fbpx

Ayúdanos a hacer periodismo independiente

Por favor, desactiva Ad-block

Trabajamos duro para brindarte contenido gratuito y de calidad. Mostrarte publicidad es la única forma de monetizarlo

Estás aquí
Página principal > Destacada >

Poder Europeo: LUCA TURILLI’s RHAPSODY y PRIMAL FEAR dieron cátedra de Power Metal

Al arribar a las siete y media al recinto de Flores era fácil concluir, por experiencia previa, que hay un gran sector del público que es leal a los grandes eventos del Power Metal por más que la crisis económica y social no cese y que en torno a éste estilo musical se comulga un público devoto, algo que se podía sospechar ya leyendo comentarios del evento oficial en Facebook. Un teatro con nada más algunos huecos, razonables si consideramos la hora, anticipaba que no entraría ni un alfiler cuando una de las bandas principales empiece.

Y mientras tanto, la gente bebía, contaba anécdotas y caminaba con pintorescas bolsitas para llevarse un souvenir de la noche. Enternecedor. Por otra parte, también se podía llegar a la conclusión, consulta mediante, de que me había perdido a la performance de LEGIONSKY, debido al lento servicio de transporte público un día domingo. Sumado al frío y la lluvia, la ciudad se ponía gris y aburrida.

isidris006
Isidris

Con problemas de sonido, cortesía de una mezcla que resultaba en un tambor, bombo y bajo colisionando permanentemente, ISIDRIS salió a escena. Aún así, la profesionalidad estaba intacta más allá del sonido adverso: hay que dar un show, el público vino a pasarla bien y no puede ser decepcionado. Objetivo cumplido con el saldo de casi todo un teatro moviéndose al son del Power Metal. Movimientos, cantos y puños en alto para disfrutar el momento agridulce. Con el correr de las canciones se arreglaron los bajos pero… los platillos colisionaban con las guitarras. Ya parecía que no había arreglo. Pero cuanto más se complicaba el panorama más ímpetu ponía ISIDRIS. El público contento, emocionado y por momentos eufórico, cantando en comunión junto a la banda. Denle una oportunidad al cuarteto de Buenos Aires.

Imponente introducción de “Nova Genesis”, tensión in crescendo y ahora sí, momento de LUCA TURILLI’s RHAPSODY con “Knightrider of Doom” como comienzo y el delirio de todo El Teatro, lleno para estas alturas. Canto y éxtasis para un público entregado, para mi sorpresa, ya que no esperaba tanta expectativa por la vía solitaria de LUCA TURILLI. Estaba equivocado… y mucho. Ahora, si la segunda composición del repertorio, “Rosenkreuz”, canción de Prometheus. Symphonia Ignis Divinis (2015) funcionó en vivo, ¿por qué hubo tantos covers de RHAPSODY OF FIRE? Siete de once canciones interpretadas fueron de su antigua banda. Seguro no es lo que Luca quisiera, pero el mensaje que se entiende es: para mantener viva la llama hay que apelar a RHAPSODY. Por mí que alterne entre su banda y su pasado, no que abuse de uno por sobre otro.

turilli004
Luca Turilli

Y ahí pasa “Land of The Immortals”, triunfante como otro eco del pasado que es “Unholy Warcry” o, ya con propiedad burocrática de la rapsodia de Turilli, “Prometheus” – con sus aleatorios pero potentes “quantum nexus, nuclear fire” (¡!) – o “Il Cigno Nero” -, la combinación que hace que cante un teatro que se aprendió las letras del nuevo cancionero para que convivan con los clásicos de antaño. Pobre los fotógrafos que querían tomarles algunas fotos a Turilli: si se quedaba quieto en algún momento era para ver si su sonido era el apropiado, de lo contrario se movía para todos lados o pegaba saltos atléticos medidos milimétricamente encima de su retorno. Notable la performance de Alessandro, una voz y un carisma inagotables. Lo que sí se agotó fue el solo de batería carente de sentido antes de “Il Cigno Nero”, ¿no era más fácil tocar algún patrón antes de hacer algunas acrobacias instrumentales para deslumbrar a tus escuchas?

Como se intuye, el show fue complaciente con el público, pero el sonido no fue el mejor, de hecho, la guitarra de Luca jamás se acomodó. La incomodidad en la cara del guitarrista daba miedo. Pero demostrando que es un tipo bonachón y que realmente respeta a su público, guardó su instrumento y pegó un salto hacia el campo, exaltado por el cariño de la gente. Por suerte, fue un aprecio equitativo para cada miembro de la banda. Un amor porteño que tapó las fallas de sonido y esperaba por PRIMAL FEAR.

Mientras el merchandising de PRIMAL FEAR veía su fecundidad en gran parte de la audiencia, ésta arengaba como si se tratara del show de sus vidas. Arrancaron con “Final Embrace” que fue apremiada con canto general: no solo era canto, sino que era toda la pose de entrega máxima ante la canción. En las vallas el público vivía su show. Mientras tanto… ¡qué fino despliegue de poder! – los juegos de palabras con Pantera ya deberían merecerse una demanda -. Un sonido excelente, con cada instrumento nítido y en su lugar. Lo básico estaba, cosa que unos minutos antes ni era garantía. “In Metal We Trust”, “Angel In Black” – el guiño más claro a Judas Priest de la noche – y “Rulebreaker” fueron la seguidilla del comienzo.

primal009
Primal Fear

Punto aparte para “Rulebreaker”: qué inmenso, qué memoria que imprime en la presentación en vivo, ¿cómo es que Aspen no lo pasa una vez por día? Ralf Scheepers se pone el show a sus espaldas, lo sabe y lo disfruta… También tiene con qué: sus piruetas vocales evidenciaban profesionalismo y altura. A su lado estaba Matt Sinner, que sin mucho movimiento secundaba a Scheepers con oficio. Tom Naumann, de carisma bizarro – una especie de punk forzado – terminó atrayendo al público, por mi parte me resultó irrisorio al comienzo pero me ganó con insistencia.

Se acercaba el final del set con “The End Is Near” – qué paradoja – con un público en llamas, sin un ápice de reducción de efervescencia. Mientras la banda seguía tan sólida que atemorizaba. Ante los “olé, olé” de un público que ya lo hace por norma y por espontaneidad, en una bizarra mezcla, Scheepers se emocionó e invitó a la gente a seguirlo en sus notas altas, gritos y guturales. Después vino un minuto aproximadamente de cánticos del público acompañado de bandera. A esta altura Matt Sinner estaba profundamente emocionado, su rostro contemplaba orgullosamente un show exitoso, así que tomó el micrófono y sólo le pudo salir un “Buenos Aires I fucking love you, ok?”; después tentó a las fieras para que en “Metal Is Forever” le ganen en volumen al público de San Pablo.

Ya el feedback entre banda y público era increíble, emocionaba a propios y ajenos. Envidiable para cualquier banda. Final a puros besos con “Running In The Dust” – sí, Ralph tiraba besos a la gente – y momento de darle la mano a los fans. Por poco no se tomaba una cerveza de la emoción. Lluvia de púas, saludos interminables y el corazón contento de las huestes metálicas. ¿Qué más se puede pedir?

Lo único que se puede pedir es que haya más shows de esta altura: no por el line-up, ya que es difícil patronizar a artistas internacionales, sino que se apueste por la calidad. Sí, es verdad, el sonido no fue óptimo durante toda la velada, pero las bandas que se presentaron no eran ningunas improvisadas. Después de todo, los shows no solo sirven como una apreciación musical, una descarga o una alienación hacia el espectáculo, entre otras cosas, sino como un aprendizaje. Para bien o para mal, éste cumplió con todas esas premisas.

primal021

Facundo Guadagno
Redactor en Rocktambulos
Antropólogo. Politólogo. Escritor.
Facundo Guadagno on FacebookFacundo Guadagno on Instagram

Disfruta nuestra galería de fotos a continuación:

ISIDRIS

LUCA TURILLI’S RHAPSODY

PRIMAL FEAR

Todas las fotos fueron tomadas por Carlos Martínez para Rocktambulos.com / Todos los derechos reservados

¿Te gustó? ¡Queremos saber tu opinión!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Top