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Grito de Rebeldía: BILLY IDOL volvió a Buenos Aires luego de treinta años #Reseña

A veces la nostalgia juega un papel que, por lo menos, es engañoso. BILLY IDOL reposa en nuestras mentes como un ávido compositor, sex symbol y matón del barrio. También como uno de los caídos en batalla luego del aluvión Grunge. Pasaron más de treinta años para que el galán ochentoso volviera a Buenos Aires, y abriendo un show para GREEN DAY. ¿Qué pasó en el medio? Mucha agua bajo el puente. Pero se abre otro interrogante que es aún más legítimo: ¿vale todavía la pena BILLY IDOL?

Entra acá para leer la reseña del show de GREEN DAY en Argentina

Pronto a cumplir sus 67 años, las dudas eran más que las certezas. Lo interesante es que uno puede sacar ese conflicto dubitativo con una rápida búsqueda en YouTube: BILLY IDOL está en excelente forma y es un notable acto en vivo. No habría razón para que Buenos Aires fuese una excepción en esta serie de éxitos. Menos podría serlo si la base de fans es tan sólida como lo expresan grupos de Facebook, interacciones en Instagram y otras redes. El recuerdo sigue vigente: “pensar que Billy perdió el bastón ese día, pero dejó todo”, se leía en algún confín de la red.

Mientras tanto, en el 2022 la introducción usual le dio paso a “Dancing With Myself” y, rápidamente, era fácil notar dos cosas: la mezcla era ideal, algo no menor al presentarse en un estadio abierto – y cuando el viento se incrementaba -. El icónico punteo de Steve Stevens (guitarra) fue el puente para la locura de los incansables fans del autoproclamado “ídolo” que con el latiguillo “Buenos Aires, Argentina, come on!”, ganó corazones rápidamente.

Pero como no todo es cuestión de estética teatral, hay que destacar que la voz de Billy sigue en un estado impecable, y su edad no le ha sido un impedimento para llegar a las notas más altas de su registro. Si bien jugaba con dejar la camisa entreabierta, su concentración estaba en mantener el aire para llegar a notas bajas, como ocurrió en “Eyes Without a Face”, una gran muestra de profesionalismo. También lo fue el hecho de elegir sabiamente las canciones del setlist: ¿plagarlo de temas nuevos cuando el centro de atención está en otra banda? Jamás. Solo hubo tres canciones que no son hits  – “Cage”, “Bitter Taste” y “Runnin’ From The Ghost” -, el resto puede escucharse en la radio todos los días. El carisma, el oficio, la performance, en fin, de BILLY IDOL, fue magistral: había que ganarse a centennials y milennials como sea, y lo logró a fuerza de buenas canciones y una voz bien cuidada. Las redes lo llenaron de elogios, mientras los aplausos en vivo se confundían entre fans leales y curiosos que en su rostro proyectaban una duda sobre quién era este hombre que podía levantar a un estadio por la acción performática de decir: “vamos a tocar uno de mis primeros clásicos, ‘White Wedding’”. Muy bien jugado. “Gracias Billie Joe, gracias a él estoy en este escenario”, sostuvo Billy, en señal de humildad y convivencia con el público.

Si el sonido fue superlativo, ¿qué hay de las visuales? Perfectas, nitidez y buenas animaciones. El viento gélido de la tarde porteña no interrumpió la claridad sonora y, para quienes estaban ubicados lejos del escenario, lo que ocurría allí era fácilmente comprobable. “Blue Highway” con el “Top Gun Anthem” fue un punto muy alto para terminar con “Rebel Yell”, invitando a reflexiones. Penosas. Y eso es porque no hay nada malo para decir sobre BILLY IDOL, y sólo podemos esperar a que su edad no impida un pronto regreso. Con nueva música disponible, Billy se parafrasea en vida y parece “querer más”. Nosotros también. Veremos qué nos depara el futuro.

Facundo Guadagno
Redactor en Rocktambulos
Antropólogo. Politólogo. Escritor.
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Las fotos son cortesía de Move Concerts y todos los derechos pertenecen a su autor (Gallo Rockpix)

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