NILE en Argentina: La maldición egipcia recorrió las calles porteñas

Cuatro años pasaron desde el último show de NILE en Buenos Aires. La vez pasada el grupo presentó At The Gate of Sethu (2012) y aún contaba con el guitarrista y cantante Dallas Toler-Wade entre sus filas. Ahora regresaron con What Should Not Be Unearthed (2015) y el lugar de Dallas, quien dio un paso al costado en febrero, es ocupado por Brian Kingsland. Los reyes -o faraones- del Death Metal técnico convocaron a los seguidores de la música más pesada en Uniclub el pasado viernes 25 de agosto. El cartel se completó con MORVIDA, 1917 y MATAN S.A.

El hecho de que los tres soportes sean conocidos y del agrado del público ayudó a redondear sus sólidas presentaciones y que su objetivo de calentar la previa se haya cumplido. 1917, banda histórica si las hay, por momentos, y sobre todo en las canciones de su último álbum Implacable Utopia (2016), me hizo acordar a los discos en los que Chuck Schuldiner decidió virar hacia lo progresivo. En MORVIDA hallarán refugio los defensores del Death Metal más clásico -que, de todas formas, dudo que haya habido alguno en un concierto de Nile-. Y es innegable que MATAN S.A. es la más festejada cada vez que me toca verlos. Su look gore y letras de horror, si bien están lejos de cautivarme, se ganan al público siempre.

Terminados los shows de apertura y abierto el telón por última vez, el escenario de Uniclub dejó ver al tridente Sanders-Parris-Kingsland con unos imponentes Marshall detrás de sí y al virtuoso George Kollias sentado con su doble bombo listo para atacar. “Defiling The Gates of Ishtar” fue de las primeras, desterrando cualquier duda acerca de cuán efectiva puede ser esta alineación en vivo.

Cuando no están tocando, los muchachos de NILE son realmente agradables; lejos de buscar una pose que combine con su sonido, los músicos se turnaron para charlar con la gente y bajar la euforia. En contraposición, uno se encuentra en presencia de una banda maldita al momento de tocar. El caos organizado de sus intrínsecas y distorsionadas composiciones, en lugar de arrastrarme hacia el pogo, me tuvieron quieto en mi lugar prestando la mayor de las atenciones. NILE no toma prisioneros ni comete errores.

Quienes si fueron arrastrados hacia el pogo fueron el resto de los presentes, y ante los primeros mosh de la noche Karl pidió que por favor no intentaran subir al escenario.

Lamentablemente no tuve oportunidad de ver la formación que incluía a Dallas, pero dudo que la actual tenga algo que envidiarle. El triple ataque vocal con el que hoy cuentan es poderoso y versátil, y Brian, en lugar de achicarse sabiendo el enorme hueco que tiene que cubrir, disfruta ante el desafío. El guitarrista, que también toca en ENTHEAN, pareciera que lleva años invocando a los dioses tal como lo hace en “Kafir!“.

Clásicos como “The Howling of the Jinn” se mezclaron con “In The Name of Amun” de su último álbum. En poco más de una hora NILE -y sobre todo Karl Sanders, único miembro original y principal compositor- sacó a pasear toda la mitología, todas las historias y toda la ambición que han mantenido este nombre al filo de la navaja durante más de dos décadas. Que vuelvan pronto.

Leonardo Rodríguez Luque