Metalcore de culto: CALIBAN regresó a Buenos Aires 16 años después #ReseñaDestacadaReseñasShows (Así Fue) por Víctor Rondón - 11/12/202511/12/2025 Hay shows donde la cantidad no importa; donde una banda se encuentra con un público más pequeño de lo esperado, que resulta ser más entregado de lo imaginado. En esos momentos te queda claro que la calidad pesa más que la cantidad. Ese fue el clima del pasado jueves 4 de diciembre en Uniclub, durante el regreso de CALIBAN a Argentina, quienes regresaban después de unos largos 16 años de ausencia y esta vez acompañados por los nacionales FUEGO INTERIOR.Llegué justo cuando FUEGO INTERIOR abría la noche ante un Uniclub todavía con poca gente, pero con una energía que se sentía desde el principio. La banda, ya un nombre fuerte y más que establecido dentro del circuito local, entregó un show afilado, brutal y bien armado, repasando temas de sus dos discos. El público los alentó como siempre, marcando el tono íntimo y poderoso que tendría toda la velada.Cuando CALIBAN salió a escena, el sonido fue contundente. Los alemanes desplegaron inmediatamente su metalcore preciso, pesado y claro. Andreas Dörner, al frente, demostró lo buen frontman que es y conectó rápido con todos, acercándose con una sonrisa constante a pedir pogos y alentando a cantar. El guitarrista Denis Schmidt se encargó de varias voces limpias clásicas, mientras el nuevo bajista, Kenneth Iain Duncan, sorprendió con melodías vocales impecables que elevaron especialmente los temas más recientes. Para quienes todavía no conozcan a esta talentosa banda, podría decirles que por momentos me parecía estar viendo a As I Lay Dying o Miss May I con alma europea.El arranque del setlist fue directo: “Guilt Trip”, de su nuevo disco, fue puro impacto desde el primer segundo. El público respondió de inmediato, y aunque no éramos tantos, la energía bastó para encender el piso. El bloque que siguió: “I Was a Happy Kid Once”, “Paralyzed” y “Davy Jones”, mantuvo ese ritmo poderoso. De hecho, en “Paralyzed” llegó uno de los momentos memorables de la noche cuando Andreas pidió agacharnos para saltar todos juntos cuando explotara el riff. Con el paso hacia los clásicos llegó “I Will Never Let You Down” de The Awakening (2007), que fue reconocida al instante, pero la escena se transformó con “The Beloved and the Hatred” de su disco The Opposite From Within (2004), el primer tema que conocí de la banda. Antes de empezar, Andreas pidió que todos nos acercáramos: “Necesito sus voces”. Así, el mítico “WHERE IS YOUR?” retumbó en Uniclub para arrancar la canción.El bloque intermedio comenzó con “Ich blute für Dich” de Elements (2018), feroz y preciso. Andreas cantando en alemán siempre le da a ese tema un peso especial, casi ritual. La energía no bajó con “VirUS” del disco Dystopia (2022), por el contrario, fue aquí donde Marc Görtz, guitarrista histórico del grupo, se bajó del escenario para tocar entre el público. Literalmente lo tuve al lado, y estuvo recorriendo el salón mientras Andreas pedía un Wall of Death. “¡Únanse los de atrás!”; “¡Pogo de cinco contra cinco!”, decía, mientras el pogo se armaba sin dudar. Marc incluso subió las escaleras laterales hacia la zona VIP y luego de bajar regresó al escenario sin dejar de tocar ni un segundo. Fue uno de esos momentos que solo pasan en shows íntimos.“Dear Suffering” abrió otro bloque de temas de su nuevo disco Back From Hell, para mantener la intensidad hasta llegar al instante emotivo de la noche: “Insomnia”. Andy pidió que encendiéramos las luces de los celulares para acompañar al bajista, Kenneth, que quedó solo en el escenario para cantar la introducción del tema con voces melódicas impecables. El contraste entre esa tensa calma y la explosión que vino después generó ese clima especial típico del metalcore bien hecho. Llegó entonces el cierre del set principal con “Back From Hell”, canción que le da nombre al último álbum. Dörner anunció que sería “el último por ahora”, y el público respondió con un “¡No!” al unísono. Ya habían sonado los típicos cantos “Olé olé olé» y «Soy de Caliban, es un sentimiento…” antes, pero en esa pausa se sintió con más fuerza, impulsado por alguien en el pogo que no dejaba caer la energía.El encore llegó rápido, y con él los tres golpes finales. “Memorial” —hermosa y poderosa— abrió el último tramo. Le siguió “Devil’s Night”, el único corte que tocaron del disco Ghost Empire (2014), y para cerrar, un clásico inoxidable de The Undying Darkness (2006): “Nothing Is Forever”. El público cantó el riff principal como si fuera un coro oficial, mientras Andreas dirigía el cántico con las manos, como un director de orquesta metalcore: una última explosión para terminar la noche en lo más alto.A lo largo del show, Andy interactuó muchísimo con todos, entregando el micrófono a los fans para que cantaran por él en varias ocasiones. Agradeció varias veces la presencia del público, recordando que no volvían a Argentina desde 2009. Cuando preguntó quiénes los habían visto antes, fueron pocos los que levantaron la mano, pero igual agradecieron tanto a esos como a la mayoría que los veíamos por primera vez.Al finalizar todo, me quedé con la sensación de haber presenciado un verdadero show de culto: una banda de calibre mundial tocando con la fuerza, cercanía y honestidad que solo puede nacer en un espacio íntimo. Después de haberlos conocido por sus discos clásicos a mediados de la década del 2000, les había perdido un poco el rastro y me sorprendió lo brutal que sonaron los temas nuevos. Me fui con la tarea de escuchar atentamente Back From Hell, su más reciente trabajo, del cual esa noche escuchamos 5 tracks, porque si así suenan en vivo, seguro me deben esperar varias joyas en ese disco. ©Todas las fotos fueron tomadas por Frank Hernández para Rocktambulos / Todos los derechos reservados