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Piratería de marca: ALESTORM embriagó a Argentina con el 7mo ron #Reseña

Hace muchos años, cuando se veía televisión, VH1 hizo uno de sus infinitos especiales sobre “las cien mejores canciones de…”. Entre esas emisiones hubo una sobre el Metal y Dee Snider señaló que “Party Hard” de ANDREW WK era algo necesario porque en el Heavy Metal hacía falta festejar. ALESTORM se tomó literal esa premisa: se trata de una fiesta y de no tomarse nada en serio. Y todo con una temática… ¡DE PIRATAS!. Entendiendo eso, vayamos a The Other Place, recinto de la Ciudad de Buenos Aires.

Innerforce

La velada abrió con LESHY que, vale decirlo, tuvieron una más que destacable actuación marcando con violencia y técnica el inicio de la jornada. El público que llegó temprano así lo notó y no dudó en alentarlos con merecidos aplausos. Felicitaciones. Pasaron los siguientes, INNER FORCE, que demostraron tener seguidores fieles y provocaron un pogo desatado interactuando constantemente con su público. Lealtad férrea. Punto extra para el vocalista, cuya voz es un punto medio entre Bruce Dickinson y Geoff Tate, pero también destacable la actitud de sus músicos, que supieron moverse por el escenario, estar en contacto físico con la gente y demostraron un gran desenvolvimiento escénico. Con soportes así la cosa se complica, pero ALESTORM tiene lo suyo y es difícil de batirse a duelo con ellos si a performance se refiere.

Primero, la jugada de musicalizar el intro con clásicos de QUEEN fue acertada, ya que el público, como poco, se estaba preparando para una auténtica fiesta. Mucho antes de la anécdota de Dee Snider, en La presentación de la persona en la vida cotidiana (1959), Erving Goffman señalaba que los seres humanos jugaban el papel de actores, es decir, la vida no sería más que una obra de teatro. Más acá, Ricardo Iorio destacó: “lo nuestro no es un movimiento, es un entretenimiento, como cuando éramos chicos y veíamos títeres”. ¿Qué es entonces ese pato de goma en el escenario? ¿O ese comienzo con “Keelhauled” donde ALESTORM en su integridad se la pasa haciendo morisquetas? Es el síntoma de la fiesta, del disfrute. “Estamos aquí para divertirnos, emborracharnos, y hacer mucho dinero” reza “Treasure Chest Party Quest” y, a simple vista, uno se sorprende de tamaño pogo en un recinto chico. Todo bajo control: si había empujones eran muy leves, más bien se trató de un salto en conjunto, o nado sincronizado en “Nancy the Tavern Wench” donde el público se dividió en dos: adelante los que agitaban, atrás los que remaban (!).

Alestorm

Christopher Bowes (keytar y voz principal) es el show: gorra, falda y musculosa. Juegos permanentes con el público, incluso con chistes ingeniosos ante la lluvia de cerveza que le caía: “¿van a tomar más? Ah no, seguro ya la tiraron al escenario”. Como buen frontman, sabe que las tablas no lo son todo, y afuera del recinto, ni bien terminó el concierto, se sacó fotos con los fans. Por su parte, Elliot Vernon en los teclados cumple un rol fundamental, ya que sin él no sólo faltaría una ambientación sonora esencial, sino que su voz agresiva es el contrapunto ideal para Bowes, o mientras Máté Bodor se luce en las seis cuerdas – incluso vocalmente cuando se lo requirió -. La versatilidad de Peter Alcorn en la batería permite que ALESTORM dialogue entre la agresividad del Heavy Metal, la música folk o un inocente pop.

Alestorm

Generalmente cuando hablamos de que un grupo usó teclados en vivo, el comentario suele ser que no se escuchó el instrumento. En este caso, hubo dos y ambos fueron nítidos. Quizás, por momentos, la voz de Bowes tuvo un volumen bajo, pero esto probablemente no importó porque el público se encargó de cantar más fuerte que el propio Chris. A veces la pasión juega malas pasadas y, en un recinto pequeño como es The Other Place, el canto constante del público impedía escuchar en detalle a la banda. Efectivamente, la devoción de los fans de ALESTORM en Argentina es, como poco, considerable. Tampoco había que estar en el medio de su show para verlo: llegando al atardecer, sin que las puertas estuvieran abiertas, se dibujaba una fila esperando para entrar, que ya en el recinto se adhirió a las vallas como si fueran pegamento. Algunos vestidos de piratas íntegramente, otros un poco, y el resto variando.

Alestorm

Hubo invitados: El rapero Captain Yarrface en “Tortuga” y “Hangover” (cover de Taio Cruz), para que se vea que ALESTORM no le tiene miedo a mezclar estilos. El resto de los convidados a la fiesta fueron, básicamente, personas del público que se lanzaban a dos objetivos: el escenario o Chris Bowes. Y así, rápidamente, como si se tratara de un tren que nos arrolló sin que lo procesemos, se terminó el show en un punto muy alto con “Fucked With an Anchor” y promesa de pronto regreso. Si el público argentino llena cada lugar donde toque la banda, entonces está asegurado – casi como la tentación de titular “somos los piratas” a esta reseña y obviarlo -. Al final, todo el mundo satisfecho y, como mencioné previamente, la celebración continuó en la calle, con Bowes tomándose fotos junto a los fans. No hay quejas, solo resaca, pero de las que valen la pena.

Facundo Guadagno
Redactor en Rocktambulos
Antropólogo social y cultural, escritor, escéptico y crítico
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Todas las fotos fueron tomadas por Frank Hernández para rocktambulos.com / Todos los derechos reservados

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