La unión hace la fuerza: BARILARI y LÖRIHEN cerraron el año juntos en Buenos Aires

Finaliza el 2022, donde la marea de recitales importantes, tanto a nivel local como internacional, fue, por decir poco, invasiva en el caso argentino. No hubo semana donde un referente de algo – entiéndase, género, historia de tal o cual movimiento, etc. – no estuviera en Buenos Aires. Y me refiero a la ciudad, más precisamente, como lo señalaba Martínez Estrada en La cabeza de Goliat (1940). Para cerrar el año, LÖRIHEN y BARILARI estuvieron en el Teatro Vorterix el pasado 29 de diciembre, y esto fue lo que pasó.

Riffs de Rock se escucharon tras el telón del teatro y, de repente, con una notable puntualidad, BARTO abrió la jornada, despachándose con un gran sonido; esto era algo que podía sospecharse, ya que el grupo es liderado por el guitarrista, cantante y reconocido productor, Emiliano Bartolucci. Entre covers de PAPPO’S BLUES y canciones propias, la apertura se ganó a un público que reconoció la performance con sentidos aplausos.

Llegó así el turno de BARILARI. Es notable la convocatoria que logra llevar el más que consagrado artista, reuniendo a un público que traspasa generaciones. Probablemente sea redundante que, como nos tiene acostumbrados, no se le puede hacer ni un sólo reproche. Desde la exquisitez que Julián Barret puede hacer en guitarra, o la precisión de Nicolás Polo en la batería, el grupo tuvo una performance sólida, en la que el cantante remarcó, casi en cada pausa, la importancia de este momento luego de los agotadores, y fatales, picos pandémicos. No faltó la mención a la victoria mundialista de la selección argentina de fútbol.

La pasión que despierta el grupo liderado por el cantante de RATA BLANCA es, prácticamente, de devoción. Podría decirse, a juzgar por el juicio de los presentes, que el vocalista estaba entre una especie de sex symbol – los alaridos rompían tímpanos – y virtuoso cantor. Sesenta y tres años para Adrián: puede cantar victoria. Puntos altos del set: “Cazador” y el enorme final con “Y Las Sombras Quedarán Atrás”.

Suena “War Pigs”: señal de que LÖRIHEN estaba a punto de comenzar. Y así fue con un teatro en ebullición al sonido – un poco alto – de “Bajo la Cruz”, seguido por el enorme “Aún Sigo Latiendo”. El cuarteto presentó a su nuevo baterista, Rodrigo Fiori, quien tuvo un cálido recibimiento del público. Con la prístina voz de Lucas Gerardo, que invitaba a corear clásicos como “Cuando Tus Brazos Caen”, la banda, prácticamente, tenía al teatro rendido ante ellos. Probablemente esto se relaciona con las líricas intimistas del grupo, de autosuperación, motivo que invita al canto desgarrado.

La solidez sonora se reparte entre el virtuosismo de Emiliano Obregón (guitarra), la contundencia de Christian Abarca (bajo) y la sutileza del tecladista Andrés Blanco. Luego de “Libre Como el Viento” se produjo el momento tan esperado: la fusión entre LÖRIHEN y BARILARI. Así, Julián Barret participó de “El Último Eclipse” y, junto a Adrián Barilari, de “El Viaje” y “Vida Eterna”. Un cierre de año a la altura de las circunstancias, dando muestra de los signos vitales de los sonidos pesados locales y de una escena que está lejos de extinguirse.

Facundo Guadagno