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Vigencia de décadas: MALÓN celebró los treinta años de “Espíritu Combativo” en Buenos Aires #Reseña

Treinta años después, Espíritu Combativo sigue siendo un diagnóstico certero de la Argentina contemporánea. En 1995, cuando MALÓN lo editaba, la Argentina menemista celebraba la convertibilidad mientras se gestaba silenciosamente la exclusión social que estallaría en 2001. Luego de tres décadas, el sábado 12 de julio en el Teatro Flores, la banda demostró que aquel disco no era solo un producto de su época, sino una profecía que el tiempo no ha logrado desmentir.

La puesta en escena funcionaba como arqueología visual: las imágenes del disco original proyectadas como palimpsesto sobre el escenario, una iconografía indigenista que dialogaba directamente con el presente, indicando las próximas fechas del tour. No era nostalgia, sino actualización: la apertura con la canción que titula al álbum fue una sorpresa, ya que, como era de esperar, la expectativa general estaba en que, efectivamente, se respete el orden de las canciones de la placa. Desde ya, como siempre, el grupo conformado por Claudio O’Connor (voz), Antonio Romano (guitarra), Karlos Kuadrado (bajo) y Javier Rubio (batería) tuvo un sonido perfecto, sin ningún fundamento para la crítica, más bien, solo para disfrutarlo, así que únicamente se los puede volver a felicitar por este logro, como solemos hacer en este espacio.

Claudio O’Connor, ahora con el peso de la edad, se continúa presentando como uno de los grandes frontmans del metal argentino con una voz que aún tiene su fuerza distintiva. Su presencia escénica no apela al histrionismo, sino a algo más sutil y efectivo: la autoridad performática de quien ha mantenido coherencia entre escena y práctica. Cuando canta «raza laboral convertida en mendigos»  – precisamente, de “Mendigos”, valga la redundancia – no está interpretando un personaje, sino canalizando una realidad que se ha profundizado desde los 90: increíblemente, la de los jubilados.

La vigencia del repertorio resulta inquietante. «Gatillo Fácil» resuena en un contexto donde la violencia policial sigue siendo moneda corriente. «Síntoma de la Infección» describe con precisión quirúrgica el diagnóstico social contemporáneo y la nula suerte de la población con menos recursos para acceder a medicamentos de calidad. Pero es en “Malón Mestizo” por su referencia a la «negrada cansada y hambrienta que rodea la ciudad» donde el disco revela su carácter más profético. La periferia de la Capital Federal, esa corona de villas de emergencia donde los descendientes de pueblos originarios construyeron sus viviendas, no solo no ha desaparecido, sino que se ha consolidado como geografía permanente de la exclusión.

El público del Teatro Flores, territorio cultural híbrido entre Flores y Floresta, parecía consciente de asistir a algo más que un concierto retrospectivo. La comunión entre banda y audiencia funcionaba como ritual de reconocimiento: el Metal como espacio de elaboración colectiva del malestar social en moshpits donde, sorpresivamente, las mismas personas iban terminaban yendo en andas, sujetadas por los agentes de seguridad, y regresando al pogo en un loop infinito.

La segunda parte del show se concentró en el último álbum de MALÓN, Oscuro Plan del Poder (2023), y si bien contó con un festejo entusiasta y una ejecución certera, no logró la misma efusividad que la performance entera de su disco debut: por supuesto, este último fue gestado en un tiempo particular y se convirtió en insigne para el Metal argentino. Por esa razón, ver a un público renovado y que celebra las nuevas canciones implican que treinta años no son nada para MALÓN, y si significan algo, precisamente es vigencia y consolidación. El final llegó con las eternas “Grito de Pilagá” y la siempre hipnótica “Hipotecado”, luego de dos horas de concierto.

El show funcionó finalmente como dispositivo temporal: no un viaje al pasado, sino la constatación de que el pasado sigue siendo presente. Espíritu Combativo no ha envejecido porque la Argentina que diagnosticaba no ha cambiado sustancialmente.

MALÓN demostró en el Teatro Flores que el Metal argentino no es solo música que se supone de alguna «resistencia», sino una aguda literatura sociológica. Treinta años después, Espíritu Combativo sigue siendo un mapa preciso para navegar la geografía social argentina. Y esa persistencia, nos invita a la reflexión con la celebración que nos da la vigencia de una de las bandas más importantes de la música argentina.

Facundo Guadagno
Redactor en Rocktambulos
Antropólogo. Politólogo. Escritor.
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©Todas las fotos fueron tomadas por Carlos Martínez para Rocktambulos / Todos los derechos reservados

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