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“Dookie”, el emblemático disco de GREEN DAY, cumple 20 años

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Sabes que estás envejeciendo cuando el álbum que ponías para darte los besos con tú primer novio cumple 20 años este 1ero de febrero de 2014.

Escenario. El sofá en medio de la sala de la casa vacía de mi noviecito, las 2 de la tarde de todos los sábados (fijo), el calor producto del clima -pero sobre todo del restriegue del par de púberes cayéndose a besos- con el increíble fondo musical del que para mí y para muchos es uno de los mejores discos de punk que se ha grabado jamás: Dookie de la banda estadounidense Green Day.

Dookie fue el primer gran éxito de Green Day. La pegaron del techo, a todos nos gustaron los temas y eso se evidencia en los records de ventas, los primeros lugares en cartelera y los premios. La calidad, popularidad, impacto y adeptos a la banda, y especialmente a esta producción musical, está más que demostrada. Lo que inquieta es reflexionar por qué a todos nos gustó Dookie.

El contenido de las canciones y el significado de las letras están más que escrito, explicado y vuelto a escribir. La banda se descargó los sentimientos de aburrimiento, despecho, masturbación, ansiedad, sexualidad y confusiones volcándolos en los temas que integraron el disco. El resultado fue la popularidad, y también la controversia. Con el boom de Dookie vinieron los fans y los haters también, estos últimos en contra del sonido de Green Day por considerarlo comercial, popero* y nada que ver con el punk de verdad.

En contraparte a lo que pensaban los del punk-puro estaban los fans y la crítica especializada, que describió la producción musical como “punk que se vuelve pop rápido, divertido, pegadizo […]; la apatía rara vez sonó tan apasionada”. New York Times 1995.

Vuelvo a la adolescencia y a los tiempos del primer novio y quizá allí está el meollo del asunto. Para el momento cuando  Billie Joe Armstrong, líder y voz de Green Day, compuso las canciones del disco él (y el resto de integrantes que también colaboraron en la producción) vivían los caóticos, confusos y deliciosos veintes. Esta razón sería una buena forma de explicar porque nos llegaba tanto lo que estos músicos nos cantaban. Eran chamos como nosotros viviendo lo mismo que nosotros.

La honestidad de las letras y el sonido limpio de Dookie es lo que lo hace convertirse -y aquí voy a pecar de dramática y exagerada- en patrimonio musical de la humanidad. Ojo, así lo veo yo. Lo más seguro es que tenga mucho que ver el montón de vueltas que daba el cd en el discman de mi chico de aquel entonces mientras nos besábamos sin parar.

El problema cuando se logra pegarla del techo de esa forma, con un discazo que todo el mundo amó, ganador de premios y primer lugar de carteleras; es el… ¿y hora qué hacemos? posterior. Que si ya la banda no fue lo mismo después de Dookie, que si se vendieron a lo comercial y una sarta de razones que exponemos en debates al respecto. Soy de las que piensa que al fin y al cabo no importa tanto, tenemos la música y eso es ganancia.

Conclusión. Estoy vieja y mi vida ha tenido un soundtrack espectacular. No me quejo.

Soy de las que va a celebrar los 20 añitos de ese joven turbulento, arrebatado, afanoso y furioso que representa Dookie.

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