Adiós… 2016: ROMA cerró el año en Salón Pueyrredón, Buenos Aires

El pop-punk ya tuvo su auge, es parte de una época que pasó (aunque parece estar resurgiendo gracias al regreso de varias de las bandas que lo popularizaron), sin embargo existen quienes nunca dejaron de ejecutarlo, bien sea en su estado más puro o fusionado. Hay quienes, criados en una nueva generación, lo mezclaron con estilos modernos como el nu-metal, el metalcore o el rock alternativo, pero siempre manteniendo el espíritu punk, siempre preocupados de sentirlo, de vivirlo. Tal parece ser el caso de ROMA, quienes el pasado 18 de Diciembre despidieron el 2016 con un último show en Salón Pueyrredón.

WHITE SECONDS, KALI y SIETE MARES A DISTANCIA fueron las tres primeras bandas que dijeron presente en esta fiesta romana, sin embargo no pudimos llegar a tiempo para disfrutar sus respectivas presentaciones. Ofrecemos nuestras disculpas, y estaremos felices de cubrir alguna próxima fecha de cualquiera de estas bandas, sabemos que tienen mucho para mostrar.

El ambiente esa noche era muy punk. Es difícil creer que en esta época, cuando estamos cerca del 2020, todavía un grupo de chicos o chicas se reúnan y formen una banda de pop-punk, como si estuviéramos en el ’97, pero si, esto ocurre, y es el caso de TIEMPOS DE GLORIA, por ejemplo, quienes durante media hora dieron lo mejor de sí para levantar al público. Fans que coreaban los temas, algunos covers de bandas insignes del género como BLINK 182 y GOOD CHARLOTTE, y hasta un percance por un vaso que alguien le arrojó (con mala puntería) al vocalista, fueron los highlight de su show, corto pero enérgico. Se hacía tarde y faltaba todavía el componente principal de esta fiesta.

ROMA se subió faltando diez minutos para las 23 y desde el primer tema hasta el último hicieron que su público no parara de saltar, cantar y gritar. Un local lleno a plenitud, parlantes a todo lo que daba y chicos que disfrutaban como si fuera el último show de la vida, no del año, podrían definir el entorno de lo que se vivió. Afuera esperaba la realidad de un domingo lluvioso y frio, pero adentro se vivía como si fuera viernes y esto es todo mérito de la banda, y sobre todo de Sergin, el vocalista, que se apropia del escenario como un verdadero frontman e interactúa con sus fans continuamente. Si el salta, la gente salta, si el baila, la gente baila, si se desnuda la gente se desnuda y por supuesto, si canta, la gente canta.

“El Cantante”, “Adiós”, “Más Mentiras Que Otra Cosa” y “Volando” fueron tan solo algunas de las que sonaron, la banda se paseó por sus temas más populares y en repetidas ocasiones los fans subieron al escenario a cantar con Sergin, sin embargo faltaron 3 temas del setlist por tocar debido al poco tiempo del que disponían. La organización falló con los horarios y se fue retrasando todo a tal punto que no quedó tiempo para más. ROMA prometió volver pronto a las tarimas y ofrecer un show con el set completo, pero sobre todo nos dio una primicia, y es que el disco nuevo ya está listo y en cualquier momento de principios del año que viene escucharemos el primer sencillo (que tendrá video).

Energía desbordada es lo que demuestra ROMA, representada en su vocalista. El resto de la banda se concentraba en tocar sus instrumentos y no chocar entre sí, porque si algo caracteriza al Salón Pueyrredón es el poco espacio en tarima para una banda de más de 4 músicos, y menos si uno de ellos se mueve tanto como Sergin. Una verdadera fiesta en la que los “romanos”, ataviados con remeras de la banda, demostraron todo su amor y su entrega para con los músicos y sus composiciones.

Las bandas que formaron parte de esta fiesta se paseaban por el hardcore, el metalcore y el punk, pero aunque nadie quiere ser etiquetado, hay algo que tienen en común cada una de las que pisaron la tarima esa noche: son melódicas. Ese calificativo con el que se denomina a las agrupaciones que “suenan agradable” a pesar de la distorsión y los gritos o guturales, es un apellido que a muchos no les gusta porque le resta “maldad”, pero se aplica para cualquier género del rock, y bien ejecutado es sublime. Si bien ROMA se define a sí misma como una banda sin etiquetas, su sonido parece una curiosa fusión de pop-punk con metalcore, pero es difícil encasillarlos en un estilo particular.

El que persevera vence, reza un famoso dicho, pero cuando el asunto depende de un emisor y un receptor, el éxito se convierte en algo que va mucho más allá de la perseverancia. La música es un buen ejemplo, no importa cuánto insistas como artista, si al receptor no le gusta tu canción, no te escuchará, no te apoyará y no te seguirá. ROMA es una de esas bandas melódicas que lo ha logrado, perseverando, si, pero también escuchando a sus seguidores y evolucionando su sonido de a poco con cada disco. Son una banda que, aunque no hagan pop-punk puro, se les nota la fuerte influencia del género en su música y es gracias a quienes escuchan y apoyan este tipo de géneros que el rock se negó a envejecer; cuando pisé el Salón Pueyrredón esa noche del 18 de Diciembre para el cierre de año de ROMA, me di cuenta de ello. Ver como las remeras de Blink 182 y Slipknot se fusionaban con las de Iron Maiden y Megadeth en un espacio donde resalta un afiche con la portada del London Calling, de The Clash, fue como una muestra de que al final, tendremos distintas edades y gustos, pero somos todos los mismos, y si empujamos unidos en lugar de jalar cada uno para un lado, es probable que logremos mantener esa generación del rock en constante crecimiento.

Frank Hernández