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Hijo de la perseverancia: PAUL DI’ANNO volvió a Buenos Aires #Reseña

Haciéndole un guiño al título de “Wrathchild” (traducido como “hijo de la furia”), quisiera poder decir que lo exhibido el viernes 2 de febrero en Arena Sur fue una demostración de una perseverancia furiosa ante las adversidades. Pero lo acontecido fue más complejo que una simple resistencia estoica frente a ciertos obstáculos que se interpusieron en el camino de una nueva visita de PAUL DI’ANNO al país.

La verdad es que hay mucho para analizar. El ex-IRON MAIDEN, actual WARHORSE, regresó nuevamente como solista a Argentina en el marco de una gira de 9 fechas que lo llevará por gran parte del territorio nacional. Definitivamente una ambiciosa expansión en comparación con el único concierto que brindó en Capital Federal el año pasado, cuando se presentó en Uniclub con AGAINST como soportes.

Y el contraste también va por el saldo de la noche. Mientras que en 2023 mi percepción fue unánimemente positiva, su reciente paso por Buenos Aires presentó aspectos más heterogéneos. Algunos muy satisfactorios, algunos prometedores de cara al futuro, algunos que no podían preverse, y otros de una tristeza que rayó lo incómodo y preocupante -que siento que muchos se niegan a reconocer- .

A diferencia del año pasado, esta vez no hubo la promesa de tocar ‘Iron Maiden’ (1980) ni ‘Killers’ (1981) en su totalidad, pero la lista nuevamente estuvo conformada por tracks de su paso por la banda de Harris y Cía. Bien; si no los vas a tocar completos, es mejor no prometer hacerlo. Así, con una premisa “renovada”, PAUL DI’ANNO desembarcó en Buenos Aires para brindar otro show enfocado en el legendario material que lo insertó en los anales del Heavy Metal.

De Promesas Futuras, Heavy Metal Rutero y Tributos

Empecemos por los soportes. La fecha contó con -el no menor número de- 4 actos de apertura: NICO GUBETTI, quien se dio a conocer a través del reality Got Talent Argentina, KING DRAGO, EL FOCO y KISSME (tributo a KISS). En la previa, si me conocen, sabrán que no soy particularmente afín a la presencia de múltiples soportes, pero tengo que reconocer que varios de los mejores momentos de la noche estuvieron antes de que PAUL DI’ANNO saliese a escena, lo cual fue llamativo como mínimo.

Para cuando salió a escena NICO GUBETTI, Arena Sur tenía apenas un buen puñado de presentes. Presentado como ‘el futuro del Heavy Metal’, el joven músico de 11 años arrancó con “Creeping Death” de METALLICA. La dinámica fue la misma que vimos por televisión, con el resto de los instrumentos sonando por altavoces, a excepción claro, de la guitarra líder. De ‘un buen puñado de presentes’ se pasó a un ‘un buen puñado de entusiastas presentes’ muy rápidamente.

SPOILER (?): Nicolás Gubetti encabezaría más tarde el cierre del evento con “Iron Maiden”

Con un set enfocado en la banda liderada por James Hetfield y Lars Ulrich, NICO continuó con una fiel versión de “Master of Puppets”. Esta vez de manera completa y no parcial como la usada para Got Talent. Con la declaración de “con esta, a hacer pogo”, el cierre llegó con el clásico de clásicos: “Enter Sandman”. Aunque fue un segmento breve, verlo tocar los solos de Hammett mejor que el mismísimo guitarrista de METALLICA fue rejuvenecedor. Ante el despliegue del joven guitarrista hubo mucho gesto afirmativo con la cabeza y miradas cómplices de aprobación entre la audiencia.

Los siguientes en subir al escenario fueron los músicos de KING DRAGO. Con una estética bien metalera, con tachas, borcegos y cuero, si no los conocías, hubieras esperado algo más pesado (para los estándares actuales). Así fue que sorprendieron con una propuesta más cercana a un Hard Rock de tintes metálicos similar al JUDAS PRIEST de los 70/80; cancionero, ganchero y rutero. Aunque se los vio sólidos, un sonido fuerte pero poco claro les jugó en contra. Su recibimiento fue más tibio que con GUBETTI, pero hay que reconocer que KING DRAGO apostó a material propio, y no es fácil competir contra composiciones de la banda más grande del Heavy Metal de la historia.

Para cuando EL FOCO subió al escenario, Arena Sur gozaba de un público considerable. Con sus 2 álbumes, ‘Caminante’ (2016) y ‘Años Luz’ (2021) a sus espaldas, el sexteto supo ganarse moderadamente al público. En lo personal, donde en el estudio sentí que algo le faltaba a la voz de Damián Maurente, en vivo las canciones lograron ganar en sentimiento y gancho de su parte. El cover de “Wasting Love” de IRON MAIDEN fue una buena estrategia para llevar agua hacia su molino en un evento donde naturalmente estuvo repleto de seguidores de la Doncella.

Por último, KISSME fue el ‘soporte fuerte’ de la noche, como lo evidenciaron sus banners en los laterales del escenario desde el inicio del evento. Ante un Arena Sur expectante, “Detroit Rock City” fue el puntapié de este tributo a la banda de Paul Stanley y Gene Simmons. Para ir directo al hueso: se sintió como ver a KISS. Creo que toda banda tributo apunta a eso, ¿no?

No me malinterpreten, amé presenciar el último show de KISS en Argentina, en el Masters of Rock junto a HORCAS, AVANTASIA, HELLOWEEN, DEEP PURPLE y SCORPIONS. Pero la voz de Federico Calzetti en el rol del ‘Chico Estrella’ aportó todo lo que Stanley no pudo darnos, por su edad y limitaciones vocales, en la despedida de los neoyorkinos en el país.

Musicalmente KISSME fue impecable. Gozaron de un gran sonido, y los presentes se engancharon con un excelente ‘Grandes Éxitos’. El único punto “negativo” es que mientras que el ‘Chico Estrella’, el ‘Demonio’ y el ‘Gato’ eran calcos de sus contrapartes originales -¡hasta se movían igual!-, la vestimenta del ‘Hombre del Espacio’ se vio llamativamente de mucho menor presupuesto. No lo puedo negar, marcó un contraste con el resto. Pero es un detalle ínfimo comparado con el hecho de que KISSME fue la banda más ajustada, entretenida y que mejor sonó de toda la noche.

DATO DE COLOR: durante la gira presentación de su álbum debut, IRON MAIDEN fue el invitado especial de, nada más ni nada menos, que KISS durante 24 fechas por Europa. Al ver la grilla de este evento es natural haberse extraño por la presencia de un tributo, pero la historia avala esta unión.

Paul Di’Anno: Recordando El Pasado Por Última Vez

En Argentina somos gente sencilla. Ya sea con IRON MAIDEN o con PAUL DI’ANNO, si empiezan a sonar los triunfales acordes de “The Ides of March”, la emoción se pone instantáneamente a flor de piel. Imaginen el momento: ahí viene, ya llega la poderosa “Wrathchild”; un asistente aparece con Paul en su silla de ruedas mientras el público corea la melodía de guitarra; sus seguidores lo reciben efusivamente. Y justo cuando está por darse el enganche con el 2do track de ‘Killers’, Paul sorpresivamente interrumpe el show para decir algo a su staff que no logré entender, para que luego sí empiece la famosa línea de bajo compuesta por Steve Harris. En retrospectiva, esa anticlimática pausa fue la primera ‘red flag’ del show.

Un combo de apertura que debería haber sido asesino se discutió el protagonismo con un PAUL DI’ANNO visiblemente incómodo en su silla de ruedas. Y la verdad es que el hombre estaba cantando casi acostado, con la espalda en un ángulo obtuso, teniendo que esforzarse para mirar hacia el público. Pero así y todo, el ex-IRON MAIDEN siguió para adelante. Un comienzo difícil puede pasar, es normal. Yo pensé: “seguramente cuando termine la canción, lo van a ayudarse a acomodarse y el show continuará como corresponde, ¿no?…¿no?”.

Con absoluto desconcierto les digo que no. Paul balbuceó algunas palabras en el micrófono, pidiendo asistencia, hizo señas y miro para los costados, pero nadie pareció entender que el hombre estaba alevosamente mal ubicado en su silla de ruedas. No sé si fue una limitación del idioma o incompetencia -¡Odín quiera que no, por favor!-, pero el show prosiguió sin cambios en la comodidad del británico. A todo esto, el grueso del público estaba enloquecido pero abstraído de la realidad del artista. Después de todo, sonoramente parecía estar todo “bien”.

La noche continuó con “Sanctuary”, “Charlotte The Harlot” -con un irrespetuoso que intentó subir al escenario y que casi lo logra-, y “Murders In The Rue Morgue”. Sin intención de ser pesimista, la performance de la voz fue errática. Al asunto de su posición en la silla, se sumó la expresa mención por parte de DI’ANNO de que se estaba muriendo de calor y que su pierna, la que le impide caminar, le dolía muchísimo. Esto último lo repitió varias veces a lo largo de la noche, a lo que siempre acompañó de reiterados pedidos de perdón.

Esos maravillosos instrumentales llamados “Genghis Khan” y “Transylvania” le dieron un respiro al vocalista y la audiencia las recibió encantada. ¿Yo? No, lo siento, en mi cabeza resonaban sus palabras: “lo siento, mi pierna me está matando”. Yo entiendo que nadie obligó a PAUL DI’ANNO a salir de gira, pero la situación fue simple y llanamente triste. Una leyenda del Heavy Metal reducida a estar sufriendo en vivo para trabajar. Y el hombre estaba ahí, con una sonrisa que nunca pude definir si era de ‘sonrió para no llorar’ o de que a pesar de todo, disfrutaba de estar ahí frente a sus fans. No logré descifrarlo.

Quiero dejar en claro que no es mi intención tirar tierra sobre las personas que sí disfrutaron del show. Mierda, los envidio con el corazón. Pero juro que pensé que el hombre iba a colapsar ahí mismo. Es decir, no me hubiera extrañado en absoluto. Cansado, incómodo, muerto de calor, con una pierna desproporcionadamente hinchada y adolorida. Es difícil disfrutar un concierto cuando estás preocupado por el bienestar del artista y si es que va a poder siquiera terminar su show. Y no sé cómo lo hizo, pero el hijo de perra lo hizo.

La lista de temas fue igual a la del año pasado, aunque con el orden ligeramente alterado. A menos de 1 año de su anterior visita, creo que ameritaba la rotación de algunas canciones. Digamos que tiene un catálogo bastante finito del cual elegir. No fue el caso, pero tiene a su favor que el setlist fue soñado para los fans de La Doncella, que en los últimos 20 años rara vez disfrutaron de estas canciones ejecutadas por los propios IRON MAIDEN. Ese tal vez haya sido el mayor valor de este show: escuchar este material legendario cantado por su voz original.

No me puedo olvidar de mencionar el detalle de que la fecha del show coincidió con el 43º aniversario de la salida de ‘Killers’, y si bien no es un número redondo como el 40º o el 45º, aportó un lindo sentimiento. Tal vez la inclusión de “Innocent Exile”, “Another Life” o “Twilight Zone” hubieran sumado un montón. De todas formas, no hubo mención en sí sobre el aniversario por parte de DI’ANNO.

Lo que tampoco tuvo absolutamente ninguna mención durante la hora y media de show fue su supuesto retiro. En los flyers decía “La Bestia se despide de los escenarios”, pero no sólo no hubo ninguna declaración oficial por parte del artista sobre un adios a los escenarios, sino que la mismísima gira que lo trajo se llama ‘The Beast Resurrection Tour’ (traducción: ‘La Bestia Renace’). Curiosamente, a principios de enero, el propio músico salió a desmentir las fake news de que se estaba retirando. Lo que sí hubo fue un comunicado previo a la gira, de que esta sería de la última vez que PAUL DI’ANNO tocaría un setlist dedicado a sus días en IRON MAIDEN, pero nada más.

Antes de finalizar esta ‘dinámica’ reseña, hay que hablar de la banda que lo acompañó esta noche. Estos muchachos fueron los grandes héroes del final de la noche, brindando versiones excepcionales de estos clásicos del Heavy Metal tradicional. El sonido fue más alto del ideal, pero la performance y la actitud fue fenomenal. Pese a no ser los protagonistas, supieron ganarse al público y ser una extensión de PAUL.

No dudo en reconocer la resiliencia de PAUL DI’ANNO, pero tampoco quiero que lo haga a costa de su salud. Es verdad que no podía preverse el calor extremo durante los días que el cantante estaría acá, pero aunque sea ponerle un sencillo ventilador al lado. Incluso el asunto de que estuviera mal sentado en la silla de ruedas es anecdótico. Pero el dolor en su pierna fue preocupante.

Después de la masiva gira que realizó por Sudamérica en el 2023 (con casi 30 fechas en Brasil), uno pensaría que PAUL DI’ANNO se tomaría un tiempo para, entre otras cosas, descansar y enfocarse en su salud. Todavía no queda claro cómo y en qué medida está avanzando su tratamiento, porque se lo vio casi igual que un año atrás (hasta peor, diría). Actualización: según su tour manager, al finalizar la rama sudamericana le esperan 2 meses de intensa terapia.

Recordemos que a mediados de 2022 se había hecho el anuncio de que IRON MAIDEN costearía el dinero restante de sus tratamientos e intervenciones, con el pronóstico de que a fines de ese año volvería a caminar si todo marchaba bien. Pero parece que esos resultados están llevando más tiempo del esperado. Quisiera creer que la terquedad de salir a la ruta en estas condiciones no tiene una urgencia económico-sanitaria de trasfondo porque no tendría sentido según dicho anuncio.

Todo esto también me despertó el debate interno de ‘cuándo deberían retirarse los artistas’, y la realidad es que si un músico de edad avanzada y en condiciones médicas no óptimas quiere salir de gira bajo su propia voluntad y gratificación, puede hacerlo. En nosotros, los fans, recae la decisión de ir o no; nadie nos obliga. No espero que DI’ANNO canté como lo hacía en 1980, pero si su salud no mejora, a menos que pueda llevar a cabo un show como lo hizo tan dignamente un año antes, sugeriría disminuir significativamente la extensión de sus giras, o un más que merecido retiro.

Espero que PAUL DI’ANNO continúe con su carrera. En pensamiento, el futuro es prometedor. Finalmente va a dejar de vivir en el pasado de IRON MAIDEN para enfocarse en WARHORSE y en girar tocando otras canciones de su vasta discografía. Pero no sólo espero que pueda disfrutar del vivo, sino que lo pueda llevar a cabo en las mejores y más profesionales condiciones posibles. Por él y por nosotros. Después de todo, la idea es que dé un show asesino, no que el show lo asesine a él.

Roger Alan Provan
Colaborador en Rocktambulos
La música, sin importar el género, popularidad, año o país de origen, tiene una chance en mis oídos. En ella encuentro mi camino.
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Todas las fotos fueron tomadas por Frank Hernández para Rocktambulos / Todos los derechos reservados

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