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Una banda, una bestia, un legado: IRON MAIDEN desató su propia tormenta en Argentina #Reseña

Pocas cosas son tan emocionantes como comprar un ticket para ver el show de tu banda favorita. Es como cuando planeamos vacaciones y compramos un boleto de viaje, solo que aquí el viaje es mental y comienza desde ese mismo día que tienes la entrada en tus manos (o en tu bandeja de correo electrónico). Normalmente los más fanáticos compran sus entradas el mismo día que inicia la venta para evitar que se agoten y quedar por fuera, es por eso que cuando la fecha de compra y la fecha del show están muy separadas, la espera se hace interminable.

IRON MAIDEN anunció su regreso a nuestro continente sudamericano hace 11 meses, por lo tanto los más fanáticos tuvieron que esperar casi un año con sus entradas compradas y como si de una broma pesada se tratara, el tan esperado día inició de la manera más temida. Imparables lluvias y tormentas eléctricas amenazaron con destruir el sueño metalero de 40 mil almas que agotaron la boletería del único show que la Doncella de Hierro pautó en Argentina. “If there’s a God then why has he let me go?” dice una de las canciones más emblemáticas de la banda y seguramente algo parecido habrá pasado por la cabeza de sus fans esa mañana.

Para la felicidad de muchos, eso no ocurrió y el show pudo realizarse. No digo todos porque hubo quienes no pudieron llegar a tiempo a la cita, debido a los vuelos cancelados e inundaciones en el país por culpa de las lluvias, pero para la mayoría lo importante fue que la tormenta pasó, el sol salió y en lugar de calma, se vino una noche muy ruidosa cargada de clásicos de IRON MAIDEN, en la que homenajeamos “el legado de la bestia”.

A las 21:25 hs las imágenes del videojuego Legacy of The Beast se mostraban en las pantallas mientras sonaba “Transilvania”, anunciando el comienzo del show y desencadenando los gritos y empujones habituales en el sector más cercano a la banda. Un par de soldados vestidos de camuflaje aparecieron en tarima mientras todavía sonaba “Doctor Doctor”, el tema de UFO que Steve Harris y compañía utilizan como introducción en sus conciertos, y a partir de allí el escenario se convirtió en un campo de guerra, estéticamente hablando.

Fueron tres temáticas principales las que adornaron la tarima durante las casi dos horas que duró el show: la guerra, la religión y el infierno, todas imponentes y muy bien producidas, pero fue la primera la que más impacto generó gracias al gigantesco avión que nos dio la bienvenida. Se trata de una réplica en tamaño casi real del Supermarine Spitfire, avión de combate utilizado en la segunda guerra mundial y que vimos sobrevolar por encima de Steve Harris, Dave Murray, Adrian Smith, Janick Gers, Nicko McBrain y Bruce Dickinson mientras interpretaban “Aces High”.

Si bien en todas sus giras IRON MAIDEN incluye sus más conocidos clásicos en el set list, esta vez la selección fue especial ya que no se basó en “grandes éxitos” ni en un disco en específico, sino en lo que la banda considera “el legado”, por eso se basaron en las letras y reunieron las que mejor representan a estas tres temáticas. Grandes temas quedaron fuera, sin embargo diez de sus dieciséis discos estuvieron representados en el listado y eso nos permitió disfrutar temas poco comunes pero memorables como “Where Eagles Dare”, “The Wicker Man”, “For The Grater Good of God” y hasta dos joyas de la era Bayley como “The Sign of the Cross”y ese increíble himno del tan criticado disco Virtual XI (1998):The Clansman”.

Precisamente antes de tocar este último, el cual está basado en la historia de William Wallace, Bruce preguntó si había algún escocés en el recinto y ante la gran cantidad de manos arriba, nos llamó mentirosos. Durante los temas que formaron parte del set de guerra el cantante lució diferentes trajes de combate, sombreros, espadas y hasta bebió de una cantimplora militar, mientras que la batería del admirable Nicko McBrain permaneció camuflada entre hojas verdes durante todo ese período y solo podíamos ver su cabeza.

Al momento de “The Trooper” apareció Eddie, gigantesco como siempre y con espada en mano dispuesto a luchar contra Bruce y el resto de la banda. El vocalista, que inició su actuación ondeando la bandera inglesa, se paseó por todo el escenario con las carreras que lo caracterizan y hacia el final del tema emocionó a todos al ondear la bandera argentina y utilizarla como un arma para vencer a “la bestia”. Un momento muy especial, sin duda, por más que se trate de algo que repitan en otros lugares.

Es importante mencionar que SERPENTOR, de Argentina, y THE RAVEN AGE, de Inglaterra, fueron las bandas encargadas de iniciar la jornada mientras todavía miles de personas hacían largas filas para entrar al sector campo del estadio. Muchos se perdieron el inicio a pesar de haber llegado temprano, una constante en el estadio José Amalfitani dado su “extraño” diseño de flujo y circulación, eficiente para las gradas pero no para el campo. Por suerte el retraso que provocó la lluvia ayudó a que nadie se perdiera el plato principal y apenas a las 20:30 hs se estaba terminando el efectivo y agradable show de THE RAVEN AGE, a quienes muchos optaron por ignorar pero los más curiosos supieron apreciar.

“Disculpen por llegar un poco tarde”, fueron las primeras palabras de Bruce Dickinson anoche, en relación a los 25 minutos de retraso que tuvo el show, algo totalmente comprensible y que no significa nada luego de que estuvimos preocupados por su cancelación, pero Bruce es un “gentleman” y aunque sabe que nadie les reclamaría, tenía que decirlo. “La próxima vez que vengamos a Argentina lo haremos en River”, prometió el cantante mientras nos agradecía por estar allí.

Con “RevelationsIRON MAIDEN nos daba la bienvenida al templo en el que se convirtió el escenario. Vitrales y luces que recreaban una iglesia conformaban la escenografía que le dio vida a los siguientes temas del listado, dos de ellos con actuaciones teatrales que quedarán en nuestra retina para siempre de parte de Dickinson, y es que mientras el mítico “Sign of the Cross” lo tuvo vestido de monje, cargando una cruz que se iluminaba y recorriendo un escenario en llamas, “Flight of Icarus” lo mostró armado con un lanzallamas amenazando al público y al gran Ícaro que volaba al fondo. Su voz lució impecable y su energía inagotable.

Fear of the Dark” unió al abarrotado estadio en una sola voz mientras la noche se iluminaba con las antorchas de los miles de celulares que grababan ese momento, uno de los puntos más altos de un espectáculo donde se hace difícil elegir un “highlight”. Esta versión enmascarada del frontman le abría paso al último set temático: el infierno. “The Number of the Beast”, en el que las llamaradas de fuego fueron protagonistas, se encargó de despertar a todo el que pudo haberse distraído, y juntó con “Iron Maiden” tema en el que la gigantesca cabeza del demonio apareció para acompañar a la banda nos brindaron lo que parecía el cierre de la noche. “Volveremos si se portan bien” decía Dickinson antes de dejar el escenario y el público se dedicó a corear el nombre de la banda durante esos minutos de silencio.

Con el clásico “The Evil That Men Do” volvieron, seguido por el legendario “Hallowed Be Thy Name” y aunque ya no hubo temática específica en la escenografía, en ambas continuó la gran teatralidad de cada uno de los músicos, sobre todo en esta última, donde pudimos ver a Dickinson cantar desde su celda y sostener la horca donde más adelante morirá el protagonista de la historia.

Con la icónica “Run to the Hills” se llevó a cabo el cierre definitivo de un show en el que pudimos ver a los seis músicos luciendo la misma energía de principio a fin, haciéndonos sentir vergüenza de nuestra condición física al saber que el más joven en la banda tiene 61 años y es quien además de seguir cantando como los dioses luego de vencer un cáncer, corre y gesticula como hace 30 años.

No importa cuántos años pasen, el nivel musical de IRON MAIDEN es excepcional y con cada solo de guitarra y cada riff siguen demostrando por qué ninguno de sus tres guitarristas está demás. ¿Qué decir de Harris? Es el corazón y capitán del equipo, haciéndose notar sobre la tarima con sus poses y movimientos característicos. Salta, sonríe, canta, saluda y brilla como pocos, dejando en ridículo a los que hacen chistes acerca de la intrascendencia de los bajistas.

Llega un punto en la vida de un artista en el que el talento musical es tan obvio, que ya no sorprende y por ello deben explorar otro tipo de atracciones para sus shows. IRON MAIDEN siempre ha sido una banda de grandes espectáculos visuales y con The Legacy Of The Beast vino a demostrarnos su capacidad de superación, su nivel teatral y sus ganas de divertirse hasta que el cuerpo resista, porque el profesionalismo con el que trabajan y su nivel musical es algo que ya no se discute ni se pone en duda. Si a eso le sumamos lo especial de los temas elegidos, tenemos el equilibrio perfecto para satisfacer a “los verdaderos fanáticos”.

Lejos están de retirarse o dormirse en los laureles y la selección del discurso de Winston Churchill como apertura del espectáculo no es casual, es el mensaje que los británicos desean compartir con nosotros porque es su lema de vida: “We shall go on to the end… we shall never surrender” (debemos seguir hasta el final, no debemos rendirnos nunca).

Frank Hernández
Director en Rocktambulos
Escucho más de lo que veo y escribo más de lo que leo.
Periodista musical. Radio Host. Colaborador en Billboard y Rockaxis. Fundador de Rocktambulos
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Todas las fotos fueron tomadas por Gallo Bluguermann y son cortesía de Move Concerts Argentina
Iron Maiden Setlist Estadio Vélez Sarsfield, Buenos Aires, Argentina 2019, Legacy of the Beast

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