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Marilyn Manson encerraba a sus parejas en una celda de castigo, según una investigación periodística

Marilyn Manson continúa recibiendo acusaciones en su contra por abuso físico, psicológico y sexual de varias de sus exnovias, y ahora una nueva investigación realizada por la revista Rolling Stone ha revelado nuevos detalles de las prácticas abusivas del músico para con sus parejas.

De acuerdo con la investigación llevada a cabo por Kory Grow y Jason Newman, Manson, uno de los personajes más polémicos y a la vez icónicos del rock, tenía la costumbre de encerrar a las mujeres con las que estaba saliendo en una pequeña celda de vidrio en su apartamento de West Hollywood, donde las maltrataba psicológicamente.

El informe está basado en el testimonio de más de 55 personas cercanas al músico, cuyo nombre real es Brian Hugh Warner, quienes afirmaron que este lugar había sido bautizado por Manson como “la habitación de las chicas malas”.

El cuarto insonorizado había sido construido con el propósito original de ser una cabina de grabación, pero Manson la rediseñó cuando se mudó al departamento y cambió su propósito a uno más oscuro.

Varias ex parejas del músico y otros asistentes que trabajaron con él le dijeron a Rolling Stone que el espacio era “una celda de confinamiento solitario utilizada para torturar psicológicamente”.

“Dicen que Warner (Manson) solía desterrar a sus novias allí, manteniéndolas dentro durante horas y horas para castigarlas por las más pequeñas transgresiones percibidas”, recoge la investigación.

Estas declaraciones, hechas mucho antes de que surgieran las acusaciones contra el músico, eran tomadas como parte de la excéntrica y misteriosa personalidad de quien es también conocido como el “Anticristo” o el “Rey de las Tinieblas”.

Y es que Manson siempre fue un personaje construido cuidadosamente por Warner para atraer la polémica, el shock, e incluso el rechazo de los más conservadores y puritanos.

Ashley Walters, una antigua asistente de Manson que lo demandó por abuso sexual y otros cargos, dice que el disfrutaba contarle a la gente acerca la celda. “Siempre tenía un tono de broma y de fanfarronear”, recuerda. (Otro ex asistente, Ryan Brown, que trabajó con Warner durante ocho años, niega haber visto jamás a ninguna mujer confinada en la llamada “Sala de las Chicas Malas”, pero dice: “Era de conocimiento común que así lo llamaban todos”).

Incluso, el propio Manson habló del macabro lugar en entrevistas para medios, como una publicada en 2012 en la que dijo textualmente: “Si alguien es malo, puedo encerrarlo en mi celda y está insonorizada”.

Ashley Morgan Smithline fue una de las víctimas encarceladas en la “habitación de las chicas malas”, un lugar donde Manson la obligó a permanecer en varias ocasiones durante el tiempo en que fueron pareja y que describe como un espacio de tamaño similar a un vestuario de tienda de ropa.

“Al principio, lo hizo sonar genial”, dice Smithline. “Después lo hizo sonar muy punitivo. Incluso si gritaba, nadie me escucharía”.

Según la mujer, a Manson le gustaban las peleas físicas y aunque al principio ella respondía, después aprendió “a no luchar contra eso porque le estaba dando lo que quería’’.

“Simplemente iba a otra parte de mi cabeza”, dice Smithline, refiriéndose al tiempo que duraba encerrada.

El resto del apartamento de Warner estaba decorado con sangre, esvásticas y fotos recortadas de revistas porno. “Había vaginas por todas partes”, dice una persona que visitó el lugar. Otros recuerdan un mensaje pintado con aerosol sobre su cama que decía “SIDA”. Las alfombras, los muebles y la decoración eran negros, al igual que las cortinas que usaba para tapar la luz de todas las ventanas casi las 24 horas del día. La temperatura se mantenía gélida; si alguien ajustaba el termostato por encima de los 65 grados, Warner supuestamente hacía berrinches y destruía muebles.

Una ex novia se refirió al apartamento como un “refrigerador negro”. Otra lo llamó un “armario de carne”. Según alegan varias de sus ex parejas, fue aquí donde Manson infligió repetidos actos de abuso mental, físico y sexual que las han dejado con episodios paralizantes de ansiedad, depresión, ataques de pánico y trastorno de estrés postraumático.

Otra de sus víctimas fue Esmé Bianco, una actriz que participó en la afamada producción de HBO, Game of Thrones, donde interpretó el papel de Ros, una prostituta que trabajaba en un burdel y era abusada repetidamente. Esta experiencia, cruelmente cercana a sus vivencias con Manson, la hizo denunciar públicamente al músico y sumarse a las demandas contra él.

Ella alega que Manson abusó verbalmente de ella con frecuencia; la privó del sueño y la comida; la mordió, cortó, electrocutó y azotó sin su consentimiento; y la violó durante sus dos años juntos.

Además, dice que en un episodio espantoso, Warner tomó un hacha y la persiguió por el apartamento haciendo agujeros en las paredes con el hacha, después de decir que ella lo estaba “haciendo sentir incómodo”.

“Ese fue un último momento para mí”, cuenta Bianco a Rolling Stone, quien dice que se sintió “en peligro inminente para [su] vida”. Marcharme, agrega, “fue mi mejor intento de sobrevivir”.

Bianco demandó a Manson por agresión sexual y tráfico sexual, así como también lo hizo Ashley Morgan Smithline y Ashley Walters. Estos casos aún no los ha resuelto la justicia, pero en septiembre de 2021 un juez estadounidense desestimó una demanda de agresión sexual contra Manson que fue presentada por otra mujer, quien decidió permanecer en el anonimato.

En febrero de 2021, la actriz estadounidense Evan Rachel Wood reveló que Marilyn Manson «abusó horriblemente» de ella durante su relación amorosa, la cual tuvo una duración de tres años y ocurrió a finales de la década de los noventa. Evan se unió a un grupo de chicas que tienen acusaciones similares contra Manson y asegura que no se callarán más.

Ese mismo año, más de una docena de mujeres acusaron a Warner de abuso psicológico o sexual, e incluso algunas de sus parejas que aseguraron no haber sido abusadas por él, como Dita Von Teese y Rose McGowan, se mostraron empáticas con las víctimas y apoyaron sus denuncias porque conocen al personaje y saben de lo que es capaz. Cuatro de ellas han presentado demandas civiles. Los acusadores que hablaron con Rolling Stone dicen que Warner pudo ocultar sus abusos a plena vista detrás del personaje de Marilyn Manson, el cual creó y la industria de la música apoyó y así se benefició de su truco de demonio viviente. Para sus acusadores, algunos de los cuales no habían hablado públicamente o en profundidad sobre esto antes, Warner es un depredador sexual en serie que le ha estado diciendo al mundo quién es durante más de 25 años.

La investigación llevada a cabo por RS se basa en nueve meses de búsqueda, en documentos judiciales y entrevistas con más de 55 personas que han conocido a Warner en varios momentos de su vida.