SUM 41 visitó Argentina por primera vez y demostró que “quince años no es nada”. Así fue su show en Buenos Aires

Cuando hacemos un recuento y miramos las bandas que marcaron los primeros años de la década de los 00’s, el punk dice presente y SUM 41 está ahí, formando parte de esa camada de bandas pop-punk que se hicieron mundialmente famosas a finales de los 90’s y que lograron perdurar durante mucho tiempo en el mainstream, facturando millones de dólares y ganando premios y fama alrededor del mundo. Cuando las bandas se vuelven muy populares cobran mucho dinero por una presentación en vivo, y eso reduce la lista de lugares donde pueden presentarse, ya que ser muy populares no es sinónimo de tener muchos seguidores (personas realmente interesadas en ellos), y en lugares como nuestro continente, son pocos los que pagarían elevadas sumas de dinero para ver una banda solo porque escucharon un par de temas suyos en la radio o vieron su nuevo video en canales como MTV. Por esta razón, ni SUM 41 ni tantas otras agrupaciones que “estuvieron de moda” alguna vez, visitaron este lado del mundo durante sus épocas doradas.

Pero el tiempo pasa, los verdaderos fans quedan y la popularidad se va reduciendo, por lo tanto las ganancias también. Las grandes disqueras abandonan a quienes en algún momento les produjeron todo el dinero del mundo y estas bandas se ven en la necesidad de auto gestionarse o al menos considerar distintos métodos de financiación para continuar su carrera. Es ahí donde sus precios por presentación bajan y su rango de alcance aumenta a la hora de sentarse a planificar giras. SUM 41 es una banda con la que muchos crecieron, pero al seguir activa ha logrado cautivar a nuevos fans en todas partes del mundo y eso incluye Argentina, por lo que la opción de visitar Sudamérica se volvió atractiva económicamente para la banda (estamos seguros de que siempre ha sido una opción atractiva por razones históricas, turísticas y hasta antropológicas, pero no económicas), y fue así como los tuvimos de visita por primera vez en Buenos Aires el pasado 13 de Diciembre de 2015.

Si bien no podemos hablar de su primera visita al sur (estuvieron en Agosto visitando Colombia), si es su primera gira por este lado del mundo, ya que aquella fue una presentación aislada enmarcada en el Festival Rock Al Parque, al que asistieron cientos de miles de personas y que seguramente le sirvió a la banda para darse cuenta de que valía la pena visitar este polo. Rock y Reggae Producciones fue la empresa que se encargó de la producción y los fans de SUM41 se lo agradecen, porque la espera fue larga.

Y larga también fueron las horas que tuvieron que pasar los asistentes a las afueras de Groove antes de poder ingresar, ya que algunos problemas de última hora retrasaron todo, a las 20:30 hrs todavía no habían abierto la puerta y nadie había podido ingresar. Recién a las 21 hrs fue que comenzaron a pasar y a las 21:30 hrs ya se montaba la agrupación soporte de esa noche, MAL PASAR.

Mal Pasar

Con letras notablemente izquierdosas y un mensaje de revolución marxista, los argentinos sirvieron como abreboca y hasta cierto punto, como equilibrio ideológico en este show. Fue muy extraño ver a una banda abiertamente comunista, orgullosos de ser “sudacas” y auto gestionarse, abrir un show para una banda canadiense que, si bien han sido siempre “críticos del sistema”, formaron parte de un movimiento punk comandado por las grandes disqueras del mundo, se hicieron millonarios gracias al mercado de consumo, pertenecieron a la crema y nata hollywoodense y como buenos rockstars, vivían una vida de lujos y excesos. Un poco contradictoria la combinación, pero curiosa y como ya dije, equilibrada.

Mal Pasar

MAL PASAR demostró ser una banda con buenos temas, en los que combinan interesantes letras con buena músicay ese sonido punk que todos tratan de copiar pero no todos logran. No es fácil tener una clara apreciación de una agrupación la primera vez que la escuchas, sin embargo con MAL PASAR tuve una grata sorpresa. Mostraron actitud en tarima, sonaron muy acoplados y dejaron un buen sabor, musicalmente hablando. “No se vayan a gastar el dinero en cosas malas, malditos” dijo bromeando uno de los músicos de la banda mientras le pedían a la gente que apoyaran la autogestión y compraran su disco. Aunque a algunos no les gustó (me temo que -mas que su presentación- lo que no les gustó fue su proselitismo político) mucha gente se sintió tan complacida con la banda que cuando dijeron que iban a tocar la última canción, se quejaron, por lo que el vocalista bromeo: “Bueno, si se ponen asi tocamos 15 más” y riéndose  dijo: “ah tampoco tanto, ¿no? Ya viene SUM 41”. A las 22:10 hrs se bajaron del escenario siendo aplaudidos por gran parte de los presentes y a partir de ahí, la emoción por ver -al fin- a Deryck Whibley y compañía comenzaba a elevar la temperatura.

Calor, mucho calor hacía dentro de Groove, el local donde se llevó a cabo este veraniego recital y cuyo sistema de ventilación no fue suficiente para contrarrestar el hervor de la ciudad. Gente que se arrojaba el agua encima para refrescarse y otros que se quitaban toda la ropa que podían era lo que se veía cuando se daba un vistazo de 360º. Afortunadamente el punk va de la mano con los pantalones cortos y las remeras coloridas, así que el verano adelantado que se vivió esa noche del 13 de Diciembre ayudó a que los asistentes entráramos en contexto. A las 22:50 hrs comenzó a sonar “TNT”, el tema de ACDC, que es utilizado por la banda como intro de su show (además del “Introduction To Destruction”) y uno a uno fueron apareciendo Deryck Whibley, Dave Baksh, Cone McCaslin, Tom Thacker y Frank Zummo en el escenario. Cuando el local explotaba en gritos, comenzaron a tocar “Reason To Believe”, tema con el que abrieron el potente setlist que tenían preparado los canadienses.

El sonido era fuerte pero de baja calidad, por momentos no se entendía bien lo que sonaba, sin embargo poco a poco fue mejorando. Lo que nunca pareció mejorar fue la saturación, la cual hacía que por momentos no se escuchara la voz, sobre todo en las descargas y partes mas fuertes. Deryck, el vocalista, varias veces mostró inconformidad con el sonido, haciendo señas al encargado de la consola con las que parecía indicar que algo no estaba bien. Pero esto no influyó demasiado en la manera en la que se vivió el show, la banda interpretó un tema tras otro sin descanso y la gente no paraba de saltar y hacer pogos, a pesar del calor. Muchos de estos enérgicos asistentes eran chicos, me atrevo a decir que la mayoría del público eran jóvenes con 20 años o menos, contrario a lo que uno pensaría, y es que tratándose de una banda cuya época dorada fue hace casi 15 años, esperaba una mayoría que rondara los 25 años o más. En fin, jóvenes, muy jóvenes y no tan jóvenes colmaron el sitio y eso es lo importante, se llenó.

Luces de muchos colores y un par de sobre-tarimas al frente adornaban el escenario en el que los inquietos músicos se movían, sobretodo Deryck Whibley y Cone McCaslin (bajista), quienes caminaban de un lado a otro y se paraban sobre éstas sobre-tarimas para emocionar al público mientras temas como “Over My Head (Better Off Dead)”, “The Hell Song”, “We’re All To Blame” y “With Me” eran interpretados. Deryck, que además de hablar constantemente con sus fans, se acercaba mucho a la gente e interactuaba con ellos visualmente, alternó guitarra con micrófono durante todo el recital, pero sin descolgarse la viola en ningún momento. El calor no evitó que el pogo siguiera prendido y la gente saltara, sin embargo se pudieron notar algunos desmayos entre el público, debido a ese calor y cansancio.

Dave Baksh, el guitarrista líder de la banda, se había distanciado de la misma en 2006 por diferencias creativas. Dave siempre se caracterizó por ser el más “metalero” del grupo y anunció en aquel entonces haber creado una nueva banda cuyo sonido sería más cercano al metal clásico, sin embargo a mediados de este 2015 una buena noticia se anunció para quienes han seguido a la banda desde el inicio y es la reunión de Baksh con sus antiguos compañeros. Dave regresó para esta gira y tras haber tocado en Perú unos días antes, se estrenó en Argentina con una remera de la selección de futbol, con el número 24 y el nombre Jonás detrás. “El Negro”, como se le conoce cariñosamente de este lado del mundo, mantuvo durante todo el show una bandera de Argentina sobre su paral de micrófono y a través de su cuenta de instagram explicó que usó la camiseta del 24 como homenaje a Jonás Gutierrez “El Galgo”, quien ha sido una inspiración para Dave por haber vencido el cáncer. Un gran detalle de parte del guitarrista, que además lamentó que Jonás no hubiese estado en el país para asistir a su show.

“Oh shit! Tengo una pregunta para ustedes… Quien quiere subir al escenario y ver el resto del show desde aquí“, preguntó Deryck mientras tocaban “The Hell Song”. Parte del concierto se llevó a cabo bajo el mismo formato del disco en vivo que tiene la banda, en el que durante dicho tema el vocalista pregunta a los fans si se quieren subir. Fueron varios los que se subieron en esta ocasión, escogidos por Whibley desde la tarima. En “We’re All To Blame” invitaron al público a gritar “sacrifice” del mismo modo que lo hacen en el disco en vivo y así ocurrió con otros detalles que sin duda fueron bien recibidos por los fans, que ansiaban poder experimentar ese tipo de cosas en persona y dejar de soñar viendo un DVD.

“Si vamos a ir al infierno, nos iremos escuchando Metallica”

Dentro del setlist hubo tiempo para algunos covers, y además de haber tocado el intro de “Raining Blood” de Slayer al final de “Motivation”, al terminar “Welcome To Hell” Deryck gritó: “Si vamos a ir al infierno nos vamos escuchando Metallica”, e iniciaron un medley que incluyó a “For Whom The Bells Tolls”, “Enter Sandman” y “Master Of Puppets”. La locura se desató en el local y si alguien todavía no se había animado a saltar o unirse al pogo, éste fue el momento.

Still Waiting” e “In Too Deep” parecían cerrar la velada y a la media noche hicieron el encore. Tras los típicos “oé oé oé” y ovaciones de los presentes, Deryck Whibley volvió sin compañía y una vez más, se puso a jugar con el público: Comenzó con el riff de “Smoke On The Water” de Deep Purple, y cuando la gente se sumó a la melodía, el vocalista se quedó mirándolos cantar. “Tengo otro tema para ustedes” indicó sin decir una palabra, bastó con hacer señas para que se le entendiera y comenzó a interpretar las notas de “Seven Nation Army”. La gente coreó más fuerte aun, y aunque Whibley paró de tocar el público seguía cantando y no tuvo más remedio que mandarlos a callar con un “shhhh” mientras hacía señas de que tenía otro. Este último sí resultó ser de la banda, y se trataba de “Pieces”, uno de los más coreados de la noche.

Juegos y constantes interacciones con el público fueron la norma durante los 80 minutos que estuvieron en tarima el extrovertido Deryck y compañía. Por ejemplo, pidió al público gritar repetidas veces “Makes no difference to me” mientras pedía a la banda que bajara el volumen durante el tema del mismo nombre y antes de “The Hell Song” le pidió a todos que levantaran el dedo medio y dijeran repetidas veces “fuck”.  Quedó claro que son una banda alegre, extrovertida y que sobretodo, se conectan con su público cuando están sobre el escenario, algo que no es fácil de conseguir en el mundo de las superestrellas del rock.

Fat Lip”, el tema con el que se hicieron famosos, fue el elegido para cerrar el telón, sin embargo tuvo muchos vacios porque es una canción que originalmente es cantada por todos pero el baterista nuevo no canta y pareciera que se pierde un poco el orden del rap entre todos. Además, Dave no puede hacer solos de guitarra y cantar a la vez, por lo que, salvo en la última parte del tema donde rapea en solitario, solo podía cantar algunas secciones. El resto del tema fuecantado únicamente por Deryck y Cone, ayudado por supuesto por el público, ya que en las secciones vacías le dejaban el micrófono a los asistentes para que fueran protagonistas.

De cualquier manera, fue una buena elección para cerrar y la mayoría de los fans estaban tan concentrados cantando, saltando o gritando que este tipo de detalles probablemente pasaron desapercibidos y no empañaron el gran espectáculo que ofrecieron los canadienses SUM 41 en su primera visita a la Argentina, en el que tras despedirse a las 00:15 hrs, nos dejaron aires de nostalgia mezclada con calor y juventud. Valió la pena la espera.

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Todas las fotos tomadas por Frank Hernández para rocktambulos.com / Todos los derechos reservados

Frank Hernández

Escucho más de lo que veo y escribo más de lo que leo. Periodista musical. Radio Host. Colaborador en Billboard y Rockaxis. Fundador de Rocktambulos