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Volando alto: THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA debutó en Buenos Aires #Reseña

Más allá del conocido contexto reciente, en el que un puñado (uno bien grande) de bandas han visitado Argentina, fue toda una sorpresa saber que una de esas sería THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA. De verdad, algo que a más de uno ni en el mejor de los sueños llegó a pasarle por la cabeza, pero que no por eso dejaba de ser un mimo para los seguidores del AOR, corriente del rock que tendría su “época de oro” entre finales de los ’70 y principios de los ’80.

Como dato de color, la banda está integrada en buena parte por músicos que tocan en bandas de metal, mucho más ruidosas y “podridas” de lo que hacen en este proyecto, como es el caso de su cantante, Björn “Speed” Strid, que también es cantante de SOILWORK, o su bajista, Sharlee D’Angelo, que milita en las filas de ARCH ENEMY -quien por cierto, estuvo ausente en esta gira por compromisos con estos últimos- y podría decirse más, pero creo que con esto es suficiente.

Karkaman (izq) y Bangkok (der)

La velada, que se llevó a cabo en El Teatrito, arrancó con la presentación de los locales KARKAMAN, experimentada banda de Hard Rock con vasta trayectoria y que cuenta en sus filas con notables músicos. Luego de ellos fue el turno de BANGKOK, banda originaria de Rosario que se mantiene en el terreno del Hard Rock, pero con notables diferencias respecto al que practican sus colegas porteños, y que también compartieron el pasado marzo con CRAZY LIXX, otro gran debut internacional que tuvimos este año.

Abróchense los cinturones, el vuelo está por despegar. TNFO en Argentina

¡Vaya boliche que armaron estos muchachos! Con unos pocos minutos de demora y con el telón aún cerrado, ya se veía en el proyector el logo de los protagonistas de la noche: THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA, y cómo fue ocupando su lugar cada miembro de la tripulación para iniciar el despegue, que corrió el telón con las primeras notas de “Midnight Flyer”. Así empezó una fiesta que fue pura alegría y que será imposible olvidar.

Siguieron con “Sometimes The World Ain’t Enough”, con un Teatrito que, aunque no estuvo tan concurrido, coreó como se debe y supo estar a la altura de una visita de esta categoría. Allí vendría la primera pausa, en la que su cantante principal, el ya mencionado Björn, alzó un trago y saludó al público, agradeciendo su asistencia y comentando que “los domingos a la noche son duros”, para luego preguntar: “¿Mañana vuelven al trabajo?,” y ante el notorio, inevitable y masivo “SÍ”, pidió que simplemente lo olvidaran por un rato y que disfrutaran la noche porque han venido a bailar “¿o no?”.

Luego de “Divinyls”, la gente ya coreaba con toda violencia: “ole ole ole ole, Night Flight, Night Flight” y la banda se prendió al ritmo del coro bailando alegremente, sobre todo sus tripulantes de cabina -coristas-, las brillantes, sonrientes y siempre firmes al servicio de la tripulación, Anna Brygård y Åsa Lundman. “Burn for Me” continuaría dándole vida al boliche que se armó esa noche, con muchos bailando y disfrutando de la calidad de una banda que sorprendió con su impecable ejecución y simpatía en todo momento, y no solo eso, toca hablar de una experiencia no tan común, pero ya que pasó así vale la pena acotar: el sonido fue simplemente perfecto.

Quien sea de ir regularmente a conciertos sabe lo difícil que es poder decir “sonó increíble”, lamentablemente sí, es muy difícil, o al menos así es para los más exigentes, y del total de las ocasiones, son más las que se oye decir que un show sonó “maso” o “mal” antes que “bien” para arriba. Poniendo un poco de contexto, estuvimos en presencia de una banda de 8 personas, entre las cuales al menos 6 cantaban, además del bajo, teclados, batería, guitarra y un multi-instrumentista que a veces tocaba una 2da guitarra, otras un pad y también percusiones de todo tipo, desde un shaker, una pandereta, hasta maracas o una cortina, y todo, absolutamente todo se escuchaba sin pérdida de detalle.

El Capitán Strid, que apareció en tarima con una capa blanca/dorada, se cambió a mitad de show y se quedó con una campera de color negro, que mantuvo hasta el final de show, y con la misma consigna de que la noche es para bailar, y buscando la unidad de la sala en la que dijo ver núcleos de baile a la derecha, a la izquierda y muy poco hacia el centro, el vuelo continuó con “The Sensation”, seguida de “Gemini”.

Luego llegó el momento de bajar un cambio, y el Capitán, asegurando que valdrá la pena, invitó a los presentes a cantar la siguiente, aclarando que si no se la sabían, entonces agitaran sus manos en el aire. Se trataba de la balada “Something Mysterious”, en la que pudimos escuchar nuevamente al público cantar. Poco después, con la bailanta encendida de nuevo y tras una entretenida intro tipo “jamming” en la que Strid hizo juegos vocales pregunta/respuesta con el público, y mientras las tripulantes interactuaban jocosamente entre ellas, mantuvieron el vuelo en alto con “Paralyzed”, seguida de “White Jeans”, ambas celebradísimas por la audiencia y coreadas con sonrisas de oreja a oreja.

A continuación, llegaría un momento muy emotivo, a la vez que álgido de la noche: Björn tomó nuevamente la palabra, y quizá fue la ocasión en la que más se extendió, para agradecer y decir que están muy felices de compartir la noche con nosotros, y que, si bien están girando por esta parte del mundo por primera vez, ha sido una locura y están sorprendidos y a gusto de escuchar cómo el público conoce las melodías y las canta todas, calificándolo como algo hermoso.

Acto seguido, anunció que harían una canción muy especial para ellos, que fue compuesta por su ex guitarrista David Andersson (también ex SOILWORK), que no está más entre nosotros –falleció sorpresivamente en 2022-. El tema en cuestión era nada más y nada menos que “The Last of The Independent Romantics”, una epopeya de poco menos de 10 minutos de duración, que lleva a un intenso viaje lleno de subidas y bajadas, emociones de lo más diversas y los rincones más progresivos y elaborados de su música, simplemente una gema de su catálogo que tuvimos el placer de disfrutar. Al término de este temazo, la tripulación se despidió, ausentándose en su totalidad del escenario, por lo que parecía que el vuelo había llegado a su fin, con un aterrizaje por demás forzoso, pero por suerte no fue sino una muy breve escala.

Tan solo un instante después volverían para el continuar el viaje con “Living For The Nighttime”, una canción que desde su nombre ya invita a vivir intensamente la noche, y en esta oportunidad muy acertada porque otra noche como esta, probablemente no habrá. La gente eufórica coreaba el nombre de la banda, y ellos se prendieron dando música a los cánticos, hasta que pararon para seguir con “Stilleto”.

¿Recuerdan la famosa expresión que reza: “lo mejor para el final”?… bueno, parece que TNFO la tiene muy clara y se aseguraron de cumplirlo en este debut en Argentina, porque para el cierre de su show, el cual inició nuevamente en formato “jamming”, el Capítán nos indicó que ya estábamos próximos a aterrizar, pero que nadie se preocupara, que el vuelo no ha terminado aún. Fue así como nos invitó -incluída una “demo”, cortesía de Anna y Åsa- a disfrutar esta última canción con un “trencito”, o “conga” como también se le conoce, a lo que la gente respondió con la mejor onda y no dudó en prenderse a la sugerencia, -sí, me incluyo, no me resistí y me sumé- y ya con el trencito armado marcaron la pista para el aterrizaje con “West Ruth Avenue”, mientras la fiesta estaba en su punto más alto con ese trencito a todo vapor, extendiendo a propósito la canción para que durara más ese pintoresco momento.

No creo necesario agregar mucho más para dar a entender lo espectacular que fue la actuación brindada por THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA en esta primera visita. Una noche para dejar gastadas las zapatillas bailando de felicidad, al ritmo de brillantes canciones que rememoran de una manera tan amena y respetuosa un movimiento como el de AOR, que tuvo en su momento -algunos lo son aún al día de hoy- como principales representantes a bandas como TOTO, REO SPEEDWAGON o JOURNEY.

Una vez más debo destacar el impecable sonido, muestra de que El Teatrito cuando recibe a una banda de este nivel y es operado por un buen ingeniero de audio puede sonar, no solo bien, sino increíble. Uff, casi lo olvido, pero vuelvo a traer a colación mi teoría de que hay distintos tipos de pogo, la cual mencioné en mi reseña del Icarus Music Fest. Un show como este, donde tuvimos “pogos bailables”, aparentemente no solo la sostiene, sino que la valida. A ver ¿se imaginaron una banda hecha por metaleros, del gusto de muchos metaleros, que te pone a bailar como un trompo y te hace prenderte a un trencito? Pues, no solo existe sino que la tuvimos en Buenos Aires el pasado 28 de abril y fue increíble. ¿Te lo perdiste? Roguemos que haya una próxima.

Manuel Herrera
Colaborador en Rocktambulos
En las páginas de un libro o las canciones de un disco me puedo perder, y con suerte volver. Baterista, entusiasta del audio, intento de cronista.
Amante de la música y la buena comida.

©Todas las fotos fueron tomadas por Frank Hernández para Rocktambulos / Todos los derechos reservados

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