De Empresarios y Rockeros: METALLICA volvió con “Hardwired… To Self Destruct!” #Reseña Por Facundo GuadagnoDiscos (Así Suena)OXDReseñas por Facundo Guadagno - 24/11/201614/03/2021 Más importante que Hardwired… To Self Destruct! es el “fenómeno Metallica”, esa ola de información que olvida que el último lanzamiento de la banda fue el cuestionado Lulu (2011) y no Death Magnetic (2008) y que redime a la banda de todos sus pecados para posicionarla de manera automática como uno de los “lanzamientos del año” porque… bueno, es METALLICA y la potencia conceptual de esa frase tiene sus méritos y también sus miserias, ambas cualidades que sin ningún tipo de discriminación resultaron en una excelente estrategia de marketing que está más allá de los individuos que estén dentro de la banda.En el 2014 se estrenó “Lords of Summer”, una síntesis musical de los años compositivos de la banda; dos años después la misma línea la siguen los singles “Hardwired”, “Moth Into Flame” y “Atlas, Rise!”: éxito mundial, fiesta y a comenzar los preparativos para el mejor disco de la historia. La cuestión es que el disco se editó y no es lo mejor que le ocurrió a la música mundial, la banda en vivo sigue siendo lo mismo y los pies en la tierra son más realistas que la especulación fundada en tres canciones. De cualquier manera, METALLICA logró su cometido y es loable la estrategia de marketing que hicieron; ahora, ¿qué hay de la música?METALLICA ha logrado concretar al espectáculo hecho música: desde el 2003 con la comercialización de sus miserias en Some Kind of Monster, con el resultado de St Anger, la banda ha tratado de cambiar el rosto de la empresa hasta que parezca cada vez más humano, hasta que se asemeje incluso a su adolescencia Thrash – como pretenden que ocurra desde Death Magnetic -. Ya sabemos que absolutamente todas sus acciones en vivo están actuadas y, precisamente, ese no es el problema porque sabemos a lo que apuntan también con sus gestos hacia sus fans, creyendo en una homogeneidad en la categoría unívoca de “seguidores”, pero ese no es el problema porque de hecho así es el contrato implícito dentro del Rock si uno se pone a comparar bandas de primera línea como Aerosmith, Kiss, Alice Cooper, Guns ‘n Roses, tienen estas cosas a las que uno ya sabe cómo someterse. El problema es subyacente a esto, ya que a pesar de los años todo se mantiene igual desde su declive a comienzos del 2000 e incluso empeoró en varios aspectos.Los singles de este álbum tienen un denominador común que es una de las causas del deterioro, que es Lars Ulrich, ya una suerte de Gene Simmons venido abajo, más de lo que lo está el original. El abuso del redoblante es ya una obsesión en Ulrich y le juega en detrimento de cada una de las introducciones en cada canción, por otro lado sus composiciones ya resultan de un amateurismo que poco tiene que ver con METALLICA. Contrario a esto, su destreza profesional está en el marketing – reconocido por varios seguidores como la razón por la cual “bancan” a Lars – llegando a un punto de audacia en la gira “By Request”, donde un video introductorio al show mostraba a James Hetfield leyendo una proclama de un fan que decía “pongan a practicar a Lars”. A ese grado de cinismo se llegó. Quisiera saber qué es lo que los lleva a abusar de sus fórmulas como el machaque – “Halo on Fire”, “Dream No More”, “Now That We Are Dead” entre otros -, los riffs Thrash en piloto automático – “Spit Out The Bone” – , el blast beat forzado – “Hardwired” – o el redoblante sin sentido – “Here Comes Revenge” -. También quisiera saber por qué apuestan al sonido de …And Justice For All (1988) o el álbum negro cuando la vitalidad de esa era ya no existe; es lo mismo que tomar un cadáver, maquillarlo y pretender que éste tenga las funcionalidades de un ser vivo, es jugar con el pasado de una manera constante y esto ha hecho METALLICA durante estos años, de los que Hardwired… To Self Destruct! es su producto: una manera forzada de dialogar con lo que pretenden ser. ¿Por qué el bajo en la mezcla está tan atrás y tiene tan poca fuerza? De los errores, ya antiguos, no se aprende sino que se los repite como marca registrada: Robert Trujillo, al igual que Jason Newsted, no puede aprovechar su talento cuando los egos aplastan el solo intento de hacer música. Después de la desorientación compositiva, el esfuerzo por recuperar su identidad que es “Halo On Fire” finaliza un primer disco olvidable, con sólo tres singles para recordar.“Confusion” y “Man UNkind”, a fuerza de melodías – un tabú en este disco -, son una brisa de aire fresco entre las monótonas composociones, aunque esto es cuasi momentáneo ya que ambas a partir de la mitad de su desarrollo caen en el limbo, en la desorientación, un vicio de Hardwired… To Self Destruct!. Tengan las sobras de Load (1996) y Reload (1997), en este caso “Am I Savage?” y “Murder One”, los refritos nostálgicos, forzados y sin dirección. Por su parte, Death Magnetic tiene sus sobras, ya pasadas por el filtro de las reminiscencias de la eterna juventud en “Spit Out The Bone” – abudancia de solos, ritmos violentos, doble pedal y riffs del Thrash clásico -. Se acabó Hardwired… To Self Destruct! y al final no era “lo mejor de la música mundial” ni la panacea del Heavy Metal, resultó ser un disco más y una réplica del proceso en el que METALLICA se envolvió durante más de quince años.METALLICA ha consolidado una trayectoria en descenso pero, de manera constante, de sus puntos bajos ha hecho un culto, los ha mercantilizado y salido triunfante, con un público que se renueva y una leyenda que crece y crece. La razón, la crítica concienzuda y la reflexión tampoco tendrán lugar en la polaridad de amor-odio. Ese espacio que limita al arte también es parte del fenómeno METALLICA. Después de todo la autodestrucción fue solo una trampa estética porque el monstruo seguirá creciendo con sus polaridades, limitaciones y estrategias de marketing. METALLICA lo hizo de nuevo. Facundo GuadagnoRedactor en RocktambulosAntropólogo. Politólogo. Escritor.