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“Repentless”, la reinvención de SLAYER. Así suena su nuevo álbum

Cuanta agua bajo el puente… cómo se ha manchado, corrompido y defenestrado al buen nombre que SLAYER construyó en sus más de treinta años de carrera. Las peleas internas y las miserias abiertas en carne viva hacia los medios manchó a la banda, a la institución del Thrash Metal. La muerte de Jeff Hannemann empeoró todo y dio el ultimátum: Slayer debería decidir si seguir o no.

La opción fue continuar y las aguas se dividieron; Kerry King le dio forma a la banda, Bostaph volvió como miembro estable y en esta misma condición se sumó Gary Holt. El 2013 fue un año olvidable para Slayer, las razones ya las nombré y a eso hay que sumarle las parcas actuaciones en vivo. Ni hablar del 2014: un año de pura incertidumbre. El 2015 dividiría las aguas, claro, pero finalizaría con la banda, la haría un híbrido de composiciones neutras o la exaltaría. Y así salió “Repentless”, al cual relaciono con la opción número tres: reinvención de Slayer, la cual detallo a continuación.

slayer-repentlessSí, “Delusions of Saviour” no es la mejor introducción, pero sirve de clima para ese himno que es el tema autotitulado. Las letras confrontan “sin mirar atrás, sin arrepentirse, sin pedir perdón, lo que ves es lo que te mereces”; más allá de la generalidad, se sabe a quién se dirigen las palabras. Más allá de esto, la canción habla de la velocidad con que se vive la vida moderna. Pulgares arriba – frase detestable pero aplicable – y pasamos a “Take Control”. Slayer está vivo: las composiciones de King son coloridas a fuerza de riffs y estructuras realmente entretenidas – jamás pensé que diría esto de una canción ni de un disco compuesto (casi) enteramente por Kerry King.

Precisamente, el fuerte está en el desarrollo de las canciones, que es el momento preciso donde todos colaboran para hacer vívido al álbum. Paul Bostaph, inseguro en un principio de estar a la altura, es versátil y está lejos de la actitud “robótica” que hemos escuchado en otros álbumes. Tom Araya compone melodías vocales con una soltura increíble para resaltar a las canciones y su voz está realmente en un gran momento. Llega “Vices”, una masacre comandada por la dinámica de Paul Bostaph y el dinamismo de Kerry King para manejar los tiempos. La labor de Gary Holt es excelente: sus solos siempre aportan una pincelada de frescura y son el contrapunto ideal para King.

Cast The First Stone” tal vez peque en esos riffs crípticos de King que, de no ser por Paul Bostaph, serían olvidables; pero de vuelta, el desarrollo en sí de la canción la eleva pero no deja de ser lo más flojo del álbum. Rescatable de todas maneras. “When The Stillness Comes” es una delicia macabra, una degustación de la mente de un psicópata sobre el asesinato y la locura líricamente con lujo de detalles por Tom Araya: un momento de odio visceral. El arreglo musical en comparación al single realmente levantó la canción y le dio el tono que necesitaba. Sería bueno saber qué ocurrió en el estudio, cómo se vivió la grabación, ya que el single de 2014 notaba una banda mucho más apagada y, en cambio, ahora obtenemos un nuevo clásico. Incógnitas que sería bueno resolver para dar la nota, ver cómo está la banda anímicamente y cómo fue el proceso de grabación.

El trabajo final los muestra bien, pero el cambio fue muy brusco: pasar de canciones sueltas a un todo radicalmente más vivo no es poca cosa, evidentemente algo ocurrió. Después de todo, que tu compañero – no amigo, compañero y colega – muera, litigios legales y otros embrollos de diferentes variantes seguro ayudaron a complicar todo. Y así pasan una por una las canciones que muestran a una banda que ha decidido hacer borrón y cuenta nueva, refrescar su propuesta y ofrecer canciones infalibles. ¿Quién no puede gozar ante la métrica de “Chasing Death”, la envolvente “Piano Wire” o la despiadada “Atrocity Vendor”?

Repentless” es un gran trabajo en la discografía de Slayer. ¿Suena raro, se ve raro y se siente raro que la banda no tenga a dos de sus miembros fundadores? Sí, pero también hay un disco excelente para sustentar a la actualidad de la banda. El resultado es simple: buena música por parte del cuarteto, lo que tenían que hacer y lo que lograron; algo impredecible realmente, ya que unos meses atrás el panorama no nos daba la posibilidad de ni si quiera hacernos la imagen mental del Slayer tan revitalizado que vemos actualmente.

Soy consciente de que los fans de Slayer están divididos y comprendo la división. Es una cuestión de preferencias y gustos en su núcleo más duro. ¿Podés tolerar a Slayer sin dos de sus miembros originales? Después de responder eso, ¿te gusta su último trabajo y como se modela la banda para los años venideros? Difícil de tolerar, pero bajo mi óptica “Repentless” es un gran trabajo que demuestra la vigencia del grupo en su faceta compositiva. La movida fue positiva para Kerry King. Sí, se logró lo imposible. Hay Slayer para rato.

Slayer 2015

Facundo Guadagno
Redactor en Rocktambulos
Antropólogo. Politólogo. Escritor.
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