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El Cielo es Rojo: LEPROUS volvió a brillar en Buenos Aires #Reseña

El pasado jueves 16 de noviembre, El Teatrito se preparó nuevamente para recibir, por 2da vez consecutiva, a los noruegos LEPROUS, que hicieron su inolvidable primera visita en 2019 y sus fans (varios de ellos desde el interior del país, e inclusive países limítrofes como Chile) acudieron al lugar desde tempranas horas de la tarde con altas expectativas para hacerse lugar en la valla.

KARKAMAN fue la banda encargada de abrir la jornada. Los capitalinos, formados en 2001, y que tienen en su haber dos discos de estudio editados: “El Grito de Esta Ciudad” (2010) y “Karkaman III” (2021), supieron encender el fuego con su marcado estilo Hardrockero, de estribillos pegadizos y guitarras super ajustadas.

Siguió PRESTO VIVACE, banda estandarte del metal progresivo en Argentina, que presentaron un par de temas de su más reciente disco “Inmanencia” (2023) y concluyeron con “La Dictadura de las Máquinas”, durante el cual tuvieron un inconveniente con la pista que detuvo el show, pero que fue solucionado velozmente permitiendo terminar la canción y el show de manera excepcional.

A continuación, fue el turno de los chilenos SAKEN, banda que combina en su propuesta elementos del thrash, el groove y el death metal progresivo. En su set figuraron canciones como “Fear of Death” y un inesperado cover de SUMO, “Mejor no hablar (de ciertas cosas)”, tema que nos regalaron comentando que la música argentina siempre fue muy importante para ellos. Sin dudas, un show sólido y con buen impacto en los presentes.

Leprous

Terminadas las participaciones de las bandas invitadas, y luego de unos minutos, el telón se abre nuevamente dejando ver en la pantalla el logo de los protagonistas de la noche: LEPROUS, que fueron invadiendo el escenario de a poco y desatando la emoción en los asistentes. “Out of Here” marcó el inicio del espectáculo, siendo coreada intensamente; la “manija” ya era de un nivel altísimo y no hizo más que crecer cuando al término del tercer tema, “The Valley”, el baterista Baard Kolstad se quitó la camisa, quedando por el resto del show como se dice folklóricamente “en cuero”. “On Hold”, del disco que vinieron a presentar, Aphelion (2021), fue el siguiente en la lista, seguido por una intro de guitarra de atmósfera bastante “floydiana”, que anticipaba a “Castaway Angels”, otro tema muy esperado de este último álbum.

Tras la interpretación de dos enormes clásicos, como “From The Flame” y “The Flood”, el público se dispuso a demostrar su amor a la banda, y entre el acostumbrado “ole ole ole”, el cantante y tecladista, Einar Solberg, bromeó diciendo que planea dejar su instrumento: “En los últimos 4 años pasaron muchas cosas: todos en la banda empezaron a tocar teclados, así que puedo dejarlo” confesó el frontman, y agregó: “Sacamos un par de discos, como Pitfalls, que aún no hemos tocado”, y aprovechando ese discurso, continuaron con el tema “Alleviate”. Después, con “Stuck”, volvieron al disco anterior, Malina, que también fue altamente celebrado por el ávido público.

El show seguía su curso, pero no sin antes una pausa para que Einar volviera a conversar con sus fans: “muchas gracias, ¿cómo la pasan?”, y ante el típico “yeeeahh” que obtuvo como respuesta, replicó: “¿podrían contestar con algo más que un simple sí?”, y fue ahí cuando apareció el clásico cántico “ole ole ole, cada día te quiero más”. Todos en la banda se sorprendieron y el cantante comentó: “esa es la especial de ustedes, no la cantan en ningún otro sitio, de hecho, Baard la venía cantando más temprano” agregó el líder del grupo, mientras le pasaba el micrófono al baterista para que empezara a cantar “ole ole ole”. El cántico siguió por unos instantes más hasta que Einar lo detiene diciendo: “bueno, basta de cantar su canción, ¿quieren escuchar una de las nuestras? Tengo la sospecha de que la siguiente la conocen”. Se refería a “Below”, tema con que se vino abajo el recinto, entre gritos de alegría.

Otro punto alto de la noche llegó de mano del esperadísimo y muy coreado, hoy por hoy clásico, “The Price”, en el que la gente lo dejó todo con su agite haciendo temblar el piso como si de un sismo se tratara. Luego de ese momento tan especial, el conversador Einar nos comenta que en la pandemia hicieron un experimento e invitaron a fans a colaborar en la composición de una canción, así que nos invitó a escuchar el resultado. Se refería a “Nighttime Disguise”, la primera de 2 únicas canciones del set en las que hizo uso de su registro gutural, que es tan bueno como su voz limpia. Ese muchacho es una puta flauta, da con todas las notas con una naturalidad increíble, con la misma simpleza que la de respirar, y sus arreglos vocales son impecables.

Ese parecía ser el final, por lo que la banda se ausentó unos instantes del escenario hasta que suena la intro de “The Sky Is Red”, tema en el que, si bien no contaron con la participación de un cellista, como sí ocurrió en otras ocasiones, se destacaron con una ejecución magistral, inclusive con uno de sus guitarristas, Robin Ognedal, acompañando a Baard con percusiones en el primer verso, aportando al performance algo diferente.

El encore parecía haber llegado a su fin, ya que el grupo se ausentó nuevamente pero al volver, Einar pregunta: “deberíamos tocar una más, cuál?” por lo que el público eufórico empieza a gritar varios temas como sugerencia. Fue allí cuando aclaró, con tono amistoso, que sus peticiones no iban alterar el setlist que tenían preparado. “Solo queríamos ser gentiles, entiendan que no tienen influencia sobre esto”, y a continuación sonó el característico (y oscuro) primer acorde de “Slave”, seguido de esos teclados penetrantes que crean una atmósfera tan sombría como acogedora, desatando por primera y única vez un pogo violento, llegado su fragmento más pesado, concluyendo así -esta vez definitivamente- el show.

LEPROUS demostró, una vez más, ser una de las grandes bandas de progresivo de la actualidad. La calidad de sus músicos, las composiciones, todo es perfecto. El manejo de clímax, tensiones y dinámicas en sus canciones está tan bien logrado que es imposible no maravillarse viéndolos tocar, y respecto a su primera presentación en el país, esta vez se vio cómo crecieron y evolucionaron, más allá de lo musical, especialmente en cuanto a su puesta en escena.

Aunque no contaron -como muchas bandas en estos tiempos- con un gran despliegue de visuales (estuvo simplemente el logo como fondo estático en la pantalla todo el tiempo), en esta ocasión se pudo ver cómo se desplazan con más soltura sobre el escenario, intercambian lugares, cómo cada uno tiene su momento de brillar, en el cual se mueven hacia el centro del escenario, para ser el centro de atención durante ese climax de la canción, con excepción de Baard, el baterista, por obvias razones, pero inclusive desde la batería es notoria su presencia e interactúa tanto con el público como con sus compañeros. En fin, estuvimos ante una gran presentación y fuimos testigos de un show tan maravillosamente hipnotizante que, al que le pregunten “y ¿qué tal estuvo?” dira: “Siiiiiiiiii”.

Manuel Herrera
Colaborador en Rocktambulos
En las páginas de un libro o las canciones de un disco me puedo perder, y con suerte volver. Baterista, entusiasta del audio, intento de cronista.
Amante de la música y la buena comida.

Todas las fotos fueron tomadas por Carlos Martínez para rocktambulos.com / Todos los derechos reservados

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