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Un trago de gloria: BATTLE BEAST, IN EXTREMO y AMORPHIS encendieron Buenos Aires #Reseña

En medio de la ola de festivales multitudinarios y con grandes nombres en su cartel que se agendaron para este mes de abril en países limítrofes como Chile (The Metal Fest) y Brasil (Summer Breeze), Argentina no podía quedarse atrás y, aunque no hayamos tenido un evento comparable en cuanto a su duración y la cantidad de bandas participantes, lo que sí hubo fue una inmensa cantidad de shows individuales, agendados todos en un período de 3 semanas. En su gran mayoría, se trata de bandas que participaron o están por participar en los festivales mencionados.

En un intento de romper un poco con todo ese montón de fechas sueltas, se realizó el Icarus Music Fest, evento que incorporó a 3 grandes bandas en un mismo lugar para una noche inolvidable y así pudimos tener nuestro propio mini festival. La cita fue este martes 23 de abril en Groove, el popular recinto ubicado en Palermo, en la Ciudad de Buenos Aires y las bandas protagonistas fueron IN EXTREMO, BATTLE BEAST y AMORPHIS.

La banda invitada, encargada de representar el metal de Argentina, fue IN ELEMENT, que ya cuenta con una trayectoria de 20 años en la escena nacional, pero que también han tenido la oportunidad de girar por Latinoamérica y Europa. Su set incluyó temas de su discografía y adelanto de su nuevo disco “I Am The Universe”, que saldrá en septiembre de este año. Durante el show pudimos disfrutar de una destacadísima versión del clásico “In the Air Tonight” de Phil Collins, de esos homenajes que logran algo muy distintivo, siendo un punto alto del show de los argentinos.

Una fiesta medieval con distorsión: IN EXTREMO se reencontró con sus fans argentinos.

La velada continuaría con la participación de los alemanes IN EXTREMO, que prendieron un clima fiestero y desvergonzado desde el minuto 0 de su show, que inició con “Troja”. Con un sonido definido y muy equilibrado hicieron suyo el escenario por 1h lanzando bombazos como “Unsichtbar”, “Vollmond” -donde hicieron una grandiosa incorporación del arpa como instrumento con gran protagonismo- o las pegadizas “Liam” -una de las pocas en las que su singular cantante Michael Rhein tocó el cistro- y “Küss Mich”. También aprovecharon la ocasión para tocar el que es su single más recientemente lanzado: “Weckt die Toten”, un tema con mucha energía y que pone a saltar y agitar a cualquiera.

Michael interactuó en la medida justa con el público, pero sobre todo antes de arrancar “Sängerkrieg”, diciendo que querían oir sus voces, o cuando llegó el turno de “En Esta Noche”, avisando que harían un tema en nuestro idioma, y al finalizarlo agradeciendo y comentando que la hicieron para nosotros, con respeto por el país y por nuestro lenguaje.

Con la gente entretenida a más no poder y coreando el nombre de la banda, anunciaron que tras 2 temas más se irían a casa y agradecieron la asistencia, mostrándose contentos de volver tantos años después (su primera visita al país fue en 2007). Fue así como con “Spielmannsfluch” y finalmente “Pikse Palve” concluyeron su espectáculo. Una banda muy agradable de ver en vivo, músicos excelentes con una puesta en escena por demás divertida, una formación muy particular y la inclusión de instrumentos poco comunes dando vida a su sonido folk/medieval con sello propio.

Hijos bastardos de Odin: BATTLE BEAST brilló con su debut en Argentina.

Era ahora el turno de la que pareció ser la banda más esperada de la noche: BATTLE BEAST. Los finlandeses se presentaron por primera vez en el país y llegaron con grandes expectativas, las cuales manifestaron en sus redes meses antes del evento, asegurando querer conocer el “aguante” argentino, y no se fueron defraudados.

“Circus of Doom” abría un show que, si lo calificamos de impecable, podríamos quedarnos cortos, pero al menos les puede dar una idea de que la banda es sencillamente un “camión sin frenos”. Al terminar “Familiar Hell” ya se escuchaba -por primera vez- el cántico “ole ole ole ole Noora, Noora” en alusión a su vocalista. Sin ánimos de dar a entender que el resto de la banda esté en segundo plano, hay una verdad innegable: su frontwoman, Noora Louhimo, es una cantante simplemente brillante que se roba el show. No solo eso, también tiene un performance -más allá de su potentísima e increíble voz- muy llamativo, acompañado de un elaborado vestuario y por eso acapara la atención por sobre el resto de la banda, que de la misma manera son músicos grandiosos y nos brindaron una exhibición de virtuosismo y musicalidad nota tras nota.

“Eye of the Storm”, “Where Angels Fear to Fly” y “Bastard Son of Odin” fueron intensamente coreadas por la gente, que si bien en ningún momento desató un pogo violento, sí provocó algunos pogos, pero más en plan saltando y agitando, en señal del disfrute que provocaba el show. Entre corear el nombre de la banda o (de nuevo) el “ole ole ole Noora, Noora”, apareció el clásico cántico que asegura que “…cada día te quiero más“, lo cual emocionó a la banda tremendamente, con Noora diciendo -sin guardarse nada- “es la primera vez en Argentina y esto es increíble, muchas gracias, estoy muy emocionada”, y algo similar comentaría posteriormente también su carismático bajista, Eero Sipilä.

En un momento gracioso del show, su tecladista, en medio de una pausa, empezó a tocar una base de salsa con su instrumento, sonriente al igual que todos sus compañeros. Invitando a los presentes a cantar siguieron con interpretaciones magistrales de “Wings of Light”, “Master of Illusion” y “King for a Day”. Así, agradeciendo una vez más y con la emoción en un nivel muy alto, se despidieron con “Beyond the Burning Skies”, prometiendo volver pronto para repetir tan grata experiencia y tomando la tradicional foto con el público al fondo, después de que Eero atrapara una bandera argentina con el logo de la banda que le lanzaron desde cerca del escenario. Un show sólido como pocos, y aunque se apoyó en un juego de visuales, estas eran bastante sencillas, modestas, nada que destacara por encima de Noora ni de la música, que al final fue la gran protagonista de este esperado debut.

AMORPHIS volvió 12 años después: el soundtrack del Kalevala.

Para cerrar con broche de oro, como corresponde, llegaba la presentación de AMORPHIS, que regresaron al país tras 12 años, con un show un poco más extenso (90min) que los de las bandas anteriores. Con el escenario a oscuras y una pista como intro, fueron ocupando de a poco sus lugares para iniciar con “Northwards”, seguida de “On the Dark Waters”, ambas de su más reciente disco “Halo” (2022), al que volverían poco después para obsequiarnos “The Moon”, una canción que se vale de su estructura de compases irregulares, versos en registro gutural y un estribillo memorable en voz limpia que coronan una gran obra.

“The Four Wise Ones” fue otra de las grandes joyas que sonaron, y que incentivó al público a saltar con todas las pilas. Un sonriente Tomi Joutsen, su talentoso cantante, se tomó un minuto para agradecer a los presentes y comentar que se sienten a gusto de volver tras un largo tiempo, y que son la razón por la cual vinieron desde tan lejos. Luego se tomó el trabajo de presentar a toda la banda, quienes a medida que eran mencionados tocaban un poco su instrumento, figurando así fragmentos de “Raining Blood” de Slayer, “N.I.B” de Black Sabbath o “Perfect Strangers” de Deep Purple, y que (como podía esperarse) se corearon con toda violencia. Fue un momento muy agradable e interactivo. Todo esto no fue sino una distracción que hizo que nadie se esperara que continuaran con un temazo como “Silver Bride”, que inmediatamente provocó una gran ovación y los animó nuevamente a todos a agitar y corear como campeones.

Por fin aparecía el ya extrañado canto: ole ole ole, cada día te quiero más, que la banda recibió de la mejor manera, incentivando al público a seguir cantando un rato, y llegando inclusive su magnífico tecladista, Santeri Kallio, a capturar parte del momento con su móvil. Confíen en que el video existe, búsquenlo y lo encontrarán. Como no podía faltar, también se tomaron el tiempo de rememorar otra época de su carrera, en la que su sonido estaba más orientado al doom y el death metal, sacando del “baúl de los recuerdos” auténticas joyas de esa etapa como “The Castaway” o “Black Winter Day”, que fueron muy bien recibidas por la gente, que si bien -al igual que pasó con Battle Beast- nunca llegó a desatar un pogo furioso como los de un concierto de thrash metal, sí añadió un poco más de picante para cuando sonaron “Wrong Direction” y “House of Sleep”, esta última coreada a todo pulmón por fans extasiados por el performance de los finlandeses.

Tras esto, se ausentaron brevemente del escenario, y después de una versión extendida de la intro volvieron para finalizar el show con “The Bee”, dejando así una gran impresión y haciendo de este esperado regreso un momento memorable que dejó satisfechos a sus fans y con muchas ganas de que vuelvan para dar cátedra de música muy selecta, como lo han hecho esta vez.

Volviendo un poco al planteamiento inicial, el Icarus Music Fest fue más que una cumplidora y decente alternativa a los festivales que ocurren en la región y no llegan al país. Y eso nos trae un tema que también se presta mucho a debate: ¿es mejor pagar una entrada, tal vez costosa, pero ver en un solo día (o dos) a 10 o más bandas en un lugar enorme y siendo significativamente reducido el tiempo que cada una puede tocar? ¿o pagar por recitales en solitario y elegir los que más interesen, en un lugar más íntimo y teniendo una versión completa del show en lugar de reducida? Cada situación tiene sus pros y sus contras, y será el festejo de unos y el lamento de otros, muy difícil que estén todos de acuerdo.

Por último, una reflexión sobre lo ya comentado acerca del formato de pogo visto en esa noche: ¿se puede hablar de “códigos” de pogo en un concierto de metal? Lo digo porque en ocasiones como esta, donde ha sido más un pogo de festejo, de saltar y agitar en lugar de darse golpes o girar lo más rápido posible, parece algo determinado por un contexto que implícitamente la gente “acuerda” dado el tipo de banda que toca y las emociones que despierta. ¿Existen distintos tipos de pogo o el pogo es uno solo? Ustedes dirán.

Manuel Herrera
Colaborador en Rocktambulos
En las páginas de un libro o las canciones de un disco me puedo perder, y con suerte volver. Baterista, entusiasta del audio, intento de cronista.
Amante de la música y la buena comida.

©Todas las fotos fueron tomadas por Fernando Díaz para Rocktambulos / Todos los derechos reservados

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