Aclaración del autor: Si bien esta publicación es sobre el disco de ALMAFUERTE, el foco estará puesto en Ricardo Iorio (bajo y voz), ya que él fue el compositor lírico del conjunto que actualmente se encuentra en un hiato, y desde comienzos de los 90’s comenzó a delinearse como un escritor nacionalista, entendiendo por esto la unión entre territorio, costumbres y lengua, sumado a un destino preexistente, como se desprende de sus letras: una reencarnación argentina donde su labor estaría en servir a la Patria – como se ve en “Por Nacer” (1996), “Amistades de Tierra Adentro” (1996), “Por Tu Suerte” (1998) o “Cumpliendo Mi Destino” (2001), entre otras -. Pero será recién en Piedra Libre (2001) donde esta actitud “nacional” quedará sintetizada y terminará de formar la última transformación del músico, autodenominado “ultranacionalista”, como lo dejó en claro en una conferencia de prensa dada en febrero de 2016..
Al momento de editarse Piedra Libre, el prolífico letrista del Metal argentino estaba envuelto en una polémica sobre algunas declaraciones consideradas antisemitas para gran parte de críticos, por ende, su público comenzó a dividirse y la posición de Iorio, que hoy lo tiene como un explícito antisionista, estaba en germen. Pero el lanzamiento de este álbum sería un antes y un después, la adopción total de la posición “criollista” por parte de Ricardo Iorio, la búsqueda de una identidad nacional y la reivindicación de los caudillos del interior del país y el cristianismo, aunque con matices del reencarnacionismo, basado en las lecturas de los espiritistas Allan Kardec y Lobsang Rampa.
El comienzo con “Las Aguas Turbias Suben Esta Vez” da cuenta de la pésima estructura edilicia de Buenos Aires, con terrenos “ganados al río” y cómo la sudestada trae tormentas que muestran la bravura, característica repetida en la búsqueda de Iorio, que solo está en el “valiente”, como figura opuesta al rico. A quiénes representa este “valiente” es desconocido, pero la música del compositor oriundo de Caseros siempre tuvo como objetivo llegar a los oídos de la clase trabajadora, por ende, se entiende que ellos son los “valientes”, los que menos tienen, que están acostumbrados a una vida dura y complicada, lejos de la comodidad de un rico.
“Orgullo Argentino” , la segunda canción de Piedra Libre, definiría al nuevo Ricardo Iorio, el nacionalista que promueve la triada “Patria, bandera y sentir nacional”, un canto con el que busca diferenciarse, marcar su pensamiento y definir que no es “uno más ” – “pues no soy carne para salchichas” -, aunque sospecha que individuos políticamente correctos creerán que la locura dominó su psiquis – “sé que mucha gente linda dirá que me salto la ficha” -. Aquí también se ve su influjo reencarnacionista, ya que él recita de manera “heredada”, y cumple su meta, su sueño: cantar sobre Juan Domingo Perón. Esta toma de posición, “su verdad y su razón”, es parte de una apuesta que él hizo por lo que ama, como lo afirma luego en “Por Ser Yo”.
El “espíritu de la tierra”, ese sobre el que los nacionalistas argentinos de la década del ’30 buscaron teorizar, dice presente cuando Ricardo Iorio reflexiona en “De Un Mañana Bajo Tierra”, la misión redentora reencarnacionista en la pre-Cordillera, alejados “del control satelital”, buscando la pureza fuera de las relaciones mercantilistas. Y ahí aparece el Iorio que ataca a las instituciones cristianas, a los sacerdotes, y en consecuencia a la Iglesia, una prueba de que él es un “perro cristiano”, como le gusta llamarse.
En “Cumpliendo Mi Destino” Ricardo Iorio continúa la senda nacionalista, alinéandose con el Coronel Mohammed Alí Seineldín, militar nacionalista argentino, a quien considera un “guerrero nacional” por su desempeño en la Guerra de Malvinas, algo que se condice con su reivindicación actual de las Fuerzas Armadas. No hay ningún tipo de contradicción, es más, en el caso de Iorio él mismo podría definirlo como una evolución en su persona. La frase “puede haber caballo verde, más no uno de ellos honestos”, de Seineldín y que, originalmente reemplazaba “ellos” por “judíos”, le trajo muchos problemas al líder de ALMAFUERTE, que lo acompañan hasta el día de hoy. Quizás, a juzgar por la ideología actual del músico, se haya referido al sionismo. De cualquier manera, no hubo una aclaración sobre esto, simplemente Iorio dijo desconocer la frase del coronel. La cosa empeoraría cuando el compositor compararía al músico José Larralde con Ernesto “Che” Guevara, ya que la crítica lo consideró una comparación innecesaria, algo que le ganó mucho repudio.
El disco termina con “Para Todos Mis Compañeros”, una gran frase para cerrar el álbum, en referencia a “la escondida”, el juego infantil donde los chicos se esconden, uno los busca, y al encontrarlos grita “piedra libre para todos mis compañeros”. Esta última pieza, instrumental, una milonga gaucha, es la reivindicación de la banda por el interior argentino, el gaucho y las costumbres, no es casual que se escuche el sonido de unas brasas mientras se hace un asado.
Después de Piedra Libre, los destinos de ALMAFUERTE y Ricardo Iorio serían muy distintos, no solo porque luego se acercaron más al Hard Rock que al Metal Pesado (como prefiere llamar Iorio al Heavy Metal) sino porque su impronta había cambiado definitivamente, o más bien, se había esclarecido, sin dar lugar a interpretaciones ambiguas. La polémica envuelve a la carrera de este grupo, como también una riquísima narrativa, pocas veces vistas dentro del amplio abanico del Rock Argentino, propio de quienes buscan la epopeya de ser el nuevo folclore que distinga a una Nación. Esta obra es la consecuencia de esta actitud.
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