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Baila Diablo Baila: Así fue el extravagante debut de AVATAR en Argentina #Reseña

El nivel de expectativa que despierta la visita de un artista o banda no siempre es el mismo, bien sea porque ya vino en alguna otra ocasión a tu país o ciudad, sea porque quizá aún te gusta pero no tanto o no te dice lo mismo que en otro momento de la vida, o porque ya lo viste, o simplemente porque lo que presentan en esa nueva ocasión no te gustó tanto, en fin, puede ser cualquiera de esas situaciones o alguna otra, o incluso pueden ser todas a la vez. Ahora bien, cuando una banda visita por primera vez un lugar, y sobre todo si viene manteniendo un nivel de calidad constante en sus producciones y haciendo un estilo moderno y “accesible” para una gran parte de la gente, como es el caso de AVATAR, entonces ya tienes que saber que la expectativa no es algo menos que altísima. Lo que vivimos en El Teatrito de Buenos Aires es una muestra de eso.

El conocido recinto porteño se colmó, el pasado lunes 29 de abril, de fanáticos queriendo presenciar el debut de los suecos en el país, con un mix muy interesante: adultos, adolescentes e inclusive niños, todos reunidos ansiosos de presenciar este show, muchos de ellos llevando maquillaje en sus caras, sombreros decorados con el nombre de la banda y otros llamativos detalles… “el circo llegó a la Ciudad”. No todas las bandas generan esto en la gente, así que de entrada, la velada prometía.

La noche arrancó con la participación de HERMANOS DE SANGRE, banda de Buenos Aires que se presentó en esta ocasión sin su cantante/guitarrista “Chino” Gastaldi, y en su lugar la labor vocal principal quedó a cargo de su guitarrista, Pehuén Berdun. Contaron también con una corista invitada y un trío de vientos que los acompañó en un par de canciones, gozando de gran aceptación por parte del público y con un sonido más que destacable, saliendo de esa norma de que el acto soporte normalmente no lo tiene. Afortunadamente ellos sí, por lo que el público pudo disfrutar plenamente su propuesta.

AVATAR en Argentina: El circo de freaks arrasó con Buenos Aires

Finalizada la participación de los argentinos, la “manija” por la aparición de la banda principal de la noche, AVATAR, crecía a pasos agigantados. Diez minutos antes de lo pautado se apagan las luces del recinto y de a poco los músicos invaden el escenario, ¿El resultado? Furor total por la entrada de los suecos. La gente desgargantada en vítores, empujando con fuerza para estar más cerca de sus ídolos, con el lugar casi -casi- a su capacidad total. Fue así como sin mediar palabra, y en el calor del momento, arrancaron su show con “Dance Devil Dance”, canción que también abre su más reciente disco, del mismo nombre. El pogo se desató de inmediato, y se mantuvo firme con la seguidilla de “Let It Burn”, “The Eagle Has Landed” y “Valley of Disease”, haciendo temblar el suelo, literalmente, mientras en el escenario la banda exhibía toda su energía, con su peculiar frontman, Johannes Eckerström, sonriendo macabramente y yendo de un lado al otro mientras tomaba “gasolina” de un bidón.

Con el escenario para él solo, Johannes se tomó un momento para dirigirse al público, a quienes llamó “Campeones del Mundo” aprovechando la euforia mundialista, atrapando posteriormente una bandera argentina con el logo de la banda y firmada por todas partes. “Dice muchas cosas, pero las leeré luego” señaló el vocalista sobre los escritos en la bandera, comentando además que quería ver pogo, pero no cualquier pogo, un pogo malvado, porque él nos vió, vió que somos como él: “Somos animales, así que saquemos afuera esa criatura y abramos el Chimp Moshpit ahora mismo”, y precisamente con ese tema (“Chimp Moshpit”) continuaron.

Poco después llegaría el turno de “Bloody Angel”, que fue coreada intensamente por la audiencia, acertando nota a nota su distintiva melodía. Cuando volvió a tomar la palabra, Johannes comenzó a hacer una suerte de “striptease” que detuvo prematuramente comentando, con cara pícara: “Tranquilos, se que no fue por esto por lo que pagaron, lo sé… si bien nos estamos recién conociendo y este es el primer show, me siento como si nos conociéramos desde hace mil años”, en uno de los momentos graciosos del show.

A continuación llegó el momento más divertido de la noche, con “Puppet Show”, tema circense a más no poder, y que en su sección media la banda ralentizó progresivamente, para después acelerarla de nuevo a su tempo regular mientras Johannes brillaba por su ausencia. ¿Dónde está? Se preguntaba la gente, y unos instantes después reapareció, pero no en el escenario, sino en una de las barras de bar laterales del teatro para hacer un número clásico de circo, en el que infló un globo dándole forma de perrito, y luego tocando el trombón para seguir así la canción hasta el final, acompañado de la celebración de un público que estaba totalmente entregado a su carisma y evidenciando -quizá en su punto más alto- esa participación de la que habló Johannes en la entrevista que recientemente tuvimos con él.

Llegada la mitad del espectáculo, apareció el acostumbrado “… cada día te quero más”, que la banda recibió con grata sorpresa y con Johannes agradeciendo y diciendo que esto era una locura total, sin poder creer que su primer show en Argentina luciera y sonara de esa manera, haciendo una comparación con otros lugares y asegurando que su 1er show en Suecia no lucía así, ni de cerca, y que, de hecho, ningún primer show que hayan tenido en ninguna otra parte del mundo fue como este, a lo que la gente respondió con una ovación estruendosa que casi derrumbó el lugar y coreando el nombre de la banda a todo pulmón.

Johannes aprovechó también para decir que tuvieron muy buena compañía en la tarima, pidiendo un gran aplauso para HERMANOS DE SANGRE, invitando a los asistentes a apoyar a sus bandas locales y acotando que le parecía genial ver bandas suecas tocando en Argentina todo el tiempo, pero que de la misma manera quisiera ver más argentinos tocando en Suecia, porque vio acá un lugar con pasión por el metal y gente con ganas de apoyar. La cosa era tan simple como eso: “el mundo los necesita” aseguró Johannes. Un lindo cumplido hacia la escena nacional, sobre el cual -personalmente- me pronuncio a favor porque hay una mucha buena música con calidad digna de exportación en el país.

Un par de temas más adelante llegaría un momento en el que el escenario quedó con muy poca luz y ocupado únicamente por sus guitarristas, los brillantes Tim Öhrström y Jonas Jarlsby, quienes hicieron una suerte de “batalla de guitarras”. Turnándose entre ellos, exhibieron sus dotes con el instrumento, notándose una gran capacidad en ambos, pero a la vez una diferencia muy marcada entre sus estilos, siendo uno más neoclásico, de pasajes rápidos y cargados de notas (Jonas), y el otro un poco más “groovero”, con fraseos más espaciados y melódicos (Tim).

Luego llegaría el turno de “Black Waltz”, que fue interpretada con una contundencia tremenda, mientras el público jugaba con globos rojos que se fueron esparciendo por el sitio, para después seguir con un pogo muy bestial al escucharse la sirena de “Colossus”. A propósito de esto, vale la pena acotar que en este show el pogo fue una constante, la gente estaba intensa y no paró de saltar, agitar y empujarse amistosamente durante todo el show, salvo -obviamente- en momentos muy puntuales como la batalla de guitarras, los discursos de Johannes o lo que siguió: una versión en solitario de “Tower”, interpretada únicamente por Johannes con un piano, una bella canción que quizá en ese formato me agradó aún más, y acá vale la pena sumar la anécdota de que en esta parte del show todos los ventiladores del lugar fueron apagados, intuí que de manera momentánea y a petición del artista, procurando el máximo silencio y que la atención de la gente se concentrara en su performance y que cada nota del piano y su voz se escucharan sin pérdida de detalle. Y así fue, al terminar la canción los ventiladores volvieron a encenderse, no sin oírse en el medio el reclamo del público para que se encendieran, dado el calor que hacía con el espacio tan concurrido. Todos te perdonamos Johannes, fue una versión sublime, valió la pena los minutos de intenso calor.

“Ustedes hacen que parezca que estamos dando nuestro mejor show, pero eso no es verdad” reflexionó Johannes en una de sus intervenciones finales, aclarando que: “Este ha sido un gran show gracias a ustedes, porque han sido un público increíble y muchas veces uno cree que es porque estamos dando nuestro mejor show, pero no es así, el mérito es todo de ustedes, que están dándonos a nosotros un gran show”. Tal vez se refería a los distintos problemas técnicos que tuvieron durante el set, los cuales retrasaron brevemente al show y seguramente les hicieron sentir que no estaba saliendo como debería, pero de cualquier manera fue una interesante reflexión en la cual tiene toda la razón, ya que la gente suele juzgar los shows de un artista por el impacto que tienen en el público y eso no es justo con ninguna banda.

Con Jonas en el papel de “El Rey”, volvieron a prender la fiesta con “A Statue of The King”, altamente celebrada y tras la cual se despidieron, ausentándose momentáneamente. Solo sería un instante hasta que volvieron con un bombazo: “The Dirt I’m Buried In”, después del cual Johannes daría otro discurso, bromeando sobre el poco tiempo que quedaba, y cuántas canciones más tocarían, para arremeter así con “Smells Like a Freak Show”.

Sin pausa alguna apareció el clásico “Hail the Apocalypse”, con el que finalizaría definitivamente el concierto. Se despidieron agradeciendo y con asombro en sus rostros por la repercusión de su debut en el país, con Johannes comentando “somos AVATAR y los amamos, Buenos Aires. Anoten esta promesa: AVATAR volverá, cuídense unos a los otros, son grandiosos, son importantes”.

Han sido varias las bandas que debutaron recientemente en el país, algunas de ellas en ocasión de la avalancha que significó el período de las 3 últimas semanas, como por ejemplo Battle Beast o The Night Flight Orchestra, quienes dieron grandes shows, algo que nos alegra y nos hace creer en que hay generación de relevo para cuando las grandes leyendas se retiren, pero haber sido testigos, además, del fervor y asistencia que tuvo AVATAR, es esperanzador. El show que brindan es sencillamente impresionante y capaz de entretenerte al punto de hacer que 2 horas se hayan pasado volando. Si dudas, una gran experiencia que de seguro más de uno va a querer repetir cuando regresen por estos lares, ni hablar de quienes se lo perdieron y ya están contando los días para tener su revancha.

Manuel Herrera
Colaborador en Rocktambulos
En las páginas de un libro o las canciones de un disco me puedo perder, y con suerte volver. Baterista, entusiasta del audio, intento de cronista.
Amante de la música y la buena comida.

©Todas las fotos fueron tomadas por Frank Hernández para Rocktambulos / Todos los derechos reservados

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