No se suponía que, en 1991, una banda como NIRVANA podía cambiar el mundo. Pero así sucedió. No se supone que una banda como RADIOHEAD llene estadios, pero ahí lo están haciendo hace décadas. Cuando salió el primer disco de THE MARS VOLTA, sus canciones rotaban en MTV al lado de Alejandro Sanz y Shakira. Son esos errores en la matrix que resultan necesarias. A un plano y a menor escala, claro, una banda como POSEIDÓTICA, instrumental, demandante, psicodélica, no tendría que llenar un lugar como el Teatro Flores, pero el sábado 10 de agosto sucedió.
Los integrantes de POSEIDÓTICA son melómanos. Esto parecería una acotación al paso, pero no lo es. Desde los inicios la banda se ha esforzado por hacer llegar la mayor cantidad de música al público. No sola la suya, sino también la de bandas amigas o admiradas. Eso lo han logrado editando otros grupos desde su sello independiente (Aquatalan) o compartiendo escenario con su festival Viaje de Agua. Hoy es una noche donde ellos podrían ser protagonistas exclusivos, y estaría bien, pero aprovechan la ocasión para armar un mini festival con propuestas bien diferentes. Así es como los grupos invitados se pasean por el post hardcore (WRRN), el post rock/stoner instrumental (IAH), y el thrash metal (Undermine). Todos con excelente sonido en un lugar que suele ser engañoso.
En esto de ir siempre contra la corriente, POSEIDÓTICA decide interpretar su más reciente larga duración, “Las Palabras y La Realidad”, de forma íntegra y en orden. En lo que es su show más grande e importante hasta el momento, la banda decide no ir por el camino fácil, eso se llama conducta. Por otro lado, al público se lo educa. Se habla mucho del factor nostalgia en el rock, de cómo la gente solo quiere los hits y la obviedad, es un discurso que se repite, pero no se puede sostener. Sí, claro que hay artistas que viven de un legado, pero si queremos encapsular a POSEIDÓTICA en un género, en este caso sería el metal, y las dos bandas más grandes (Metallica y Iron Maiden) siguen sacando discos nuevos, con las nuevas composiciones acaparando un gran porcentaje del show. Hoy POSEIDÓTICA dice que es posible llenar un lugar como el Teatro Flores, con una propuesta totalmente instrumental, y tocando su último disco de forma íntegra. El rock siempre se trata de nunca aceptar un no como respuesta.
Para esta ocasión especial, podemos decir que se trata de un POSEIDÓTICA big band. Su último trabajo es un disco lleno de arreglos y detalles que la banda, en su formato tradicional de cuarteto, no podría reproducir. Es por eso que llaman a músicos como Matías Romero en Violín y Federico Espasandín en guitarra acústica durante diferentes momentos de la noche.
También aparecen otros músicos en ocasiones específicas, como Lucy Patané para “El Duelo”. “Las Palabras y “La Realidad” también es uno de los discos más musicales de Poseidótica, jugando con diferentes géneros como el metal en “Malevo”, el post punk espacial de “En Lo Profundo”, o la electrónica en “Tecno Logia”. Elementos que hacen que el show resulte dinámico.
La segunda parte es un resumen de los casi veinticinco años de historia del grupo, también mostrando diferentes facetas como la tanguera “Los Extraños”, el Latín Jazz de “Xantanax” (junto al percusionista Pipe Correa) o el rock directo de “Videogame”. Este segmento sirve para mostrar la intensidad del grupo que, cuando entra en sincro y agarra velocidad, puede pasarte por arriba. Junto con el juego de luces e imágenes en las pantallas, uno solo debe dejarse llevar y entrar en trance, pero también hay otros que solo se dedican a observar, mientras un grupo poguea y hace mosh.
La música de la banda es una y muchas a la vez, es un “elige tu propia aventura de a donde querés que te lleven las melodías”. El rock debería ser siempre ir contra las reglas, empujar los límites y sacarnos de la zona de confort. En estos tiempos deberíamos decir que esa regla no se replica mucho. Gran parte es del público, y otra de los músicos. Pero por suerte hay bandas que aún nos presentan un desafío.
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