.

Jorge fue un adelantado, un visionario, un genio incomprendido. Siempre se atrevió a probar cosas nuevas y nunca dejó de luchar por sus sueños y trabajar en sus propios proyectos (como el Spiteri Boogaloo en el que fusionaba salsa con rock). Se dedicó durante sus últimos años a producir, impulsar y a creer en una movida venezolana que siempre ha necesitado eso, que le crean. Colaboró con la Fundación Nuevas Bandas durante la última década, siendo parte de su junta directiva y supo aprovechar el respeto que le tenían para proponer y crear nuevos espacios.

Jorge Spiteri – Jurado

Aquella vez, cuando me pude sentar a su lado en la mesa del jurado del Viva Rock Latino en HRC, sentí que me quedaba grande la silla, sin embargo, al igual que cuando compartimos aquel escenario, Jorge me hizo sentir a su mismo nivel. Bastaba con escucharlo hablar y tratar a los demás para darse cuenta del tipo sencillo que era. Yo había sido jurado antes, pero nunca junto a una figura tan reconocida como él, y su forma de ser me recordó que estamos llenos de prejuicios sin sentido. Spiteri derrumbaba cualquier mito de rockstar que se pudiera crear a su alrededor y no solo me hizo sentir en el lugar correcto, sino que me hizo agradecer mi suerte, porque cada deliberación del jurado se convirtió en una clase de su parte, clases que no se olvidan.

De aquellas experiencias aprendí mucho acerca de cómo saber si un artista lo está haciendo bien o no sobre la tarima, pero también acerca de cómo saber si nosotros, como personas, lo estamos haciendo bien o no con quienes nos rodean, ya sea un amigo, un completo extraño o un admirador.

Spiteri eterno.

Spiteri siempre fue un nombre que generó admiración entre quienes conocemos la historia musical venezolana. Su sola presencia inspiraba respeto entre músicos pero… ¿y qué pasa con quienes no lo son? A Jorge se le reconoció en vida a través de premios, menciones, homenajes o versiones de sus canciones, sin embargo, creo que no soy el único que piensa que mereció un mayor reconocimiento masivo. Lo más justo es que fuera tan popular como todos esos artistas a quienes influyó, pero aunque saboreó la fama en los 80’s, siento que quienes conformamos “la nueva generación” estamos en deuda con él y es nuestro deber difundir su legado.

Jorge Spiteri

Jorge no solo fue productor de artistas que posteriormente triunfaron en el mainstream venezolano, como Yordano, sino que compuso temas para artistas archiconocidos, como Guaco y Oscar D’ Leon. Su mayor hit (Amor) se convirtió a su vez en uno de los mayores éxitos de LOS AMIGOS INVISIBLES, por solo nombrar algunos ejemplos, y aunque siempre contó con la admiración de los músicos más respetados, fue uno de esos casos donde el ídolo de ídolos no es comprendido por las masas.

Lo bueno es que, probablemente a él poco le preocupó esto, ya que siempre se sintió un tipo con mucha suerte por haber vivido la vida que vivió y haber logrado todo lo que logró; Al final, eso es lo más importante.

A Jorge lo recordaremos como se merece, como él hubiese querido, con su música y sus historias, pero sobre todo con su alegría y su actitud para con todo el que se le acercó alguna vez. Su música está ahí, no morirá nunca, pero es importante también mantener vivo su legado humano, porque necesitamos más personalidades así, más pioneros humildes, más valientes modestos, más maestros amables, en fin… más Jorges. Gracias por tanto Spiteri, descansa en paz. Love.

Frank Hernández
Director en Rocktambulos
Escucho más de lo que veo y escribo más de lo que leo.
Periodista musical. Radio Host. Colaborador en Billboard y Rockaxis. Fundador de Rocktambulos
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2 comentarios en “Jorge Spiteri: Más que un genio incomprendido, el ídolo de nuestros ídolos

  1. Yo conocí a Jorge Spiteri cuando ambos teníamos 15 años en 1966, ya que Charles, su hermano, ensayaba en la esquina de mi casa en Los Palos Grandes con Los Danger, y un día le pregunté si conocía a alguien que quisiera cantar en un grupo que yo tenía en ese tiempo: Los Juniors, con el hermano de Carlos Moreán, Arturo, con Richard Izarra, y Beltrán y Goyo Prato.

    Pero el que cantaba la mayoría de las canciones en el grupo era yo y eso era muy agotador, además de que no había mayor variedad en el sonido de las voces.
    Entonces Charles me habló de Jorge, me dio su número de teléfono y en seguida lo llamé y cuadramos una cita para reunirnos al día siguiente, a la cual él acudió puntualmente, a las 3 pm de la tarde en mi casa en Los Palos Grandes, viniendo él de la suya que era bastante lejos, en el centro de Caracas.

    Mi primera impresión al verlo llegar fue verlo caminando hacia mí, con un jean verde y una camisa de bacterias amarilla y verde, y cargando con una guitarra electro acústica marca Eko en el hombro que más adelante disfruté mucho porque sonaba muy bien.
    De inmediato nos sentamos a tocar y cantar en el parque que quedaba en el edificio donde yo vivía. Desde las 3 pm no paramos de hacerlo como hasta las 8 pm. A esa hora llamamos por teléfono a Arturo y se lo puse a cantar por el mismo teléfono y Arturo en el acto nos dijo: por mí, está aprobado, y lo mismo dirían Richard y Beltrán al día siguiente.

    A lo largo de los años Jorge y yo tuvimos posteriores ocasionales encuentros musicales donde pudimos tocar juntos varias veces, y él, siempre elegía algún momento del evento para contarle al público esta anécdota y para darme las gracias una y otra vez por, como él decía, haberle hecho esa audición y ser invitado a formar parte de “Los Juniors”, nuestro primer grupo de rock de quinceañeros.

    Lo cierto es que desde ese primer momento lo sentí mi amigo y congeniamos muy bien.
    Comenzamos a ensayar con él y realmente fue un valor agregado muy notorio para nuestro grupo. Pero donde más lo noté, fue la primera vez que tocamos con él en público.

    Éramos principiantes la mayoría de los primeros grupos de rock y teníamos mucho que aprender aparte de lo musical.
    Hasta ese momento Los Juniors nos limitábamos a aprender tocar y cantar lo mejor posible con los acordes correctos y buena pronunciación las canciones que nos iban gustando, principalmente en nuestro caso y gusto, de Los Beatles o grupos de rock más melodioso que el de Los Stones.

    Pero nuestra escena era de cuatro muchachos tímidos, tocando con una cara demasiado seria para lo alegre de la música que estábamos cantando, no teníamos concepto de cómo desarrollar carisma.

    En aquellos días, además de tocar en fiestas privadas, la mayoría de nuestros grupos, buscábamos tocar hasta gratis, en las verbenas de los colegios como el Don Bosco, María Auxiliadora, San Ignacio y Cristo Rey, que eran las mejores, porque en ellas lográbamos vernos y sentirnos como verdaderos “rock stars”, además de que era una buena tribuna para darnos a conocer y para conseguir nuestros primeros contratos en buenas fiestas.

    Y volviendo a lo de la primera vez que tocamos con Jorge en aquella verbena del Don Bosco, mucho más que sus logros posteriores, fue eso como lo mejor que quedaría para siempre en mi memoria de él: ese toque, su entusiasmo y pasión por cantar, y su carisma.

    Cuando nos montamos en la tarima, con una “alfombra de muchachas bonitas” frente a nosotros, empezamos a tocar como siempre lo hacíamos hasta ese momento; con caras largas de nervios y demasiado serios.
    Pero cuando yo miré hacia mi lado, lo que vi fue a Jorge, con una sonrisa de oreja a oreja, adueñándose del micrófono y del público de una manera que nunca había visto antes, con una soltura y carisma como si hubiera estado mil veces antes montado en un escenario con tanta gente al frente, bailando y gesticulando graciosamente mientras cantaba.

    Eso fue lo que percibí de Jorge, un chamo con un carisma congénito, porque nuestro grupo de quinceañeros fue su primera experiencia cantando frente a tanta gente que por supuesto nos aplaudió como nunca antes lo habían hecho. Esto de inmediato nos contagió a los demás y todos empezamos a participar en aquella improvisada coreografía y alegría de poder estar cantándole a tanta gente bonita.

    Ese es el mejor recuerdo que tengo de Jorge Spiteri, por eso se me ocurrió hacerle una sencilla pero cariñosa canción que grabé y publiqué hace poco en un video en YouTube (franascanio) titulada: “Amigos En Lo Musical”, inicialmente dedicada a él, ya que su prematura muerte fue la gota que derramó la copa de sentimiento por unos cuantos amigos musicales que se habían estado yendo desde un tiempo hacia acá.

    Finalmente, los recuerdos y las fotos que pude encontrar en mis archivos de otros buenos amigos músicos desaparecidos, me llevaron también a dedicársela a todos juntos.

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