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Animales sueltos, dulces y violentos. Así fue el debut de TIGERS JAW en Buenos Aires

Que TIGERS JAW tenga su tan esperado debut en Argentina es un signo de los tiempos, ya que hace unos diez años este fluir constante de bandas internaciolanes por Buenos Aires era una rareza. Basta simplemente leer las revistas que se publicaban en el 2006, por ejemplo, y el entusiasmo con el que se anunciaba la llegada de un conjunto musical. Hoy sabemos que si no se puede asistir a un concierto, en unos años, y con mucha certeza, habrá revancha. Dentro de este cosmopolitismo musical es que se permite que grupos no masivos como el formado por Ben Walsh (guitarra y voz) y Brianna Collins (teclados y voz) visiten a la metrópoli porteña. La cita fue en Gier Music Club, recinto ubicado en Buenos Aires, donde se dieron varios factores para que la velada fuera, simplemente, memorable.

La banda salió a escena pasadas las 21:00 hs e inmediatamente el público comenzó a matarse violentamente y sin piedad en el limitado lugar de Álvarez Thomas; un comienzo frenético con “Follows” y… problemas de sonido. Risas generales y desde la banda se buscó amenizar la hilarante, pero vergonzosa, situación: “hola, ¿cómo están? Sí, ya rompimos los amplificadores”. Puede pasar. Bueno, vamos con “Teen Rocket”, ahora sí, el dúo de voces entre Walsh y Collins es perfecto hasta que… hubo más problemas técnicos. Basta de preámbulos bizarros, ahora sí arrancó “Follows” sin ningún tipo de interrupción externa que tergiverse la canción.

Claramente es destacable cómo, más allá de los inconvenientes técnicos que parecían un soporífero eterno, TIGERS JAW logró conciliar un excelente sonido en un lugar muy pequeño, y esto no es poco, ya que la banda cuenta con dos guitarras, un teclado, y una base de bajo-batería que es cualquier cosa menos suave en su ejecución: todo esto se armonizó y cada instrumento se distinguía perfectamente. De esta manera, era imposible no disfrutar la belleza que es “Frame You” o la maravilla punk que es “The Sun”.

El profesionalismo del grupo musical se mostraba cuando tocaban estoicamente, inmutados, frente a una marea de gente que se les subía al escenario, con el único daño total de haber movido el micrófono de Brianna y una flecha de sudor que le cayó en la cara Ben y lo obligó a reincorporarse en unos segundos. También hay que dejar claro que Gier fue la mediatización de la experiencia, el reemplazo de la imagen por la realidad, ya que mientras la banda ejecutaba su arte varios dispositivos telefónicos transmitían en vivo, sacaban fotos con filtros y adornos varios, en claro símbolo de pertenencia, o de búsqueda de la misma.

Estos fenómenos contemporáneos son inescindibles del brutal pogo que se realizó, ya que ambos tienen la lucha por el reconocimiento grupal como estandarte. Es una nota aparte, pero una banda de pop punk hace que la gente se golpee más fuerte que en el grindcore, con un frenesí tal que el stage diving solía salir muy mal, generalmente al no considerar factores como peso o altura. Mientras tanto, TIGERS JAW estaba incólume ante lo que ocurría a sus pies, como por ejemplo en “Test Patterns”.

Sin lugar a duda la convivencia de violencia y dulzura  es una de las razones del éxito que tiene el grupo, ya que a partir de letras reflexivas y melodías punk, se desprende cierto carácter violento que despierta en el público un ritual, un momento de liberación, algo sagrado ajeno a las tareas cotidianas, como ocurrió en el caso de “Charmer”, entre la descarga y la emoción nostálgica.

El final del show fue realmente una masacre, desde “I Saw Waters” se comenzaron a sentir pies en distintas nucas y cantos a viva voz, “Never Saw It Coming” casi lleva todo al punto de ebullición, en este momento con proclamas sobre el aprendizaje dentro del amor, con emocionantes “yeah, yeah” de un público catártico, y por último “Window”, donde la comunión entre artistas y público era total. Con un rápido amague a retirarse, TIGERS JAW volvió al escenario para interpretar “Hum”, ahora sí, para despedirse definitivamente. Y sin muchas vueltas, la banda se retiró, cumpliendo con lo prometido, saciando expectativas y cumpliendo sueños. Una noche muy difícil de olvidar, demasiado íntima y sutil como para dejarla pasar. Desde ya, se espera pronto su regreso.

Facundo Guadagno
Redactor en Rocktambulos
Antropólogo social y cultural, escritor, escéptico y crítico
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Todas las fotos fueron tomadas por Carlos Daly para Rocktambulos.com / Todos los derechos reservados

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