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MOONSPELL en Chile: La bestia que remeció la tierra y las sensibilidades

El pasado martes 01 de mayo Chile tuvo una nueva oportunidad para disfrutar de MOONSPELL en vivo y tal como nos tienen acostumbrados con sus cautivadores shows, ofrecieron un espectáculo de lo más llamativo para los amantes del metal gótico. En esta ocasión los portugueses regresaron para mostrar su aplaudido decimocuarto disco de estudio, 1755 (2017), álbum conceptual en el que relatan la historia de una de las más grandes tragedias vividas por los lisbonenses, el terremoto y maremoto que azotó a la capital portuguesa en el año 1755, que es justamente la fecha que le da el nombre a esta producción.

A las 20:30 horas la agrupación liderada por Fernando Ribeiro se tomó el escenario abriendo con la poderosa “Em Nome do Medo”, original del disco Alpha Noir (2012), a la que le siguió un set de tres canciones de su último álbum: “1755”,“In Tremor Dei” y “Desastre”, interpretadas por el conjunto con una energía desbordante y con un sonido que estuvo a las alturas de las circunstancias, el cual se mantuvo impecable durante todo el concierto.

En esta primera parte del show, el frontman, con su característica personalidad, agradeció en nombre de él y de la banda, la asistencia del público y también expresó la alegría de tener nuevamente la oportunidad de reencontrarse con el público chileno. Terminado el dialogo, los cortes más clásicos se tomaron el protagonismo con “Night Eternal”, “Opium” y “Awake”, temas extraídos del los álbumes Night Eternal (2008) e Irreligious (1996) respectivamente, melodías que marcaron uno de los puntos más altos de la noche, pudiéndose apreciar que los espectadores no fueron capaces de despegar los ojos del escenario, mientras coreaban e incluso bailaban, no sólo éstas, sino cada una de las canciones que conformaron el setlist de aquella noche, pues se trataba de un público casi tan clásico como lo es la misma agrupación.

“Ruinas”, “Evento” y “Todos os Santos”, fueron otras muestras de 1755. En la presentación del primer tema de esta tripleta, Fernando Ribeiro se explayó acerca de la circunstancia común que comparten Portugal y Chile, la de convivir con los inesperados terremotos y de cómo estos desastres hacen a sus sobrevivientes más fuertes. Fue en esta canción también en la que destacó en manos de Ricardo Amorín uno de los solos de guitarra más imponentes de la noche, consiguiendo de esta forma que el público terminara de sucumbir ante los bravos y místicos lobos ibéricos.

El profesionalismo y la pasión de la banda son en todos sus conciertos una constante, además del gran carisma que posee Fernando Ribeiro y la calidad de los músicos que completan la alineación, atributos que la banda posee desde sus inicios y que ha logrado mantener intactos después de 25 años de carrera. La particular forma en la que Ribeiro interpreta las canciones, a ratos melódicas y profundas y también por momentos guturales, acompañado de su particular puesta en escena, convierten este atractivo show en un espectáculo que siempre es bienvenido. Aires Pereira, se lució también con potentes líneas de bajo, las que fueron avaladas por los intensos y precisos tambores de Miguel Gaspar. Al fondo todo era armonizado por las melodías del teclado de Pedro Paixão, quien, manteniendo una actitud tranquila y concentrada detrás de los tubos de un órgano, destacó con la rapidez y pulcritud con la que ejecutó su instrumento.

Luego de una pseudo despedida, en la que Ribeiro dejó el escenario y que no se alargó demasiado, dado que el público se manifestó como siempre con la popular tonada “Ole ole ole oleee Moonspeeell Moonspeeell” la que además fue amablemente acompañada por Andes Pereira y su bajo, consiguiendo que el frontman  regresara, para anunciar otra de las más esperadas de la noche, la sensual y oscura “Vampiria”, seguida por la ultra coreada “Alma Mater”. Para esta última Fernando Ribeiro pidió a los asistentes entregarlo todo, advirtiéndoles que de lo contrario, la canción no resultaría, a lo que el público reaccionó entregando toda su energía, dejando los pulmones a merced de la exigencias de Ribeiro y buscando de cierta forma también asegurar la permanencia de la banda por un tiempo más, sin embargo, el conjuntó abandonó el escenario y durante varios minutos los fervientes fanáticos no cesaron de corear esta última canción, la que a estas alturas se ha convertido en un verdadero himno de sus presentaciones en vivo.

El último y definitivo retorno no pudo ser menos glorioso, en éste dieron paso a otro bloque de tres canciones más, comenzando con “Everything Invaded”  continuando con “Scorpion Flower”, tema que interpretaron junto a la voz y la imagen proyectada de la talentosa Anneke Van Giersbergen, finalizando esplendorosamente con “Full Moon Madness”, tema con el cual culminaron este gran concierto, acompañado de un público hechizado, emocionado e inmensamente agradecido.

Fue casi una 1 hora y 45 minutos de un repertorio variado en el que la banda pasó por partes fundamentales de su historia, rememorando discos clásicos y mostrando también lo más fresco, con una actitud con la que quedó de manifiesto el compañerismo entre sus integrantes, todo esto coronado con la gracia con la que Fernando Ribeiro sabe cautivar. El público por su parte terminó muy agradecido, pero quizá no del todo satisfecho y es que MOONSPELL es una de aquellas bandas que con su gran energía y entrega, dejan a sus fans en todas sus presentaciones con ganas de más. Desde ya esperamos con ansias su retorno.

Las fotografías son cortesía de The FunLab / Todos los derechos pertenecen a su autor.

Dániza Morales Toro
Redactora en Rocktambulos
Todo es cuestión de perspectiva
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