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Rabiosos y libres: THE WINERY DOGS regresó a Buenos Aires #Reseña

¿Por qué razón hay tanta devoción por Kotzen, Sheehan y Portnoy en Argentina? No lo sé. ¿Será por las tantas veces que vinieron con sus respectivos proyectos? Imposible de saber. THE WINERY DOGS es una gran banda que, sin dudarlo, merece más reconocimiento; pero el supergrupo, a esta altura, tiene fieles, más que seguidores. De cualquier manera, la relación es sana y vale la pena explorarla en una nueva visita del conjunto a Buenos Aires, esta vez, el martes 2 de mayo en El Teatro de Flores.

Aproximadamente a las ocho de la noche los locales AÉREA, ya conocidos dentro del ambiente nativo, hicieron las delicias de los presentes que ya, para esta altura, habían llenado al teatro. Era muy difícil encontrar un lugar para ver el espectáculo y, si se lograba conseguir, más convenía tener la audacia de no perderlo por alguna urgencia sanitaria, por ejemplo. El público era crítico y minucioso: en la prueba de sonido se escuchaban los murmullos sobre cómo debía armar Mike Portnoy su batería, si el teclado suena de tal o cual o manera, o qué lista de temas venían haciendo. Pero parece que algo pasó de largo: si empezaba a escucharse “We’re An American Band” de GRAND FUNK RAILROAD significaba que la fiesta estaba por comenzar. Pero todavía no había comenzado el agite.

Todo lo contrario pasó cuando el trío salió a escena, hicieron un poco de ruido, las huestes progresivas se exaltaron y así comenzó “Gaslight” del reciente III (2023). Y se nota que hay un orgullo destacado por esta obra, ya que ejecutaron seis piezas de la misma: a ver quién se anima a salir al ruedo así y recibir un feedback tan positivo. Coro desde el público, diversión entre la banda demostrando que pueden hacer y deshacer según les plazca, y un muy festejado momento con “Hot Streak”, composición que ingresa dentro de la categoría de “hit radial”.

Richie Kotzen

A todo esto, ya que la banda es excelsa, magnífica y virtuosa, ¿qué tal el sonido? No fue el mejor. Todo esto por una simple razón: el bajo de Billy Sheehan usa una distorsión sucia – que estéticamente es muy buena – y combina muy mal con el énfasis en las frecuencias bajas que Mike Portnoy tiene en sus toms y kick. Esto impedía que el sonido sea fluido e invitaba al discernimiento: o nos concentrábamos en la batería o en el bajo. Pero, de cualquier manera, es comprensible: ¿qué sonidista, en su sano juicio, le diría a estas leyendas “creo que deberían retocar un poco su sonido”? Garantía de despido.

Yendo hacia el homónimo disco debut, precisamente en “Damaged”, hubo un problema de salud en el público y al instante la banda pidió parar el show y auxiliar a la persona en cuestión. El teatro se unió en aplausos al unísono. El grupo intentó retomar, pero les pareció conveniente empezar desde el principio: no sea cosa que haya imperfecciones. Solo de bajo de Sheehan que, de lo virtuoso, podría haber durado veinte minutos o media hora sin que nadie se aburra; por supuesto, luego llegó el momento de ejecutar “The Red Wine” y el bueno de Billy no dudó en usar una botella de vino como slide para las cuatro cuerdas. Marca registrada.

Billy Sheehan

Richie Kotzen tiene cincuenta y tres años y mantiene su voz intacta. Además, tiene el carisma necesario para jugar con las luces, ventiladores, y ser la estrella de la noche – al fin y al cabo, sabemos que es así -. Portnoy – o “porno” según el coro del público – siempre deslumbra, no sólo por su talento, sino por la energía que transmite y lo fácil que hace parecer lo difícil. Para muestra falta “Oblivion”, canción fundamental, donde el baterista, particularmente, se luce.

Momento de bises y buena onda: se venía “Regret” y Sheehan invadió el piano de Kotzen para molestarlo, siempre en buen tono, antes de que todo se ponga intimista. Y, nuevamente, otro hit que hizo entrenar al público con salto intensivo fue el cierre con “Elevate”. Sin palabras, más de hora y media de show donde ningún minuto puede desperdiciarse. Se nota a un grupo orgánico, conforme con su obra y dispuesto a ir por más. Nosotros esperamos tranquilos.

Mike Portnoy
Facundo Guadagno
Redactor en Rocktambulos
Antropólogo social y cultural, escritor, escéptico y crítico
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Galería de THE WINERY DOGS en Argentina

Todas las fotos fueron tomadas por Carlos Martínez para rocktambulos.com / Todos los derechos reservados

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