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La Fe Que Nos Divide: Así fue el show de PARADISE LOST en Buenos Aires

La relación de PARADISE LOST con Buenos Aires tiene una larga historia (su primera visita fue hace más de 20 años), sin embargo no es común ver a la banda por estos lares cada vez que tienen gira, por lo cual sus visitas siempre son esperadas con ansias por esa congregación de fans que desde hace tanto los siguen. Luego de 4 años sin darse una vuelta por Argentina, la banda liderada por Nick Holmes regresó y esta vez para promocionar su recién publicado álbum Medusa (2017). El punto de encuentro fue Uniclub, el popular recinto ubicado en Abasto, y allí los más acérrimos seguidores dijeron presente con las expectativas a full, ya que aquella última visita había dejado la vara muy alta.

FRATER

El arranque estuvo a cargo de FRATER y NUM, quienes tuvieron la responsabilidad de encender la noche con sus presentaciones. FRATER supo muy bien cómo cautivar a los que decidieron ingresar desde temprano a Uniclub, bastaba con mirar al rededor para notar que los presentes les dieron el visto bueno. Durante aproximadamente media hora, Andrés Bori, Andrés Zadunaisky, Pablo Urcullú, Joaquin Gomez y Mariano Calarota -con todo el poder que los caracteriza- lograron que una gran parte de la audiencia despegara la mirada del celular y les prestara atención, algo que parece muy complicado de lograr hoy en día, y es que realmente vale la pena ver y escuchar lo que se trae este quinteto, que por un momento fue sexteto gracias a la participación de Leon Emiliano (MISA NEGRA) como vocalista invitado.

NUM se encargó de mantener viva la llama que dejó encendida FRATER, y contaron con un as bajo la manga: sus fans. Entre el público se podía notar una presencia importante de seguidores de la banda conformada por Nacho Alvarez, Gonzalo Varela, Julian Iturrieta, Juani De Abreu y Lucho Guglielmo, quienes cantaron los temas y agitaron durante todo el set. Esto, por supuesto, animó a otros a meterse al pogo, escuchar y sobre todo prestarle atención a la agrupación a pesar de no ser del mismo género que los protagonistas que vendrían a continuación.

Poco antes de las 21:30 se abrieron las cortinas y todo parecía que estaba listo, sin embargo no fue así. Seguían pasando los minutos y las ansias del público por ver a PARADISE LOST ya no eran calmadas con la música de fondo, la gente quería ver acción. Un local prácticamente lleno esperaba expectante y finalmente a las 21:40 aparecieron, uno a uno, los músicos más esperados de la noche. El extasis fue total, pero una mala sorpresa nos golpearía enseguida y nos haría comprender el porqué de la demora: el sonido no era el adecuado.

Nick Holmes

Antes de continuar es importante aclarar que el resultado final de este “juicio” arrojó que el show de los británicos fue demoledor, con Nick Holmes perfecto en las voces, Gregor Mackintosh virtuoso en la guitarra solista y la dupla Stephen Edmondson (bajo) – Aaron Aedy (guitarra base) ejecutando magistrales melodías, casi todos interactuando con el público y entre sí, a pesar del poco espacio que ofrece el escenario de Uniclub. Waltteri Väyrynen, el más nuevo de la pandilla, se encargó de dar cátedra detrás de los tambores y –cuando el volumen fue el adecuado- puso a retumbar las paredes del local con su doble bombo. Dicho esto, vayamos a los detalles:

From The Gallows”, del último disco, fue el tema elegido por PARADISE LOST para iniciar su show, un tema poderoso, sin embargo el bajo volumen de las guitarras no permitía que se apreciara todo ese poder de inmediato, tuvimos que esperar un poco. A los fanáticos más enérgicos no les importó demasiado la situación y se concentraron en saltar, hacer headbangin’, cantar y hacer pequeños pogos, mientras que para quienes estuvieron al frente del escenario no parecía tan grave ya que podían escuchar el sonido directo de los amplificadores, sin necesidad de los parlantes, pero para quienes estaban en la parte trasera, los verdaderos protagonistas eran las voces de quienes conversaban entre si y las botellas que se golpeaban en la barra, y claro, había una banda que tocaba de fondo.

Aaron Aedy (izq) y Stephen Edmondson (der)

Esto hizo que muchos se mudaran hacia adelante, empujando y haciéndose espacio de cualquier modo. Lo importante es que el sonido fue mejorando poco a poco, pero lamentablemente fueron varios los clásicos que se vivieron sin la fuerza que ameritaban, como “Gothic”, “One Second” y “Enchantment”. Algo andaba mal y la propia banda lo sabía y entre cada canción hablaban con su personal.  Eso sí, los silencios incómodos fueron enseguida llenados por cánticos de “olé olé olé” y similares, de parte de un público que no podía contener su emoción y estaba ansioso por liberar toda la energía acumulada durante estos cuatro años.

El popular “Erased” tuvo leves problemas con la pista desde la que se reproducía el piano y el coro, y en total el bajo volumen se mantuvo durante la primera media hora. Fue un fragmento del set que contó con temas lentos y pesados, los cuales en lugar de caernos encima como un yunque, nos pasaban por un lado con miedo. ¿La respuesta del público? Corear a todo pulmón, saltar al ritmo de las canciones y entregarse de lleno, sin permitir que los desperfectos técnicos empañaran este momento, este reencuentro. Excelente actitud.

Gregor Mackintosh

Ya para cuando le tocó el turno a “Medusa” y “An Eternity Of Lies” el sonido había mejorado considerablemente, pero el poder sonoro de la banda comenzaría a sentirse realmente con “Faith Divide Us – Death Unite Us”, otro de los que contó con un coro unísono de voces y significó uno de los puntos altos de la noche. “Hagamos un pogo, ¡vamos! No estamos tan viejos” dijo Nick antes de tocar “Blood and Chaos”, el sabe que el grueso de su fanaticada es adulta y tenía que bromear al respecto. El público, como era de esperar, obedeció y así de activos se mantendrían durante los temas más metaleros. El clásico “As I Die”, el lento y oscuro “Beneath Broken Earth” y el monumental “Embers Fire” le dieron cierre al set, este último con un Mackintosh descomunal en el exigente solo de guitarra, generando la ovación de todos los presentes.

La banda se despidió pero todos sabíamos que habría más, sin embargo el extenso descanso que se tomaron nos hizo dudar. Posiblemente continuaban arreglando desperfectos técnicos, que tristemente no dejaron de estar presentes, pero regresaron listos para interpretar tres canciones más. “Show no mercy” gritó Holmes en medio de “No Hope In Sight“, mientras señalaba la battle jacket de un fan que aunque intentaba mostrarle sus parches de PARADISE LOST, lo que más resaltaba en su espalda era el de ese primer disco de SLAYER.

No es un detalle menor, y es que en medio de una noche cargada de problemas técnicos que pudieron opacar la fecha (pero no lo lograron), Nick decidió interactuar con su público en mitad de un tema, prácticamente interrumpiéndose a sí mismo en lo que estaba cantando y dejando de lado su papel, el de vocalista que suele ensimismarse en la seriedad que lo caracteriza. “Gracias por haber venido a pesar de ser martes” dijo el cantante para despedirse. El encore contó también con “The Longest Winter” y el esperado clásico “Say Just Words”, canción con la que se despidieron de sus fans entre saltos, gritos, aplausos y el pogo más grande de toda la noche.

Las caras de satisfacción eran mayoría al finalizar la noche, y aunque tal vez nos quedó la sensación de que pudo ser mejor, la realidad es que nadie podría decir que estuvimos ante un mal espectáculo ni mucho menos hablar mal de PARADISE LOST, por el contrario, la banda demostró que se agranda ante las adversidades y que no importa donde ni como toquen, saben cómo levantar a su audiencia y hacernos mover la cabeza al ritmo del doom/gothic más siniestro y pesado posible. Ya queremos que vuelvan.

Frank Hernández
Director en Rocktambulos
Escucho más de lo que veo y escribo más de lo que leo.
Periodista musical. Radio Host. Colaborador en Billboard y Rockaxis. Fundador de Rocktambulos
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Todas las fotos fueron tomadas por Rommel Hernández para rocktambulos.com / Todos los derechos reservados

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