Mediante una unión cultural, simbólica y material, THE RAMONES siguen sujetos a Argentina, en un lazo que no parece desaparecer, ni en corto o mediano plazo. La visita de RICHIE RAMONE a Buenos Aires el 02 de mayo en Uniclub se enrola dentro de esta simbiosis entre la Nación de Sudamérica y la tradición ramonera. Para sumarle atributos positivos a esta unión, esta performance de Richie era la primera de una serie de shows, que luego continuarían al día siguiente en Dickens, recinto de La Plata, Forum, el 06 de de mayo en Bahía Blanca y, finalmente, Amparo Bar, de la localidad de Burzaco en Buenos Aires.

La velada comenzó con OCULTA IDENTIDAD, sucios y desprolijos, en el buen sentido del término, siguiendo los mandamientos del Rock – en este caso transmutado al Punk -. Como señaló Beatriz Sarlo (1994), son signos de las “escenas de la vida posmoderna”. Así empezaba todo, con una banda que gritaba furiosamente letras clasistas, de agudas críticas a la actual coyuntura, además de abordar problemas estructurales de la Argentina.

Eso sí, es destacable el denominador común de la noche: el público asistió al recinto desde la presentación de la primera banda. No es por demagogia, pero el apoyo de los presentes es fundamental para recuperar la apuesta que hace un grupo musical. OCULTA IDENTIDAD, con su destreza sobre el escenario, tuvo bien ganado al público presente.

La cuestión siguió con SUBWAY, un cuarteto que supo sortear, con mucha altura, los inconvenientes sonoros que impedían que su impronta, por momentos, se desarrolle normalmente. Concentrados en las armonías vocales, y las líricas autorreflexivas, el grupo logró animar la velada, además de lograr una buena interacción con el público.

Así llegaría el turno de SONIA & INTENSOS, quienes salieron a escena dispuestos a comerse el escenario, con un Punk centrado en la efectividad de la canción y la potencia compositiva. De esta manera, con Uniclub a punto de llenarse, pudieron desplegar su performance sin traspiés, dando un show sólido, a tono con el espíritu de la velada.

Finalmente, la serie de actos soportes culminó con TRAPO CLONAX, banda focalizada en dar un show conciso, donde el mismo cantante llamó a disfrutar de la fiesta punk que se estaba llevando a cabo, ya que la idea era animar a los presentes porque “la cosa estaba complicada”, en alusión a la situación general del país. Con una buena actuación, el grupo se retiró del escenario para darle lugar a la atracción principal.

Ahora sí, luego de que pasen unos minutos de las 22:00 hs, RICHIE RAMONE estaba en el escenario ante un público que había realizado un contrato previo, implícito: entre el artista y los presentes, existía un pacto de admiración mutua, propio del legado ramonero. Todo comenzó con “Durango ’95” y Richie tras los parches, moviéndose como un pulpo y con su voz en buen estado. Precisamente, su manera de hablar, similar a la de un rockero de pubs, es en donde radica su encanto. Sería absurdo pretender de él virtuosismo: se trataría de no comprender años de un estilo impuesto. Por eso, cuando Richie anunció “Somebody Put Something In My Drink”, el público entró en un frenesí por el hecho de tratarse de un clásico de RAMONES, ahora ejecutado por su compositor e intérprete.

Richie se despachó con una tanda ramonera, intercalando su lugar en la batería con el guitarrista Ben Reagan para poder dedicarse solo a ser cantante, y, luego, llegó la prueba de fuego: presentar sus temas propios ante el público que asistió a Uniclub.

Efectivamente, la buena racha volvió a ponerse del lado del norteamericano, ya que los dos temazos que son “Better Than Me” – ¿a cuántos punks les gustaría tener esa gema bajo sus brazos? – y “Pretty Poison” gozaron de la aprobación del público.

Precisamente, Richie cuenta con un as bajo la manga, la bajista Clare Misstake, caracterizada por tocar líneas de bajo efectivas y por una presencia en escena llena de carisma que, básicamente, hace que todos los ojos se dirijan a ella. Además, Clare se encarga de los coros, se pone al frente del escenario y hace el contrapunto para el guitarrista líder, Glenn Gilbert, sobresaliente, pero de perfil bajo.

Con “Chasing The Night”, “Animal Boy” y “Blitzkrieg Bop”, RICHIE RAMONE volvió a predisponer bien al público antes de tocar sus temas propios, con un invitado especial: Mariano Martinez de ATTAQUE 77 – seventy-seven para Richie – que acompañó al grupo en “Judy Is A Punk” y “Howling At The Moon”. Con la despedida de Martinez, llegaría el turno del cover de DEPECHE MODE, “Enjoy The Silence”, que provocó la locura generalizada de todo Uniclub.

Para el tramo final del show, llegó otro momento especialmente emotivo: “Have You Ever Seen The Rain?”, original de CREEDENCE CLEARWATER REVIVAL, recordado por ser la canción final que THE RAMONES ejecutó en su último show en Argentina, allá por marzo de 1996. Con “Sheena Is A Punk Rocker”, la performance de RICHIE RAMONE llegó a su fin, sin muchos préambulos ni demagogia: sin demasiados saludos. De hecho, eran innecesarios: en el puesto de merchandising se anunciaba que los fans podían conocer a Richie después del show, solo era necesario esperarlo en el stand de merch.

Con una auténtica fiesta Punk, Uniclub fue el recinto ideal para que, dentro de una coyuntura social difícil, un puñado de personas puedan disfrutar de una jornada con grupos a la altura de las circunstancias, que den esperanzas sobre la vitalidad del Punk, en primer lugar, mientras que la presencia de RICHIE RAMONE reforzó la unión entre Argentina y THE RAMONES, provocando que en cada visita de un ex miembro de la banda haya algo similar a cuando un pariente visita la casa de uno luego de mucho tiempo, un sentido de familiaridad difícil de conseguir con los artistas en general. Desde ya, se espera con mucha alegría otra visita de Richie por estas latitudes.

Facundo Guadagno