Cátedra de Doom: PENTAGRAM regresó triunfal a Buenos Aires #Reseña

Sí, la banda del meme. Fuera de eso: la agrupación con 50 años de historia, legado y una impronta única que marcó generaciones. PENTAGRAM regresó a Buenos Aires luego de tres años con la excusa de un nuevo disco bajo el brazo, Lightning in a Bottle (2025). Las expectativas eran enormes y la cita fue en el siempre íntimo Uniclub, recinto de la Ciudad de Buenos Aires, el martes 25 de marzo. Un frío otoñal afuera y un calor digno de los peores rincones del infierno por dentro. Repasemos:

La apertura con las bandas soporte, WICCA y MONJE, tuvo un denominador común: el público siempre estuvo «agitando», hablando pronto. Es cierto que el primer grupo tenía más «relación» con la impronta de PENTAGRAM, mientras que la segunda era mucho más oscura. ¿Afectó en algo? No. El público estaba más que feliz y, progresivamente, Uniclub se llenaba. Y se llenaba. Para ser más precisos, se acercaba la hora del acto principal y la gente continuaba ingresando. Es claro que todo esto puede ser atribuible al meme de Bobby Liebling (voz), aunque también a poder aprovechar una vez que, quizás, sea la última en la que puede verse al grupo. Los escenarios hipotéticos son muchos, pero la realidad es una: Uniclub era un sold out pleno donde caminar era una tarea titánica.

Con puntualidad absoluta, PENTAGRAM salió a escena a las 21:15 y, desde ya, todos los ojos iban hacia Bobby Liebling. Presenciarlo en vivo ratifica lo que se sostenía en el documental sobre su persona, Last Days Here (2011), donde varios testimonios sostenían: «tenía algo único en escena». Y, realmente, lo tiene. Es un fan de la música, un obsesivo de la música, haciendo lo que ama. De ahí sus gestos histriónicos, bailes, e incluso su capacidad performática al lucir una excéntrica capa. El comienzo con «Live Again» fue demoledor. Un sonido perfecto y un temible pogo que demostró las ansias del público por ver a la tan esperada banda.

«No sé qué carajos pasó hace una semana, pero esto se hizo viral… en fin, es una persona que sale de noche, y es ‘The Ghoul'», comentó Liebling ante la canción que recorrió todo internet, para sorpresa de propios y ajenos. Fue destacable la labor en batería de Henry Vásquez, que tenía la particularidad de tener un golpe muy fuerte, pero al mismo tiempo virtuosismo. Tony Reed (guitarra) fue efectivo, carismático y con la destreza necesaria, además de tomar una botella de whisky cuando la situación lo ameritaba. De perfil mucho más bajo, pero de equivalente eficiencia, Scooter Haslip tras las cuatro cuerdas se sintió muy presente en la mezcla, siendo fundamental para el funcionamiento de la banda en vivo.

Hubo seis canciones de Lightning in a Bottle y todas fueron más que festejadas, lo que muestra una señal de aprobación frente a PENTAGRAM y sus nuevos lanzamientos. Aunque, en rigor, Uniclub casi se viene abajo de la efervescencia con la última de las canciones: «20 Buck Spin». Es decir, hubo una precisa mezcla entre clásicos y novedades. Por parte de Bobby Liebling, resulta increíble poder verlo en vivo luego de una vida más que tormentosa, y si bien estaba conectado con el público, incluso acercando a estrecharle la mano a quien se lo pedía, su enfoque iba más hacia presentar las canciones dado que, al otro día, tenían otro show que dar acá mismo en Buenos Aires.

«Walk The Sociopath», «Sign of the Wolf (Pentagram)», o «Forever My Queen», fueron momentos históricos que quedarán para los momentos de culto de los shows en vivo en Argentina. Es difícil arriesgar a decir que fue un show «perfecto» porque la palabra tiene una carga muy fuerte, pero sin lugar a dudas no tuvo fallas y no solo nos alegra, sino que nos muestra a una banda en excelente forma y con mucho para dar. Bueno, eso mismo dijo Liebling cuando presentó «I Spoke To Death»: «yo todavía no lo hago.» Esperemos que esa comunicación aún no se dé y haya mucho más Doom Metal de PENTAGRAM para disfrutar.