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TRIVIUM y BRING ME THE HORIZON en Chile: La unión y el cambio #Reseña

El pasado 12 de diciembre, el teatro Caupolicán en Santiago de Chile fue escenario de una combinación que merecía la pena ser vista y escuchada por cualquier metalero, pero sobre todo por fanáticos del Metalcore y las nuevas tendencias: TRIVIUM + BRING ME THE HORIZON. Aunque puedan tener distinto público, ambas bandas representan la incansable exploración musical y la valentía de cambiar el rumbo, siguiendo lo que dicta el corazón. La entrada estaba pautada a las 19.30, pero horas antes ya cientos de fanáticos se aglomeraban en las puestas del teatro para poder ser los primeros en poder entrar, de hecho, la fila le daba una vuelta completa a toda la manzana. Por mi parte estaba un poco escéptico de cuántas personas podían ir al evento, teniendo en cuenta que ambas bandas fueron parte del Knotfest Chile un día antes, pero Santiago no decepcionó, abarrotando el lugar con miles de fanáticos. 

Las puertas se abrieron a la hora indicada -una buena señal-, los chequeos de rutina avanzaron y ya en 50 min el recinto estaba a más del 70% de su capacidad. La ansiedad típica de la espera fue reducida gracias a la musicalización previa, que incluyó, entre otros temas, el clásico “Walk” de PANTERA (quienes también estaban tocando en Santiago esa noche) y como todos sabemos es imposible que suene ese tema sin gritar a todo lo que da: “Res-pect, walk, what did you say?” .

Matt Heafy, Trivium

TRIVIUM en Chile: Una fiesta de fuego

20.30 hs y se va todo a negro. Suenan sonidos tribales in crescendo y van entrando uno a uno los miembros de Trivium al escenario, recibidos entre aplausos. La esperada introducción genera esa tensión característica que se rompe cuando Matt Heafy emite sus primeros guturales en “In the Court of the Dragon”, e inmediatamente el público comenzó a corear y a saltar desde el primer riff de guitarra ejecutado por el talentoso -y muy alto- Corey Beaulieu.

La siguiente canción fue un clásico dentro de la discografía de la banda: “Down From the Sky” que nos recuerda la época cuando Matt usaba una larga cabellera, (hoy luce un look rapado), e inmediatamente y sin mucho respiro son ejecutadas “The Sin and the Sentence” y “Until the World Goes Cold”. Heafy, en un español con dificultades, nos da las gracias y pide que hoy sea una noche mucho más loca que la de ayer, haciendo referencia a su participación en el Knotfest, por lo que cuando comienza “Feast of Fire” el sector cancha del Caupolicán fue exactamente una fiesta de fuego, como su nombre lo indica.

Corey Beaulieu y Matt Heafy, Trivium

Fue aquí cuando llegó la interacción más larga de Matt con el Público, comentando su larga ausencia en escenarios de latinoamérica y como extrañaba el “Olé Olé Olé Trivium Trivium” por lo que, acto seguido, todo el Caupolicán se encargó de recordárselo. “Gracias a Bring Me the Horizon por el espacio” agregó el vocalista y aseguró que el próximo tema era para los que son fans de la vieja escuela. Se refería a “Like Light to the Flies”, mi tema favorito de Trivium, con el que nos regaló un momento retro. No estoy llorando, solo me cayo luz para las moscas en los ojos.

Habían transcurrido 30 segundos de “The Heart From Your Hate” cuando Matt pide detener el show para atender a alguien que parecía tener algún problema para respirar y con ayuda de seguridad  lo retiraron, acto que robó aplausos de los presentes, pero eso no fue todo, Matt también aprovechó ese momento para separar una pelea entre asistentes. El recital continuó con normalidad y pudimos escuchar también “Strife” y “Pull Harder on the Strings of Your Martyr”, con los cuales ya se sentía en el ambiente que llegaba el fin del show. Para el cierre llegó el turno de “In Waves”, con el que la banda sacó las últimas energías de los presentes que vinieron a verlos a ellos en esta noche.

Trivium

BRING ME THE HORIZON en Chile: Asesinos de Reyes

Para cuando llegó el turno de BMTH ya estaba el Caupolicán copado. Se sentía la ansiedad de la espera prometida, esa sensación de “ahora sí viene lo bueno” por parte de la mayoría y luego de una espera de 30 minutos las pantallas del escenario, que anteriormente solo se utilizaron para colocar el nombre de Trivium, fueron tomadas por un virus de computadora que nos va indicando con luces que ha comenzado el show. 

El intro se rompe con “Can You Feel My Heart” y BRING ME THE HORIZON nos demuestra por qué son el main act. Los Británicos encendieron el Caupolicán de manera inmediata, el público vino a ver a Bring Me the Horizon y ellos lo saben, por eso la entrega de Oliver en cada grito, acompañando por todo el teatro, una combinación de luces, confettis y efectos en las pantallas hacen que este sea el gran momento de la noche. Con “Happy Song” se incrementó la euforia de los presentes, una energía que solo podía ser canalizada en un par de pogos permanentes. 

Oliver Sykes, Bring Me The Horizon

Acto seguido, comenzaría el segmento más electrónico de la banda: “Teardrops” y “Mantra” son coreadas por un público que se encuentra en permanente entrega y el frenetismo en los pogos se incentifica cuando empieza el estribillo de “Dear Diary”. A pesar de que intentó hablar el idioma de sus fans, Oliver terminó confesando que tenía muy mal español así que se comunicó en inglés por el resto del show.

No importaba el idioma, Oliver siempre mantuvo la interacción con la gente y estuvo atento a todo lo que ocurría, como cuando detuvo el show para poder asistir a alguien herido, en el inicio de “Parasite Eve”. El tema se reinició entre aplausos y agradecimientos por mantener la seguridad pero había que seguir rockeando que a eso vinimos. El juego de luces y los gráficos en las pantallas siguieron siendo protagonistas que invitaban a la inmersión dentro del show.

Bring Me The Horizon

“Dying to live, living to die. We’re just a room full of strangers (strangers, strangers, strangers)”, es coreado a una sola voz dentro del teatro mientras suena “sTraNgeRs”, un tema con el que la banda logra transmitir desesperación entre gritos guturales y todos lo acompañan, pero inmediatamente logran bajar los decibeles de euforia cuando inician los coros electrónicos de “The Best Is Yet to Come”, pista que suena mientras los integrantes se cambian y toman un merecido pero breve descanso para continuar el show. Los que no toman descanso son los fans, que siguen coreando “Olé, olé, olé”, mientras las luces del escenario se tornan especialmente rojas para “Shadow Moses”, tema que vuelve a encender a todo el teatro entre cantos, saltos y pogos. Justo ahí llegaría una nueva pausa con la pista “When Will We Be Free?”, lo cual me recuerda al boxeo, donde vemos rafajas intensas y espacios para respirar y retomar fuerzas.

La vuelta con “Kingslayer” se da en un escenario que demuestra lo mucho que ha crecido BTMH en cuanto a gráficos y visuales. La inmersión que se genera con las luces y efectos en las pantallas son realmente alucinantes. Allí ocurriría el momento especial de la noche, donde Oliver nos aseguraba que nadie camina solo, dando un breve discurso de concientización sobre el suicidio. Su mensaje tenía que ver con un grupo con afiches sostenidos por el público que decían “Sleepwalking from chile”, y, como decían los programas de los 90’s, “a petición del público” interpretaron  “Sleepwalking”

Bring Me The Horizon

“DiE4u” le abrió paso al momento acústico e íntimo de la noche, con Oliver demostrando su capacidad vocal en “Follow You”, mientras todos agitaban sus celulares de lado a lado, acompañando el sentimiento en cada nota. “Drown” siguió la nota romántica pero ya con un sentido de despedida y allí vendría el falso final, que ya es un clásico en todos los conciertos. El teatro continuó alentando con el “Olé Olé Olé” para lo que sería la última entrada de BTMH.

“Obey” fue la elegida para iniciar el encore y fue interpretada con un nivel de energía tal, que parecía el primer tema que estaba tocando la banda, haciendo que todo el Caupolicán -de manera recíproca- estallara en euforia, entendiendo además que ya estaba por terminar el show. El cierre llegó con el clásico “Throne”, que fue recibido con toda la emoción que merecía y así, con un sentido “adiós amigos” por parte de toda la banda y un público cansado pero feliz, se terminaba la jornada.

Bring Me The Horizon

De a poco se fue vaciando el teatro en el que fuimos testigos de una gran noche, que más que un concierto fue el after party ideal para quienes también estuvieron en el festival, y una revancha perfecta para quienes no tuvieron esa suerte. Dos grandes bandas que tienen algo en común: el constante cambio y la evolución musical. Desde ya esperamos que regresen y puedan incluir más países en su gira, después de todo, cada día son más los fans que claman por ellos.

Por Fernando Hernández

Todas las fotos fueron tomadas por Carlos Javi para rocktambulos.com / Todos los derechos reservados

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